EL Secreto de la Hacienda (Parte I) 001086 19 agosto 2013 - TopicsExpress



          

EL Secreto de la Hacienda (Parte I) 001086 19 agosto 2013 Dice una historia salvaterrense que no debe ser contada Que en una vieja hacienda que no debe ser mencionada, Se llevó a cabo un rito el cual no debe ser descrito, Pues son demasiadas las fuerzas que no pueden ser controladas. Sucedió que en dicha hacienda surgida en el siglo XVIII, Un Español visionario, eligió para él, ese, el lugar apropiado, Un valle ahora, antes un gran lago al pie de la montaña, En la ruta de las peregrinaciones de tantos indígenas. - Mirad a estos pobres diablos, famélicos, ignorantes, sin el don de la labranza, mirad como dizque siembran, arrojando la semilla y enterrándola con el pie, dios nos libre de tal barbarie; no cabe duda, merecen ser esclavizados. - Sí mi señor, es más, me pregunto: ¿tendrán alma? - Eso es algo que no podemos saber, manda una misiva a Roma para que algún obispo nos saque de la duda. Un emisario oscuro llegó portador de un conjuro, Se erigió majestuosa la hacienda, gran riqueza la que generaba, Y debajo de las grandes bardas y las amplias explanadas Ciertos secretos fueron ocultados de los ojos curiosos, Y entiende: hay esqueletos que no es bueno sean desenterrados. Un monje conocía el secreto, lo escuchó del Español en confesión, Y de pronto, la desgracia cayó sobre la hacienda, empobreciéndola, Ese Español, vendió la propiedad a la orden religiosa preponderante, “Ellos” dejaron de administrador al monje aquel, fue rica nuevamente. - Así es mi leal compañero, un día heredarás el secreto de esta Hacienda, pero debe ser en el momento adecuado, no antes, no después. - ¿Por qué mi Señor? - Porque ´primero debes impregnarte de la esencia de esta finca para que entiendas como respira. Y siendo rica se vendió la hacienda, Incluyendo peones, secretos, y tierras, Y las paredes callaron para ser testigos. Y las luces en las trojes van y vienen, Y tras las paredes estremecen los ruidos, La noche es la más leal de los cómplices. El nuevo dueño gozó de la riqueza por un tiempo, Y luego el fuego de la desgracia llegó de nuevo, La congregación tomó posesión una vez más, Y el administrador fue un heredero del secreto de la hacienda. Vino de nuevo la prosperidad, el valle es el más fértil, Cesan las luces, no más voces quejándose tras las paredes, Pero cuando hay una maldición enterrada en los cimientos, No podrás escapar, no importarán tus tardíos arrepentimientos. Y vendieron los monjes la hacienda a un incauto aventurero, Él, prisionero de la ambición, esclavo del dinero, se sintió Señor, Disfrutó cada peso sin imaginar la conspiración que venía, Y sintió como en fría prisión su hacienda se convertía. - El anaranjado silo rompe el verde del horizonte, las troneras siempre dispuestas a defender mi riqueza, no puede ser más grande mi prosperidad. - Pero debe ser caritativo no lo olvide. - Claro que no, ustedes los monjes siempre viendo por el bien de su orden, y de paso tener migajas para los pobres. - No es eso, somos pobres por convicción. - Eres joven y por ende ingenuo, tú te sacrificas bebiendo de la lluvia y comiendo frijoles fríos mientras tus superiores beben buen vino y comen de buena ternera. Pero está bien, es parte del juego. Yo tengo el mío. Y mandó traer un sacerdote para liberarse, Arrepentirse y ser salvo antes de enloquecer, En sueños fue advertido que nunca dejaría la hacienda. Un sacerdote franciscano y un acolito fiel, Se acercan desde la capilla de medio valle, Los recibe un monje, nuevo heredero del mórbido secreto. - Síganme, el Señor de la hacienda les espera. - Gracias hermano, espero podamos darle paz a este cristiano, traemos todo lo necesario en nuestro morral y en nuestros corazones, en nombre de Dios se podrá. - Por acá, es que está oculto por vergüenza a su condición… pasen, es por esta puerta, un poco más adelante, miren es ahí. - Pero eso es una pared. - Sí, pero atrás está un cuarto oculto, miren… - el monje mueve algo en la penumbra y la puerta oculta se abre – Pasen hermanos, pasen por favor. - Gracias hermano, te agrades… ¿qué es esto?, qué broma tan… - ¡Nooooo! – el último grito del acólito quedó sellado cuando la puerta se cerró. Sucedió que esa noche murió el triste Señor, Su alma es prisionera desde entonces en la hacienda, Melancólico se asoma a la ventana, se detiene en las puertas, Siempre en el mes de Agosto, el mes en que murió. Ha sido testigo del decaimiento de su propiedad, Más de un siglo ha permanecido sin poder escapar, Y todavía en las noches se escuchan los lamentos, Y se pueden ver las luces en las trojes si son atentos. Ah, el secreto, ese sigue fielmente resguardado, Por el monje heredero, la orden espera el momento, Volver adquirir la hacienda y hacerla próspera de nuevo, En ese instante podrá escapar el alma, su descanso eterno.
Posted on: Wed, 06 Nov 2013 03:28:47 +0000

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