El VIAJE Capitulo X -salgo mañana para tu comarca , si me - TopicsExpress



          

El VIAJE Capitulo X -salgo mañana para tu comarca , si me ayudas en las faenas con los burros , no te faltara un trago de vino , un trozo de cecina y una manta al calorcillo de la lumbre- le dijo el arriero - eso está hecho- dijo sin pensar Juan, al que se le encendió la lucecita en el acto, convinieron la hora de la salida mientras comían. Así Juan paso otra noche sin dormir pensando en Dolores, en Don José y sobre todo en los padres y hermanos de Ángeles. Pensando que sería muy duro y vergonzoso aparecer a los casi diez años que llevaba sin dar señales de vida. Pensando en cómo se ganaría el sustento, esta vez honradamente , lo volvería a dejar todo al azar aunque su imaginación se iba a la vega y se veía labrando la tierra, regando los bancales , sudando , y eso le reafirmaba el por primera vez firme propósito de ganar su pan, no visitar las tabernas nada más que los Domingos y fiestas de guardar y mantenerse alejado de naipes y guapas huertanas .Así mucho antes del amanecer el triste cuartucho donde había morado unos años se quedó más vacío si esto era posible . Se marchó en silencio sin despedirse de los vecinos por que debía mucho del alquiler y a algunos les había hurtado a veces algo de comida o picón para la cocinilla. Solo se llevaba un pequeño hatillo con las escasas pertenencias que tenía, con el rosario de Ángeles colgado del cuello , sin mirar atrás, sin pena por que solo dejaba miseria y vicisitudes enfermedad y dolor, se marchó en busca de el arriero y emprendieron la marcha. Tras un par de semanas cargando en algunos sitios descargando en otros y de vez en cuando poniendo alguna herradura a las cansadas acémilas , caminando a el paso de los asnos por veredas polvorientas y durmiendo al raso llegaron a su comarca y desde el paramo donde se divisaba el puente de piedra y la blanca manchita que hacia la venta del caminito, sus piernas comenzaron a temblar, su reseco por las penalidades corazón se encogió y por primera vez desde la muerte de su padre lloró , lloró amargamente, lloró de pena, de arrepentimiento, de alegría, de tristeza, de miedo de esperanza, de vergüenza . -anda bebe un traguito de la bota, aliviará tus penas y pesares qué son muchos- le ofreció el conmovido arriero. -no Don Cosme, ese vino es el causante de mis penas y dolór, no Don Cosme- En las dos semanas que duró el viaje , de forma natural , Juan se había mantenido alejado de naipes, solo bebía agua y era sordo a las lisonjas de las lozanas que habitaban en las ventas, mesones, villas , villorrios, aldeas y pueblos por donde pasaban y pernoctaban. Se despidieron con pena y gran amistad en la aldea de arriba, Don Cosme le dio unas monedillas y le prometió que si necesitaba trabajar no dudara en dejarle un recado en la venta del caminito .El arriero siguió su camino hasta abajo y Juan se quedó en la aldea de arriba . Preguntó por sus tíos a los que apenas nadie conocía por que hacía muchos años lo vendieron todo y marcharon a Venezuela y nadie sabía ya nada. Así que acostumbrado a dormir en el suelo, con un trozo de cecina y los grillos como única compañía se sentó debajo de una encina habiendo pedido permiso antes –como le aconsejó Don Cosme - cerca de una casa habitada por una pareja de ancianos a esperar que pasara el tiempo. A veces pensaba en desandar lo andado. Otras en bajar inmediatamente presentarse en casa de Dolores y que el destino decidiera. Así de esta manera pasaron dos días y una madrugada un invisible resorte le hizo levantarse y dirigirse a la aldea de abajo, no sin antes darle las gracias a la buena y bondadosa mujer que le daba agua y sopas de ajo y le decía suspirando : si a mi hijo no lo hubieran matado en esas guerras para mayor gloria de reyes engrandecimiento de la nación y la cristiandad ahora la dehesa estaría cuidada y llena de marranos… pero mi marido es tan viejo como yo y aunque tierras tenemos nos faltan las fuerzas , si te quedas no te faltara una cama, comida caliente buena conversación y compañía en las largas noches de invierno al calor de nuestras bien surtidas despensa y chimenea. cuántos muertos . cuantas madres desconsoladas ,cuantas viudas , cuantos huérfanos dejan las guerras , cuantas lagrimas, cuántos miembros cercenados, cuantos ojos privados de luz dejan las guerras…
Posted on: Wed, 07 Aug 2013 08:50:28 +0000

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