En alguna ocasión les platiqué que por cuestiones del trabajo de - TopicsExpress



          

En alguna ocasión les platiqué que por cuestiones del trabajo de mi esposo, me fui a vivir una larga temporada al sureste, cuando nos regresamos ya habíamos acumulado varios muebles por allá, así que nos convenía más viajar por tierra que pagar el envió de nuestras cosas por avión; entonces mi esposo pidió una camioneta Suburban para regresar… Había dos compañeros del trabajo de mi marido que se enteraron que regresaríamos y le pidieron que si los podría traer, mi esposo los conocía muy poco pero le pareció buena idea ya que se podían turnar para manejar, pues son muchas horas de viaje. El viaje transcurrió normalmente, paramos a comer en Villahermosa, nos tomamos unas cuantas cervezas, menos mi marido que era quién conducía, y yo viajaba en el asiento del copiloto, al lado de él. De repente ellos comenzaron a contar chistes colorados y esto hizo que se abrieran un poco, a esas alturas todavía no pasaba por mi mente cogérmelos, ya que no eran nada guapos. Uno de ellos nos contó que había dejado por allá a una amante muy joven, a quien le gustaba coger varias veces al día y que él le tenía que dar batalla; la forma en que contó la historia me excitó; nos contó que incluso le llevaba amigos de vez en cuando. Mi marido le preguntó que si alguna vez se la habían cogido entre dos machos al mismo tiempo, ese muchacho se puso rojo y me volteo a ver, yo le dije que no se apenara y que nos contara, a pesar de que fue muy respetuoso en su relato, yo puse a volar mi imaginación y esto me prendió. De repente paramos a cargar gasolina y entonces le comenté a mi esposo que estaba empapada y quería verga, él sonrío y me propuso intentar seducir a nuestros dos acompañantes, pero como les dije, la idea no me atraía mucho ya que estaban feítos, pero mi esposo me insistió y yo acepté. Mi marido le pidió a uno de ellos que le ayudara a manejar, así que él se pasó al lado donde yo iba, el muchacho tomó el volante y yo me pasé para atrás; subí los pies al asiento y me hice la dormida. Llevaba un vestido de una sola pieza, corto y delgado. Procuré que se me subiera lo más posible, mientras me hacía la dormida para dejarlo ver mis pantaletas blancas. Mi esposo le preguntó cosas más intimas de su amante y a su compañero le dio pena contarlas, mi esposo insistió diciéndole que yo tenía el sueño muy pesado y no escucharía nada; él se animó más y contó que a ella le gustaba mamarle la verga mientras le sobaba lo huevos y que a él esto le gustaba mucho. El muchacho que iba conduciendo, contó que una vez lo hizo con dos mujeres al mismo tiempo. Mi marido le preguntó que si alguna vez se habían cogido a la esposa de algún amigo, uno de ellos dijo que se había cogido a la esposa de su compadre cuando él subía a la plataforma petrolera, dijo que lo hacía a cada rato. En esos momentos llegamos a una caseta de cobro y yo me levanté y les comenté que tenía mucho sueño. Cuando pasamos la caseta me acomodé en el asiento y le dije al que viajaba junto a mí, en el asiento trasero, que si le molestaba que apoyara mi cabeza en sus piernas ya que no había espacio y dormir sentada era muy incomodo; él dijo que no había ningún problema. Después de una media hora ellos siguieron platicando de sus idas a los Table Dance y de las mujeres que se habían ligado por allá; yo comencé a acomodar mi cabeza de tal forma que su fierro quedó en mi mejilla, sentí su erecta verga; yo estaba enroscada con una mano entre mis piernas, y él no podía ver pero me estaba sobando el clítoris con mis dedos. De repente cuando yo ya estaba muy caliente, volteé mi cara y puse mi boca sobre su erecta verga y comencé a mordisquearla por encima de su pantalón, él se puso muy nervioso pero ni hizo nada para quitarme, subí mi mano y le comencé a sobar la verga sobre el pantalón; lo hice por