El 9 de mayo de 1955 Perón envió al Congreso el contrato firmado - TopicsExpress



          

El 9 de mayo de 1955 Perón envió al Congreso el contrato firmado con la Standard Oil de California, para su aprobación. El mismo tenía las características propias de cualquier arreglo con una multinacional. Esto implicaba que se hacían importantísimas concesiones. Se podría sintetizar de este modo: se le concedía en Santa Cruz una extensión de 50.000 km cuadrados, por un plazo de 40 años que podían ser prorrogados por 5 más. La Standard Oil se comprometía a invertir 13 millones de dólares en cuatro años, podía girar libremente al exterior, podía construir pistas de aterrizaje y muelles, las utilidades se repartían por iguales con YPF, y se establecía la extraterritorialidad, el total del volumen era entregado a YPF al precio internacional menos un 5%, cumplido el contrato de concesión las maquinarias e instalaciones quedaban para el Estado Nacional. Las necesidades de la economía argentina por el año 1955 superaban los 12 millones de metros cúbicos de petróleo; YPF sólo producía poco más de 4 millones y la compañías extranjeras radicadas en el país cerca de 785.000 metros cúbicos, por lo que la importación estaba en el orden de los 6 millones 600 mil desde los Estados Unidos y 800.000 desde Rusia. Es decir que SE IMPORTABA MÁS DEL 60% DEL PETRÓLEO. NO SE HABÍA CONSEGUIDO EL AUTOABASTECIMIENTO NI NINGÚN TIPO DE SOBERANÍA EN MATERIA ENERGÉTICA. Pero ésa es una lectura incompleta, ya que la situación se presentaba de ese modo por la IMPORTANTÍSIMA INDUSTRIALIZACIÓN DEL PAÍS CONSEGUIDA POR PERÓN, que demandaba una mayor cantidad de energía. La disponibilidad de dólares era escasa y se destinaba al proceso de sustitución de importaciones. La nacionalización de la economía desmentía cualquier suposición de “entreguismo” por parte de Perón, pero para la oposición la oportunidad de cuestionar al gobierno no podía ser desaprovechada. Así, las críticas se recibieron por izquierda y por derecha. Frondizi, por caso, forjó buena parte de su carrera política fustigando este acuerdo con la Standard Oil, la que, según él “enajena una llave de nuestra política energética, acepta un régimen de bases estratégicas extranjeras y cruza parte del sur del territorio patrio con una ancha franja colonial, cuya sola presencia –si el convenio se sancionara- sería una marca física del vasallaje”. Frondizi, una vez llegado a la presidencia, hizo exactamente lo contrario que le exigía al peronismo. Más aún, lo realizó de manera indiscriminada y sin que el Estado controlara los resortes básicos de la economía. Fue Arturo Illia quien anuló los contratos petroleros de Frondizi. Esta es la verdad histórica, que la honestidad intelectual impone reconocer. Retomando la cuestión, desde la izquierda, el radicalismo y -desde la derecha- los “nacionalistas” cuestionaron el proyecto que fuera enviado al Congreso para su tratamiento y que no pudo ser discutido porque el golpe de estado lo impidió. El contrato era cuestionable, sin dudas. Básicamente porque violaba groseramente el famoso Art. 40 de la gran Constitución de 1949, que, entre otros puntos establecía que “…Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias…” Hubo una gran agitación dentro del peronismo. John William Cooke y otros se oponían terminantemente a aprobarlo, pero una de las cuestiones destacables del peronismo fue su disposición a discutir el tema con total libertad. Incluso Perón, al ver la resistencia que se levantó, solicitó a la California una revisión de los mismos. Todo lo anterior viene a cuento por el caso “Chevrón”, QUE TIENE SIMILITUDES NOTABLES CON EL CASO STANDARD OIL: un momento de escasez de divisas, la necesidad de reservar las mismas para el proceso de sustitución de importaciones y la urgencia por “cerrar” la brecha energética, que impide un mayor grado de crecimiento. También las similitudes se dan por las críticas de la oposición, tanto por derecha como por izquierda, en una actitud de oportunismo tan execrable como aquella que se ejerció contra Perón. Los que me conocen saben que mi apoyo al actual gobierno siempre lo es desde la izquierda. No me gusta nada este acuerdo. Sin embargo, me parece que el error se produce antes y no ahora. Antes, porque no se tomaron las previsiones del caso, no se buscó el autoabastecimiento, se demoraron decisiones (como la estatización de YPF), no se cambió la matriz energética, etc. Por lo demás, carezco de la información suficiente respecto del acuerdo. Ante ello, prefiero esperar a tenerla para dar una opinión definitiva. Por ejemplo ¿Existen hoy otras alternativas? ¿Cuáles? ¿Se trata de una decisión que persistirá en el tiempo o es una medida de excepción? ¿Se producirá transferencia de tecnología? ¿Favorece a la economía global? ¿Se buscará, a partir de ahora, un cambio en la política energética? Muchas preguntas cuyas respuestas desconozco. Está claro, sin embargo, que no me agrada el acuerdo. Ahora; sabemos que el peronismo y el kirchnerismo tienen una buena dosis de pragmatismo, por lo que resulta llamativa la sorpresa de much@s ante esta decisión. Y definitivamente, me parece un despropósito afirmar que se tomó un camino “neoliberal” por este solo hecho. Ello es tan ridículo como calificar a Perón como entreguista por haber celebrado el contrato con la Standard Oil. Seamos prudentes; debatamos sobre la cuestión, pero no caigamos en extremos, en posturas absurdas que solamente servirán para darle pasto a las fieras; que –dicho sea de paso- están allí, como siempre, al acecho…
Posted on: Thu, 18 Jul 2013 15:24:22 +0000

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