ENRIQUE PEREIRA, SU ULTIMA COLUMNA Este es el último documento - TopicsExpress



          

ENRIQUE PEREIRA, SU ULTIMA COLUMNA Este es el último documento confeccionado por Pereira: Anoche, 10 de mayo de 2009, tras un inesperado encuentro con un viejo pescador, radical, al que lo llaman Don, y nada mas, escribí algunos párrafos, mezclados con un artículo sobre los tatuajes, leído en PERFIL. Se lo remití a muchos radicales, a cientos, tal vez a miles, y parece que a muchos, muchos, les llegó pues, vanidades al margen, contestaron emocionados. Por eso, en homenaje al radical anónimo, al que jamás figuró en una lista ni fue suplente en un Comité, a ese que sigue y sigue, pese a todo, como el viejo pescador, con algunas modificaciones, vaya este Don, en homenaje, precisamente a `don´, el radical, la radical anónimos, firmes, corajudos, que defienden la bandera rojiblanca con el corazón. Y no se borran ni se cambian. Siguen firmes en la trinchera vieja. Ese escrito dice así: Con el mayor respeto y sin discriminación alguna, creo que el tatuaje es una costumbre un tanto bárbara. Mas, me imagina que aquella o aquel que se tatúa algo, si es mayor de edad, está absolutamente seguro de lo que se está haciendo. Se puede borrar pero dicen que es o bien doloroso o bien costoso y que algunos, como las colecciones de Tinelli o de la hermosa Angelina Jolie, son imborrables, pues deberían chamuscarle medio cuerpo. Hoy domingo, en Perfil se publica una interesante nota de Cynthia de Simone, en la que da cuenta que, para alegría de destatuadores un treinta por ciento de quienes se dibujaron una cara en el traste o un logaritmo en el ombligo, han decidido borrarse esa vieja marca, tan usual en los piratas y en algunas arcaicas tribus africanas. Mil razones los obligan, pareciera. No es esa la cuestión.... Ahora bien ¿qué tienen que ver el tatuaje con la afiliación o la militancia en un partido político, que es nada menos que la base esencial e imprescindible de la vida en democracia?. Si no hay partidos políticos hay, invariablemente, tiranía, mas o menos disimulada, pero siempre asesina, ladrona y entreguista. Es razonable y para nada criticable que alguien, militante de un partido, por razones, serias y fundadas, decida cambiarse a otro partido o mandarse a silencio, en su casa, pasando de actor a espectador. No es criticable. Será una pena para los amigos, pero es decisión respetable. Lo que es absurdo, como tatuarse y destatuarse y tatuarse de nuevo para destatuarse y volverse a marcar como ganado, es andar saltando de un partido a otro, ser admirador sucesivo y absoluto generalmente del gobierno de turno y, si a ese gobierno le va para la mona, hacerse el distraído y jurar que nada tiene que ver y comienza, despacito, sin que se note casi, para estar y no estar al mismo tiempo.. O sea que hay gentes que pretenden que ser leales, consecuentes, sinceros militantes de un partido, cualquiera sea, en todos los momentos, en los buenos, en los peores, en los malos, en la gloria o en el desierto, es cosa de zonzos y de idiotas. Puede haber recibido cien honores y un día se despierta con una especie de menstruación ideológica y resuelve erigirse en caudillo/a de otra fuerza, que será, por verdad revelada, salvadora del continente y, en una de esas, del mundo entero. Generalmente tienen nombres pomposos, altisonantes. Desprecia a a sus viejos amigos, que pasan a ser depositarios de todos los males existentes, de cuanta injusticia reina en el país, en América. Se tatuó A; se destatuó, se tatuó B, se destatuó y se volvió a tatuar y se puso C o D....Queda una mancha, seguramente, que se sabe es la superposición de ideologías -que jamás tuvo- pero si de situacionismos, que son lo contrario de la militancia ideológica y principista, razón fundamental de los partidos, y lo mas parecido a la mentira pura y dura. A la mera acomodación egoísta y personal. Es por eso, sugiero que si alguien se afilia a un partido, piense que se está tatuando en la frente, con grandes letras, su pertenencia. Y es casi imposible que se borre, quedan las marcas, por más que disimule, salvo que use vincha, vincha eterna y permanente... Que adscribirse a un partido no es como ser socio de un club de casino