El sol de justicia Hay tiempo y lugar para todo delante de Dios. Él ha ejecutado juicios a lo largo de la historia, pero en esos casos fue para impedir que la humanidad desapareciera. Así ocurrió en el Diluvio, en Sodoma y Gomorra, y en otros casos menores. Sin embargo, lo normal en Dios no es hacer justicia a lo largo de la historia, sino al final de ella. A lo largo de la historia los seres humanos han tenido tiempo para demostrar si desean seguir al Hijo de Dios o si prefieren apenas vivir esa vida pasajera. Oportunidades son dadas a las personas para que se arrepientan, y durante ese tiempo puede hasta parecer que Dios ni siquiera existe. Él deja a todos en plena libertad, sin interferir en la voluntad de cada uno, a pesar de que, si la persona lo desea, actúa por su bien transformándola. Pero al final de la historia, cuando toda la acción maligna de Lucifer haya terminado, entonces vendrá el tiempo de ajuste de cuentas. Todos se levantarán e deberán comparecer delante del Juez. Y cada uno pagará por sus actos, excepto los que se arrepintieron y fueron perdonados sus pecados. Siempre hubo en todos los tiempos, agentes de Dios que advirtieron al pueblo en general. Pero en ciertos momentos esa acción fue más potente, y nosotros conocemos cuáles fueron esos momentos. Fue por ejemplo, la predicación de Noé, la de Moisés en Egipto, la de Jonás en Nínive, la de Elías ante Acab, la de Juan el Bautista (conocido como el segundo Elías, por haber hecho un trabajo de reforma como aquél profeta) preparando la primera venida de Jesús y la acción de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (conocida como el tercer Elías, por hacer un reavivamiento y reforma internos para lanzarse a todo el mundo con el poder del Espíritu Santo) preparando la segunda venida de Jesús. Y, justo antes del regreso de Jesús, comienza el juicio de los impíos, pues el de los justos ya está realizándose desde 1844. Esa es la secuencia lógica. El juicio siempre viene después del acontecimiento de los hechos, y en el ámbito espiritual, después de agotarse las oportunidades de arrepentimiento. Luego, no debemos desesperarnos si aún vemos tanta injusticia hoy en día, pues la justicia que se hace aquí, no pasa de trapos de inmundicia. Tampoco debemos preocuparnos con la injusticia que favorece a la iniquidad, porque en el debido tiempo, el cual ya está muy próximo, la justicia va a pesar mucho sobre los impíos. Por el momento, aún hay oportunidad de arrepentimiento pues aún no es el tiempo de la parte ejecutiva del juicio. En la actualidad aún podemos leer los libros de Moisés, leer sobre los mandamientos y aprender cómo ser ciudadanos del Reino de Dios. Aún es tiempo de abrir la Biblia y de buscar la justicia de Dios y vivirla. Al fin y al cabo, no se pierde nada con eso, solo se gana, en salud, en felicidad y en vida. Es cierto que andar con Dios puede crear algunas restricciones aquí en esta vida, pero quien es fiel nunca queda avergonzado, aun cuando pueda sufrir algunas restricciones por un tiempo, el tiempo en que será probado. Y no hay justificación alguna para aquél que pierda la vida eterna. Prof. Sikberto R. Marks
Posted on: Thu, 27 Jun 2013 11:23:40 +0000
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