El strip-tease del Emperador No es que esté desnudo, es que cada - TopicsExpress



          

El strip-tease del Emperador No es que esté desnudo, es que cada vez lo está más. El viejo cuento del traje nuevo del emperador, tan versionado desde el Infante D. Juan Manuel a Cervantes o Andersen, con el que se caricaturiza en muchas tradiciones el contraste entre la verdad de los inocentes y la interesada mentira de quienes temen al poder por esperar sus beneficios, puede servir de imagen interpretativa para diagnosticar una buena parte de nuestro tiempo. No solo los aduladores se apresuran con sus saludos, antes de que venza cada legislatura, como hacían antaño los pordioseros a la puerta de la iglesia; también los asesores, secretarios, intermediarios de élite, ejecutivos globales y expertos escrutan su perfil ante las cámaras o en la letra negra de las noticias tras estrechar la mano del poder, cuidan que sus consejos no contraríen a quien les puede retirar el encargo, vigilan la talla de su propio tamaño, el gesto de su imagen en el espejo de Narciso que llevan puesto y, con un mohín competitivo, concluyen satisfechos con el balance: “todavía hay clases y estamos donde nos corresponde”. Están cerca del poder pero a distancia del problema en el que se supone son expertos para, de ese modo, no perder la frialdad requerida ante el olor acre y dulzón de la pobreza, ante la brutalidad del desahucio, la indignidad de la estafa o el desamparo de la irregularidad y la enfermedad. Esos personajes encarnan aquella figura que Ortega calificaba de “prototipo del hombre-masa”[1], “hermético y satisfecho dentro de su limitación”[2], marcado por “esa condición de no escuchar […] que […] llega al colmo precisamente en estos hombres parcialmente cualificados. Ellos simbolizan […] el imperio actual de las masas, y su barbarie es la causa más inmediata de la desmoralización europea”[3]. Pero se trata de una forma peculiar de no escuchar. Ortega ya reconoció, mucho antes de la existencia de Internet, la cualidad de “gigantesco hecho” que tenían “los nuevos medios de comunicación […que] han aproximado los pueblos y unificado la vida en el planeta”[4]. Sin duda, así logramos más información, pero –como ya se daba cuenta Ortega– “esa información tan copiosa se compone de datos externos, sin fina perspectiva, entre los cuales se escapa lo más auténticamente real de la realidad”[5]. Nunca ha sido fácil regir o gobernar, pero tampoco es inteligente intentarlo sin escuchar ni buscar la razón en el seno de la crítica, o empecinándose en mantener la imagen frente al espejo del propio círculo. De un artículo de Ricardo SanMartín Arce de la Real Academía de Ciencias Morales y Políticas de España.
Posted on: Tue, 05 Nov 2013 23:41:45 +0000

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