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ESPAÑA: 17 DE JULIO DE 2013, BARCELONA Hace un mes y medio, Mauren Ada Ortuya, una chica nigeriana que malvivía en la prostitución murió a manos de un asesino que intrigó a todos los medios comunicación, en el ‘Caso del falso maestro shaolín’. Ada había estado en contacto, en Bilbao, con una iglesia evangélica formada por creyentes también de origen africano. El caso entonces conmocionó a muchos y dejó, con el paso de los días, un interrogante abierto: ¿qué hacen los cristianos evangélicos en España por las prostitutas que hay en sus calles? No hay duda en los evangelios de que Jesús mismo trató con prostitutas y se acercó a ellas, interesado antes en su necesidad de conocer a Dios que en juzgar su incumplimiento de la Ley. Esta comprensión es la que lleva a un reducido grupo de mujeres a salir regularmente por el barrio del Raval, en Barcelona, a encontrarse con mujeres prostituidas, la mayoría de origen extranjero. Situado en el centro histórico de la ciudad, vecinos, policía y clientes saben perfectamente que junto al tráfico de drogas, la prostitución forzada de mujeres africanas es una realidad en estas calles. ‘ZONA ROJA’: ELLAS SALEN, ELLOS ORAN “Normalmente somos 4 ó 5 saliendo a la calle y 2 ó 3 orando en la base”, explica a Protestante Digital el grupo ‘Zona Roja’. En una noche habitual son ellas, las chicas del grupo cristiano, las que salen al encuentro de las mujeres prostituidas, “dejando a los chicos en la base para orar durante el tiempo que estamos fuera… esto es básico para el equipo, sin oración en la base, no salimos”, explican. La meta de ‘Zona Roja’, formado por cristianos evangélicos, es “que [las chicas prostituidas] conozcan a Dios un día”. Un fin que implica “amarlas como Dios nos amó primero”, creen. Si bien es verdad que hay ya hay varias ONGs especializadas en las víctimas de la prostitución, su función es diferente: “el área humanitaria está cubierta por muchas organizaciones pero el área espiritual no lo cubre nadie y nosotras nos encargamos de esa parte”. ¿CÓMO ES UNA SALIDA HABITUAL? Una tarde de Zona Roja empieza con una reunión en el punto de encuentro desde el que van a distribuirse. Empiezan comentando novedades y orando juntos por las horas que hay por delante. Una vez listos, sólo las chicas salen, mientras que los chicos apoyarán espiritualmente en oración desde allí mismo. “En la calle, según el número que somos ese día, planeamos la estrategia. Si somos muchas, nos dividimos en más de un equipo, siempre mínimo dos personas por equipo”. El acercamiento es natural. “Lo primero es que ofrecemos siempre algo de comer y beber; si es invierno, algo calentito, y si es verano, algo fresquito. Esto ayuda también a las relaciones con ellas, a romper el hielo con las nuevas y a saludar a las que conocemos bien”. “Lo siguiente es que nos ofrecemos nosotras, les ofrecemos amistad y las ayudamos a entender que son tan personas como nosotras, que somos iguales, que Dios las ama igual. Cuando las relaciones están más establecidas, actuamos según la necesidad de cada una, lo que va desde conseguirles ropa hasta sacarles de la calle, pasando por ayudarles con sus currículum, por ejemplo”. La conversación, en plena calle, no está especialmente planeada. “Estamos con las chicas el tiempo que sea y cuando acabamos de visitar más o menos a todas, volvemos a la base, apuntamos en un cuaderno las novedades en sus vidas, oramos por ellas y nos vamos a casa”, explica el equipo. EL ACERCAMIENTO A VÍCTIMAS DE TRATA Ninguna de las chicas de la calle en el Raval está ahí libremente, defienden los integrantes de Zona Roja. “Queremos aclarar que cuando hablamos de tráfico humano y estamos en este tema, el término correcto es ‘mujer prostituida’, porque se concluye que ninguna de ellas está en esto por voluntad propia, incluso cuando ellas creen que lo están, son sus circunstancias las que les han llevado a esto, por lo tanto es algo involuntario, y por eso se usa este término”. Pero aún en este contexto tan oscuro, el grupo cree que la tarea es menos complicada de lo que pueda parecer. “En el Raval las cosas son tranquilas, al menos en el horario que vamos. El lugar está lleno de policías, así que de suceder algo, siempre podemos hablar con ellos”. Pero sí surgen barreras a su trabajo. Por ejemplo, “los comentarios que a veces nos hacen los clientes”, pero “los ignoramos”. Puede haber alguna persona bebida o drogada, que se “procura evitar”, pero por lo demás el ambiente “es mucho más tranquilo de lo que uno pensaría la primera vez que va”. Cuando descubren casos especialmente complicados, ‘Zona Roja’ tira de contactos con grupos más especializados, “con organizaciones de ayuda social cristianas y laicas, en todo el país”. Además, el grupo se integra dentro de ‘Esclavitud XXI’, una de las organizaciones evangélicas que lucha contra la trata de mujeres en España. Agradecen formar parte de “una buena red de contactos” en la que apoyarse. “ORAMOS EN LA CALLE CON ALGUNAS DE ELLAS” En todas estas conversaciones, ¿salen conversaciones sobre lo espiritual y sobre Dios? “Ellas son en general muy abiertas con nosotras”, explican desde el equipo. “Solemos primero escucharlas y luego, según Dios nos revela, sacamos temas espirituales o no”. La relación de confianza que se ha construido permite oportunidades muy especiales. “Con algunas de ellas oramos en la calle juntas. Otras nos piden oración para la semana. A veces hemos leído la Biblia juntas”. De hecho, añaden, “nos piden Biblias para tenerlas ellas”. Aún así, hablar de Jesús no debe ser algo forzado. Cuando una chica no está interesada en profundizar en la necesidad espiritual, no pasa nada: “no insistimos, pero siempre tenemos el tema a punto, claro”. LAS IGLESIAS Y LAS CHICAS DE LA CALLE Si la oración y la Biblia son tan relevantes incluso en el ambiente de la prostitución, ¿qué deberían hacer las iglesias para llegar mejor a estos lugares? “Para empezar pensamos que debería cambiar la forma de ver a estas chicas dentro de la iglesia, y simplemente recordar una vez más, quefue el mismo Jesús el que siempre se acercaba a ellas. Por lo tanto, es algo básico del evangelio, llevarlo a quien nadie quiere, porque así lo enseñó Jesús”. Al final, la misión no deja de tener las mismas bases, sea en el ambiente que sea, ven en ‘Zona Roja’. “Creemos que sería bueno recordar que ellas son personas como nosotras” y que por tanto, “la manera de presentar el evangelio es la misma forma en la que lo haces con cualquier otra persona”. Para saber más sobre las actividades de ‘Zona Roja’, puede ver la página en Facebook del grupo, o visitar su perfil en Twitter . Autores: Joel ForsterEditado por: Protestante Digital 2013 Creative Commons
Posted on: Wed, 17 Jul 2013 18:17:16 +0000

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