El debate entre los candidatos a diputados nacionales, por UNEN, - TopicsExpress



          

El debate entre los candidatos a diputados nacionales, por UNEN, dejó impresiones y comentarios varios. Es inevitable la compulsa sobre ganadores, porque el debate mismo, desde el cotejo de las diferencias, la establece. Puede decirse que fue un debate políticamente atinado, sin demasiados lujos, claro está, (no nos sobran precisamente jugadores para hacer una selección notable), pero en la orfandad política en la que navegamos, siempre es bienvenido un intercambio público. Módico. Práctico. Leandro Illia, portador de rostro, apellido e ilustre impostura, tuvo un discurso simple, contundente, de esos que retumbaban contra las paredes de los viejos comités. Fue hasta simpático advertir que estaba en un extremo físico y generacional respecto de Martín Lousteau, su opuesto absoluto, parado en el otro wing. Illia, del ´46, y Lousteau, del ´80. Un viejo radical de pura cepa, de los que se rompen antes que doblarse, y un joven pragmático y sin pertenencia política ni ideológica cierta, con esa flexibilidad que le permite ser tanto ministro de economía de Cristina Kirchner como concubino electoral de Elisa Carrió. Símbolo de los tiempos... De ahí, rescato los valores y la templanza de Illia, que podrá no tener demasiada inclinación hacia políticas muy modernas, pero garantiza decencia, conducta y previsibilidad en el recinto. Y eso, créame que no es poco. Martín Lousteau reiteró en varias oportunidades que había colectado experiencia desde su gestión. Uno se pregunta cómo habrá capitalizado la experiencia de haber sido ministro por apenas 5 meses, y cuando la medida más importante que dictó en ese lapso, aquella resolución 125, casi incendia al país en una guerra contra el campo, y casi hace caer al gobierno (por entonces, medianamente) constitucional de Cristina Kirchner. La experiencia de Lousteau es la misma de Eber Ludueña. Entró 5 minutos, metió un gol en contra, cometió un penal innecesario, y encima lo expulsaron. Nada tiene que hacer el ex ministro de Cristina Kirchner en el espacio de la centroizquierda de CABA. Se metió por la ventana de Rodolfo Terragno, el sempiterno joven del radicalismo lobbysta. Terragno, casi con 70 años de edad, sigue creyendo que es esa joven esperanza radical que trae futuro. Así estamos. Ricardo Gil Lavedra no hace buen pie tratando de ser canchero y sobrador. Le falta estaño y le sobra claustro. No tuvo forma de despegarse de la imagen del peor radicalismo. El de la transa artera, el del eterno pacto con el Pj, el del Coti Nosiglia y, el ahora kirchnerista, Leopoldo Moreau. Destiló retórica hueca y no se le cayó un compromiso creíble. Luego de su participación en este debate, probablemente sea hora de entregarle el reloj de oro por su participación en el juicio a las juntas, llamarlo para una nota en los aniversarios, y buscar algún pasaje de CABA que tenga nombre cambiable, para homenajearlo cuando llegue la ocasión. No mucho más. También estuvo Elisa Carrió, pero la verdad es que esta para fiscal de la republica , pero el país reclama planes, proyecto y un radicalismo que se cargue a la patria en el 2015 y recuperar a los mejores, solo así esta argentina es posible.
Posted on: Thu, 01 Aug 2013 11:46:15 +0000

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