El paraíso de Correa, arrasado Publicado el 06/Junio/2013 | - TopicsExpress



          

El paraíso de Correa, arrasado Publicado el 06/Junio/2013 | 08:38 Por: Thalía Flores y Flores [email protected] La gente repite, con asombro, una anécdota atribuida a quien era presidente de la República, en la segunda década del siglo XXI. Cuentan que, dentro y fuera del país, solía decir, con cierta arrogancia: “Es probable que Dios sea brasileño, es evidente que el papa es argentino, pero no cabe duda que el paraíso es ecuatoriano”. El orgullo del mandatario estaba fundamentado. El país que gobernaba, de apenas 283.520 km2, tenía cinco reservas mundiales de la biosfera: Galápagos, Yasuní, Podocarpus, Sumaco y el Macizo del Cajas. Galápagos, laboratorio de la humanidad, tenía fama desde que Charles Darwin fundamentó allí su teoría sobre la evolución de las especies. El Yasuní, que significa tierra sagrada en waorani, fue un refugio del pleistoceno, de la era glacial. Un pedazo del génesis que albergaba, en solo una hectárea, tantas especies vegetales como en toda América del Norte. El Podocarpus con diversos pisos ecológicos y ecosistemas; refugio de animales como el oso de anteojos. El parque Sumaco de excepcional policromía y enorme variedad de aves y vegetales. Y el Macizo del Cajas, de deslumbrante belleza paisajística, inmensos pajonales y sitios como Quimsacocha, manantial de ríos, lagunas y quebradas. Los dirigentes políticos de la época, alardeaban como defensores de la vida, ya en 2008 escribieron una Constitución que dotó de derechos a la naturaleza. La gente respaldó con entusiasmo. Cinco años después cambiaron las leyes para propiciar que lleguen grandes empresa extranjeras, antes proscritas. Políticos, petroleros y mineros pactaron explotar las riquezas bajo el falso dilema de la supremacía del hombre sobre la naturaleza. Contaminar manantiales o exterminar animales y vegetales no fue considerado. La ambición ofuscó su entendimiento. El mundo científico, atormentado por una terrible crisis que asolaba a las naciones ricas, no atinó a frenar la acción depredadora. Todo fue consumado. Estamos en 2050 y Quimsacocha, que nutría sistemas que dotaban de agua a miles de personas, fue explotado. Las empresas no usaron mercurio porque una ley de 2013, lo prohibía, pero emplearon cianuro que envenenó plantas y animales. En la cordillera del Cóndor un inmenso cráter ha dejado la sofisticada maquinaria con la que se sacó oro, cobre y otros minerales. Y el Yasuní, donde científicos de la Universidad de Yale descubrieron, en 2012, la Pestalotiopsis Microspora, una planta que diluía el plástico, hallazgo que nunca fue difundido como noticia extraordinaria, es hoy tierra contaminada. Al explotar el petróleo se echó al aire 410 millones de toneladas de dióxido de carbono; justo lo que la iniciativa Yasuní quería evitar, y los países ricos no apoyaron. Eso sí, la doble moral prosigue. Ahora acusan al Ecuador por depredador. La magnífica infraestructura del país es reconocida por todos, pero el aire está contaminado y las vertientes se han secado. Los turistas ya no vienen. El mundo científico mira al Ecuador con desdén. La inacción colectiva permitió que la supremacía del capital y la codicia arrasaran el paraíso del que se ufanaba, 37 años atrás, el presidente Correa.
Posted on: Thu, 20 Jun 2013 18:28:51 +0000

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