Dios usa su Palabra, a personas, y a circunstancias para moldearnos a la semejanza de Cristo. La Palabra de Dios nos proporciona la verdad que tenemos que conocer, el pueblo de Dios nos brinda el apoyo que necesitamos para crecer, y las circunstancias nos traen el entorno que prescindimos para que mostremos la semejanza de Cristo. Si aplicamos la Palabra de Dios, nos relacionamos regularmente con otros creyentes, y aprendemos a confiar en Dios en cada circunstancia, llegaremos a ser más como Jesús, ¡garantizado! “Hay días que me pregunto si lo conseguiré alguna vez”, dirás. La madurez espiritual no es ni instantánea ni automática. Es un desarrollo gradual y progresivo que durará toda la vida. Escucha: “…hasta que todos lleguemos… a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13). Así que, tranquilicémonos; ¡estamos avanzando! “No sé si he elegido la carrera adecuada”, dirás alguna vez. Lo más importante es que, hagas lo que hagas, lo realices a la manera de Cristo. A Dios le importa más tu carácter que tu carrera, porque vas a llevar tu carácter a la eternidad, no tu carrera. Escucha: “No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). Es posible que cada día tengas que hacer una decisión contraria a tu entorno cultural para concentrarte en llegar a ser como Jesús. Mientras tanto, el Espíritu de Dios te va a capacitar para que eso sea un hecho.
Posted on: Thu, 19 Sep 2013 16:29:02 +0000
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