de buceo deportivo, sino un camino al sacrificio, quizás al dolor, a la pobreza, muy difícilmente a la gloria. Militar es trabajar gratis por una causa, no por uno y para uno... sino por y para los demás. Eso lo sabemos todos, no lo descubrió este modesto militante. Hay cien tratados, se podría alargar esta carta con citas y mas citas, para demostrar erudición, para fingir intelectualidades. Es muy fácil convertir lo fácil y sencillo, en complicado, fin de mandarse la parte de sabihondo. Por eso, quienes se tatúen como radicales o lo que sea. Háganlo, por favor de una vez y para siempre. Creo que todos, todos estamos hartos de los que creen que esto (la política) es una calesita de la que puede bajarse y subirse cuando a uno le viene en gana. Marea a los que buscan a su referente que era de este y ahora recibe órdenes de un amo muy distinto. Eso es triste, patético y lamentable. Al tránsfuga nadie lo respeta. Se le finge respeto y consideración, si por hábil trepador llega a un puesto alto. Se le tiene miedo, no afecto, y, repito, de respeto: nada de nada. Es despreciado por ser despreciable por definición. Y el tatuaje radical es de los que no se borran. Lo reitero. Quedan marcados para siempre. Los que con orgullo nos quedamos hasta la muerte, los que con displicencia se marchan cuando está feo, gratis o peligrosa la mano, QUEDAMOS BIEN MARCADOS. Los relapsos y los tránsfugas se notan a la legua. Esto me lo comentó, con otras palabras infinitamente mas simples, hoy a la siesta, bajo un sauce, un pescador, sentados en una vieja canoa, a orillas del Paraná. Traté de traducirlo y lo asocié a la manía que ha surgido de quitarse los tatuajes. y ¿Saben? El hombre tiene casi ochenta años, y en el dorso de la mano derecha, tatuada un muy viejo, pero claro y límpido rostro de Hipólito Yrigoyen...¡¡Me corto la mano antes de traicionar a mi Partido!! No sabe, quizás, de Cartas Orgánicas. No sabe, quizás, de ideologías complejas. Pero sabe, por intuición, por haberlo heredado, que ser radical es cosa buena, pero de valientes, de los que rompen pero no se doblan. Muchas gracias, de corazón, se lo dije, ya me emocionó tanto que quise compartirlo. Cuando reaccioné, había pegado tres o cuatro golpes a sus remos, dejándome una sonrisa y un Chau, enfilando al medio del Paraná, a sacar algunos pescados para pasar la diaria.. No será nunca senador, diputado, concejal, ni intendente. Pero siempre, ese mi amigo, afiliado, al que conozco simplemente como Don, ese siempre, siempre ha sido y siempre, siempre, será radical. Es un orgullo conocerlo y estrechar su mano casi destrozada por su dura faena desde hace casi setenta años. ¿No tiene algo de prócer? ¿No tenemos nada que envidiarle a ese correligionario que no tiene sino unos pocos pesos? Estos encuentros hacen bien, son un tónico, como decían nuestras madres, tónicos para el alma. Y es una lección la de esta de modestísimo correligionario que se sienten orgulloso de ser radical. Ignora trapisondas, líos para armar listas, le resbalan las miserias, está en la miseria, sueña con Alem, con Yrigoyen, con don Perette, con el viejo Liberto Berenguer, el que jugaba al ajedrez y se ganaba la vida haciendo escobas, y fue concejal y tipo solidario (1), con el doctor Borgogno (2), que le arreglaba las caries gratis y le hablaba de los viejos tiempos partidarios, o del Colorado Solari (3), que lo sacó una vez de la cana, pues medio tomado, lo golpeó a un amigo, ....Es su mundo. El vino del Diamante, de allá lo trajo don Miguel Parente (4), ¿se acuerda? ¿Se acuerdan, éramos unas criaturas y nos hablaba de guardar la llamita radical. Presidia el Partido y Perón estaba finalizando, sin saberlo, su larga permanencia. Y se quedó aquí, en Paraná, en la isla, su mundo, su mundo de peces y de radicales que se han ido p´al cielo, como dice. Su mundo poblado de fantasmas radicales, que no debemos soplárselos para que no se desvanezcan y siga creyendo en la vieja Causa... Ni siquiera, pues no tiene radio y vive en una de las islas, sabía que había muerto Alfonsín, y lloró, lloró el viejo. Ese era un macho., me dijo, un macho como Don Hipólito.
Posted on: Tue, 19 Nov 2013 01:16:03 +0000

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