El enigmático Dr. Tabaré Vázquez El Dr. Vázquez cultiva un - TopicsExpress



          

El enigmático Dr. Tabaré Vázquez El Dr. Vázquez cultiva un suspenso a lo Agata Christie. Es parte de su estilo. Desde que abandonó la presidencia se mostró primero silencioso, para luego ir lentamente incorporándose al debate público. En ocasiones, con particular estrépito, como fue el caso de aquella reunión con jóvenes estudiantes en que reconoció haber llamado al Presidente Bush de EE.UU. para solicitarle apoyo militar en el caso de que el conflicto con Argentina por las plantas de celulosa llegara a un extremo bélico. Estas actitudes, bien reñidas con el sentimiento de la dirigencia y sobre todo de la masa frentista, le han costado cuestionamientos muy fuertes en los últimos tiempos en que su presencia política se ha ido acentuando en progresión geométrica. Últimamente, el suspenso rodeaba no solo su actitud ante la proclamación sino su posición en el tema de la legalización de marihuana. En junio del año pasado, en Porto Alegre, dijo que el tema era “controversial”, que merecía un “debate profundo” y que “debe ser discutido en los países en el proceso de integración seguido en el Mercosur y la Unasur”. Poco después, en octubre, en Colonia, ante un grupo de estudiantes, insistió en que “no hay que consumir marihuana, simple y llanamente no hay que consumir”. “A la corta o la larga” —explicó— “hace daño”. Y claramente dijo que no hay drogas livianas: “No hay drogas psicotrópicas livianas, todas producen daño. Pero a veces se empieza con una y no alcanza; se pasa a otra y se termina consumiendo dos o tres drogas distintas. Así se termina mal”. Sin pronunciarse categóricamente, todo era congruente con su conocida militancia anti-tabaco, que se concretó en su exitosa campaña restrictiva de su consumo. Ahora sale de la ambigüedad y apoya el proyecto del gobierno. Insiste en la necesidad de un “amplia discusión”, que no se ha dado antes de presentar la iniciativa. También en que el tema es internacional, dimensión tampoco contemplada en la actual posición gubernamental. Por supuesto reconoce que hay que decirle a los jóvenes “que no hay que consumir drogas, que éstas no son necesarias para la vida y que además son altamente riesgosas para la salud”. Desgraciadamente, esto no se está diciendo y hasta se tolera una campaña publicitaria de una sospechosa ONG que predica lo contrario, alabando las virtudes del cannabis. Su apoyo, como se advierte, no es entusiasta, y reclama pasos que no se han dado. Todo indica, entonces, que se trata de una actitud política, fríamente calculada. Ya había contrariado demasiado al gobierno y a la masa frentista con actitudes reñidas con su posición tradicional. Enfrentarse ahora también con la marihuana podía ser un exceso y hasta hacer que peligrara esa candidatura que viene instalando lentamente con su participación en actos de todos los sectores y agrupaciones del Frente Amplio, los cuales, aunque discrepen con él, están resignados a una postulación que, electoralmente, luce como la mejor para preservar un poder que ha pasado a ser el objetivo obsesivo de esta izquierda vaciada de contenido. El Dr. Vázquez, por más que se esfuerce, no podrá explicar jamás la contradicción sustantiva de su campaña contra el tabaco y una ley que legaliza el consumo de marihuana, lo organiza bajo la tutela del Estado y que ha generado ya un clima de permisivismo notorio. Invoca el tema de la salud y bajo ese rubro omite todos los pronunciamientos médicos ya realizados, desde el Sindicato Médico hasta la Sociedad de Psiquiatría, desde las cátedras de neurología hasta las de toxicología. En ese medio científico, no hay dudas: la marihuana es profundamente dañina, peor aún que el tabaco. Los psicólogos que trabajan en organizaciones profesionales que intentan recuperar a quienes han caído en la adicción también son unánimes: darle valor legal a la permisividad frente a las drogas, es “apagar con nafta un incendio”, como dijo uno de ellos gráficamente. Esto es lo más frágil de la actitud del ex Presidente, que siempre se envuelve en su condición de médico para explicar sus posiciones. Desde este ángulo, su voltereta se hace moralmente muy cuestionable. Desnuda un oportunismo político que se hace groseramente evidente. No quiere chocar más con Mujica en momento de definiciones, se saca entonces su publicitada túnica blanca y se lanza a una pirueta gimnástica que nunca podrá explicar.
Posted on: Fri, 09 Aug 2013 18:27:44 +0000

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