El 6 de febrero, cuando inauguró el curso lectivo, la presidenta - TopicsExpress



          

El 6 de febrero, cuando inauguró el curso lectivo, la presidenta Laura Chinchilla hizo votos por que el Fondo Nacional de Becas (Fonabe) no le fallara al país este año. La mención no fue gratuita. La controvertida historia del Fondo la justifica a plenitud. La mandataria seguramente recordaba los tres de meses de atraso en el desembolso de la becas del 2006, o la llamada de atención de la Contraloría General de la República en el 2007 por los ¢1.800 millones que el año anterior no llegaron a manos de los beneficiarios. También debió de tener presente la entrega tardía de 10.000 becas en el 2009 por una demora en el traslado de datos del Fonabe al Instituto Mixto de Ayuda Social, así como el inicio del curso lectivo del 2010 con 96.000 becas por asignar, habiendo 100.000 solicitudes en lista de espera. En el 2012, un desacuerdo entre Fonabe y el Banco Nacional privó de la ayuda a 47.000 beneficiarios durante más de seis meses. En el 2013, la institución tuvo un superávit de ¢3.843 millones, pero muchas solicitudes quedaron sin atender. En solo tres meses contados a partir de la inauguración del presente curso lectivo, la preocupación de la presidenta tendría una nueva justificación histórica. En el 2013, Fonabe volvió a fallar. Setenta mil alumnos necesitados de ayuda para adelantar estudios la recibieron a destiempo en mayo. Una larga cadena de trámites y autorizaciones burocráticas explica lo sucedido. El tortuoso camino administrativo existe, pero no tiene valor exculpatorio. Primero, porque en la base de la falla está un atraso de la solicitud mensual de fondos que debe hacer Fonabe y, segundo, porque no hay razones para conformarse con el statu quo cuando tantas veces ha demostrado ser vulnerable. Amparo Pacheco, directora de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (Desaf), afirma que lo sucedido en mayo no tiene por qué repetirse, pues basta con la presentación oportuna de la solicitud de fondos por parte del Fonabe. Pero el atraso de información gestionada por Fonabe no se produjo por primera vez en mayo. La institución ya ha incurrido en tropiezos similares y nada garantiza, en el futuro, una gestión oportuna. Al programa de becas se le atribuye, con razón, una parte del mérito por la reducción de la deserción escolar. La relación del Fonabe con la extensión de la educación pública lo convierte en una institución de valor estratégico. A la par de esa dimensión social, el sistema es fuente de consecuencias dramáticas para los hogares más necesitados. Las necesidades apremiantes de muchos beneficiarios contrastan con la explicación brindada por Julio Esquivel, director ejecutivo del Fondo de Becas, en cuyo criterio la demora fue de pocos días. Por pocos que fueran, son días interminables para familias acostumbradas a vivir con presupuestos restringidos, donde cada peso cuenta, cada día. Hay un marcado contraste, también, en las reacciones frente a las oportunidades para introducir mejoras. La directora de Desaf no considera posible reducir la tramitología porque responde a controles exigidos por ley, pero aceptar esa conceptualización del problema es dar carta de ciudadanía al statu quo. En cambio, el ministro de Educación, Leonardo Garnier, propone reformas. La más sencilla es alterar la frecuencia del trámite, para hacerlo trimestral. Así se reducen las posibilidades de error y se le da tiempo a la administración para cumplir como es debido. También propone una reforma legal para aclarar las potestades y responsabilidades de su despacho, la adopción de la firma digital y la unificación de las bases de datos. Todas son sugerencias lógicas y practicables. Su concreción es, también, urgente, porque el statu quo es inaceptable.
Posted on: Sat, 06 Jul 2013 13:13:34 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015