EL RATÓN Y MI DIENTE Los niños estaban en el salón de clases - TopicsExpress



          

EL RATÓN Y MI DIENTE Los niños estaban en el salón de clases esperando que fuera la hora de ir al recreo, ya querían comer y jugar con sus amigos. De repente, sonó la campana y todos salieron al patio. Quique y Cristian salieron juntos y se sentaron en una banca. Cada uno abrió la lonchera que llevaba. - ¡Mi mamá me dio una manzana y no me gustan, ¿quieres que te la regale? -, Cristian preguntó. Quique comenzaba a comer su sándwich de jamón con queso y al ver la manzana tan roja, se le antojo: - Sí, yo me la como. Se ve muy rica, ¡gracias! -. Quique se terminó su sándwich y tomó la manzana que su amigo le regaló, pero al darle la primera mordida: - ¡Ay! -, exclamó tapándose la boca. Cristian, asustado, le preguntó: - ¿Qué te pasó? - Con cara de dolor Quique respondió: - Es que se me movió un diente -. - ¿Cuál? -, su amigo volvió a preguntar. Quique abrió la boca y tocando el diente le dijo: - Éste -. Cristian lo vio y le dijo: - Ya se te va a caer, cuando se caiga lo debes poner debajo de tu almohada para que el ratón te deje dinero -. - ¿Cuál ratón? -, preguntó Quique. - No lo sé, pregúntale a tu mamá -, le contestó Cristian. - Cuando venga por mí lo haré -, dijo Quique. Terminaron de comer y se fueron a jugar con sus amigos. Acabó la hora del recreo y regresaron al salón. Ahí Quique les enseño a sus compañeros el diente que se le movió y les contó cómo había pasado. Un par de horas más tarde, volvió a sonar la campana anunciando la hora de la salida. Quique salió corriendo porque quería ver a su mamá para contarle lo que le había pasado en el recreo y preguntarle del ratón. Al verla, se acercó a la entrada de la escuela para que la Miss Alejandra lo dejara salir. Ya afuera, Quique le contó a su mama cómo le había ido en las clases. Cuando se subieron al auto, dijo: - Mami, hoy en el recreo Cristian me regaló una manzana, pero cuando la mordí se me movió un diente -, después de enseñarle cuál, continuó: - El me dijo que cuando se me caiga lo debo poner debajo de mi almohada para que el ratón me deje dinero -. Ella le respondió: - Así es -. - Lo que no entiendo es lo del ratón -. Su mamá, sonriendo, le preguntó: - ¿Quieres que te explique? -. Emocionado, Quique contestó: - ¡Sí! -. En ese momento llegaron a la casa. Entraron y su mamá le pidió que se subiera a bañar rápido para bajar a comer. - Pero mamá, me dijiste que me ibas a explicar lo del ratón y mi diente -, le dijo Quique enojado. - Sí hijo, te voy a explicar, pero antes quiero que hagas lo que te pedí, porque si no se nos va a hacer muy tarde -, le dijo ella. - Está bien -, triste aceptó. Cuando ambos terminaron de comer y ella lavó los trastes se fueron a la recámara de él. Sentados en la cama, ella le pidió que le enseñara otra vez el diente que se le movió al morder la manzana. Quique abrió la boca y con la lengua lo movió. Su mamá le dijo: - No te muevas así el diente hijo-. - ¿Por qué no, mamá? -, le preguntó. -Porque si lo mueves a cada rato, te va a crecer chueco y tendremos que ir con el dentista para que te lo arregle -. Después de escuchar eso, Quique dejó de moverse el diente. - Mami, ¿por qué cuando se nos cae un diente, lo debemos dejar debajo de la almohada? -, Quique le preguntó a su mamá y ella contestó: - Bueno, como tu amigo Cristian te dijo, es para que se lo lleve el ratón -. - Sí, pero ¿qué tiene que ver el ratón con mis dientes? -, preguntó Quique. - Lo que sucede es que los ratones guardan los dientes que se les caen a los niños - dijo su mamá. Quique, extrañado con lo que escuchó, preguntó: - Y ¿para qué los quieren? -. Ella, abrazando a su hijo, le dijo: - Cuando a ellos se les gastan los suyos, los cambian por los de los niños como tú -. - ¿Cómo va a saber el ratón que a mí se me va a caer el diente? -, preguntó el pequeño. - Muy sencillo, en las casas donde viven niños de tu edad, hay un ratoncito escondido en algún lugar vigilando y esperando el momento en que se les caigan los dientes. Cuando a ti se te caiga ese -, dijo ella señalando su diente y continuó: - debes guardarlo debajo de la almohada para que cuando el ratón salga en la noche, lo encuentre donde tú lo escondiste -. - ¿Ese ratón va a estar aquí hasta que se me caigan todos los dientes? -, él preguntó. – Sí -, ella contestó. - Y, ¿qué va a hacer después? -, indagó Quique. - Se va a ir a otra casa donde haya niños a los que todavía no se les caigan -, le respondió su mamá. - ¡Ah! Oye, Cristian me dijo que los ratones dejan dinero debajo de la almohada después de recoger el diente, ¿sabes por qué? -, volvió a preguntar. - Sí, es una recompensa por el diente que le dejaste -, al ver que su hijo se quedaba pensando en lo que le dijo, continuó: - Es como cuando en las caricaturas dan recompensas cuando alguien encuentra lo que estaba perdido -. - ¡Ya entendí… ¿pero de dónde sacan el dinero? -, Quique preguntó. - De sus ahorros -, como él se quedó callado, ella continuó: - Mira, cuando a las personas se les cae el dinero en la calle y nadie lo levanta, los ratones lo recogen, lo guardan y así es como lo ahorran -. Quique se levantó de la cama y le dijo a su mamá: - Entonces, lo que ahorran se lo dan a los niños cuando se les caen los dientes -. Su mamá se levantó y le contesto: -Sí, pequeño -. Miró la hora en su reloj y dijo: - Hijo, ya es hora de hacer la tarea, ¿está bien? -. Quique asintió con la cabeza y sacó sus cuadernos de la mochila. Al día siguiente, Quique les contó a Cristian y a sus amigos sobre la historia del ratón y los dientes que su mamá le narró. Pasaron varios días y el diente de Quique no se caía. Él ya quería que esto sucediera para ver cuánto dinero le dejaba el ratón, pero sobre todo quería conocerlo. Finalmente llegó ese día tan esperado por Quique. Después de hacer la tarea sintió algo dentro de su boca. Cuando lo sacó, vio que era su diente y se puso feliz porque al día siguiente habría dinero debajo de su almohada. Corriendo fue a la recámara de sus papás para contarles lo que había pasado. Por la noche, su papá entró en la recámara de su hijo para recordarle que dejara el diente donde le dijo su mamá. Apagó la luz y, antes de salir de la recámara, le dijo: -Buenas noches, campeón - y Quique le contestó: - Buenas noches, papá -. No podía dormir de la emoción que tenía al saber que en poco rato conocería a ese ratoncito. Pero como tenía mucho sueño se quedó dormido. Al día siguiente se despertó antes de que su mamá le hablara para ir a la escuela. Levantó su almohada y vio $25.00. Su papá entró en ese momento para despertarlo, pero al ver que su hijo ya se había levantado le preguntó: - Buenos días hijo, ¿el ratón se llevó tu diente? -, Quique le dijo que sí. - ¿Cuánto dinero te dejó? -, volvió a preguntar mientras se acercaba a él. El niño, emocionado, le enseño las monedas que encontró debajo de su almohada. Quique le estaba diciendo a su papá que iba a guardar el dinero porque quería ahorrarlo como el ratón lo hacía, cuando su mamá entró con el desayuno y, mientras lo vestía con el uniforme, le narró todo lo que pasó desde que despertó.
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 02:52:49 +0000

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