El café, historia, mitos y rebeliones Existe una bebida que nos reconforta todas las mañanas, nos llena de energía para empezar el día con buen pie. El café forma parte de nuestra rutina, sin él los días se vuelven más pesados y agotadores. Pero, ¿alguna vez te has puesto a pensar de donde viene? Si miras tu taza con detenimiento te darás cuenta que sólo es un líquido negro con agradable aroma, pero para llegar allí, los granos deben pasar por un largo proceso, es ahí donde un pensamiento cruzará tu cabeza: ¿A quién se le ocurrió la idea del café? Alrededor del café existen muchas historias, algunas apócrifas, que pone en tela de juicio el verdadero origen del mismo. No obstante, la información más antigua sobre el uso del café es de las tribus de Etiopia, de donde provienen los primeros cultivos, allí se usaban las bayas para crear una pasta utilizada para dar energía a los guerreros y a los animales. El mito más popular sobre el origen del café cuenta que un criador de cabras al ver que éstas comían unas bayas que les daba vitalidad, decidió probarlas y sintió que su cuerpo se llenaba de fuerza y energía. Al ver su descubrimiento, llevo la planta a un monasterio cercano donde un musulmán cocinó las bayas en agua pero al probarlo desaprobó su sabor y echó la mezcla al fuego, pero un olor lo cautivó, rescató los granos quemados y los pasó por agua, creando la bebida del café. Historias como éstas envuelven a la famosa taza de café, la cual también ha sido la causa de muchas manifestaciones y curiosidades. Antiguamente se creía que esta bebida abría la mente de su consumidor, haciéndolos más críticos e intelectuales, por lo tanto, las cafeterías se convirtieron en los centros de filosofía e intercambio ideológico. La primera revuelta se realizó alrededor de 1511 en La Meca cuando se evalúa si esta negra bebida se ajustaba al Corán, el cual condena cualquier tipo de intoxicación. El cierre de las cafeterías causó un revuelo tan grande que los ciudadanos hicieron presión al gobierno hasta cancelar dicha prohibición. Así mismo, se cuenta que el rey Gustavo III de Suecia bajo la intriga de saber si el café y el té eran una droga cuya ingesta prolongada causaba la muerte, realizó el siguiente experimento: ordenó a un prisionero tomar café y a otro té diariamente, bajo la supervisión de una comisión médica. Finalmente el experimento fue un fracaso, los primeros en morir fueron los médicos, seguidos del Rey y años más tarde fallecieron los prisioneros. La iglesia Católica también tiene un papel importante en la distribución del café. Lo católicos inicialmente lo odiaban, pensando que era una bebida diabólica hasta la llegada del Papa Clemente VIII, quien se aventuró a probar la malévola bebida, pero para su sorpresa, el sabor lo deslumbró, y se vio en la tarea de bendecirlo para que pudiese ser consumido por los fieles. El café también dio de que hablar en Rusia con las penalizaciones otorgadas por el gobierno a los que osaban probar la intelectual bebida, las cuales se dividían en tortura o mutilación. Así mismo, la policía zarista atribuía los ataques de nerviosismo al mítico líquido. Esta persecución duró hasta el siglo XIX. Otra de las grandes anécdotas relacionadas al café es el motín del té en Boston, donde un grupo de colonos americanos llamados “Los Hijos de la Libertad” arrojaron una carga de té británico al mar en forma de protesta al Acta de Té que favorecía a la importación de productos de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Después de este acto de rebeldía, los colonos hicieron un pacto en que sólo bebería café. La próxima vez que sostengas una taza de café, mientras bebes pequeños sorbos, recordarás que entre tus manos tienes años de curiosas historias, donde la vitalidad, la intelectualidad, la prohibición y las rebeliones hicieron de ésta una de las bebidas más famosas del mundo.
Posted on: Sun, 30 Jun 2013 00:04:09 +0000
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