un buen rato, como 15 minutos, él ya estaba calientísimo, entonces se atrevió a poner su mano sobre mis senos; me los estuvo sobando por encima del vestido. Él estaba callado, ya no participaba de la plática, las piernas le temblaban un poco. En algún momento, él me hizo a un lado la cabeza para bajar poco a poco el zíper de su bragueta, yo entonces metí mi mano y se la estuve chaqueteando por dentro de la trusa. Tenía la verga tan parada como roca. Estuvimos así como 20 minutos. En todo ese tiempo él no se pudo venir, pero estaba tan caliente que incluso se atrevió a sobarme las nalgas, cuando el sentía que mi esposo iba a voltear retiraba su mano rápidamente, yo también estaba muy caliente, me sentía muy mojada y muy puta. Nos detuvimos en otra caseta de cobro y mi esposo le pidió al que iba conmigo que manejara, y el que iba de chofer se pasó para atrás. Ni qué decir, le di el mismo tratamiento, sólo que este no se atrevió a tocarme. Mi esposo les pidió detenerse para ir al baño, mientras tanto ninguno de ellos se atrevió a decir nada, sólo se me quedaban viendo con ojos de lujuria. Mi marido regresó y se sentó atrás conmigo. En el camino él me comenzó a fajar descaradamente, me besaba muy cachondo el cuello y luego la boca, mientras acariciaba mis piernas con una de sus manos y con la otra me tocaba las tetas. El que iba en el lugar del copiloto nos veía descaradamente, y el chofer sólo le quedaba ver por el retrovisor. Me subió el vestido y me metió la mano dentro de la pantaleta y me estuvo dedeando un rato, yo le saqué la verga y me la metí en la boca, ellos iban callados, solo veían el espectáculo. Llegamos a una gasolinería y mi esposo les pidió que nos detuviéramos; entonces les dijo que él manejaría el resto del trayecto. Nuestros dos acompañantes discutían que quién le tocaba irse atrás conmigo, entonces les dijo mi marido que por qué no se iban los dos, yo me senté en medio y como soy bien puta, luego, luego les comencé a sobar las paradas reatas a los dos, y ellos me comenzaron a tocar todo el cuerpo. Me desnudaron y yo les quité los pantalones y la trusa; me incliné para darle una riquísima mamada a uno de ellos; tenía la verga muy cabezona, y yo, súper encantada, le pasaba la lengua alrededor y luego me la metía hasta la garganta, el otro mientras tanto me iba dedeando por el culo y por la vagina; luego de un rato me puse a mamársela al otro. Cuando notaba que ya se vendría, le apretaba la cabezota para que durara un poco más, hasta que ya dejé de hacerlo sufrir y se la mamé hasta que se vino en mi boquita, luego le puse un condón al otro y me monté sobre su garrote quedando frente a él. Le metía la lengua y nos besábamos muy rico, me cogía muy lento para darle tiempo al otro de reponerse, quería sentir esa vergota dentro de mi culo. Luego me volteé, ofreciéndole mi buen par de nalgas al otro, para que me enculara, así no tardó mucho en venirse; entonces le volví a mamar la flácido verga al del fiero cabezón, hasta que se la volví a poner dura. Le puse un condón y también me monté sobre él y me lo cogí muy rico. Yo era la que subía y bajaba del palo encebado, pues yo ponía el ritmo; su cabezona me producía una sensación muy rica, fue cuando tuve mi primer orgasmo. Cómo él todavía no se corría, casi de inmediato volví a tener otro orgasmo, esta vez si duro un buen, cogiéndome antes de venirse. El otro chico, me mamaba las tetas de vez en cuando. Cuando pasábamos las casetas de cobro, nos cubríamos con una manta que llevaba, y una vez pasando, seguíamos cogiendo. Fueron como dos horas seguidas cogiendo y llenándome de verga. Quedé rendida y me dormí un rato, no sé cuánto, pero me despertaron sus manos manoseando de nuevo mi cuerpo. Entonces me los volví a coger hasta tenerlos bien exprimidos. De vez en cuando alguno de ellos nos visita en la casa y vuelvo a coger con ellos recordando ese largo viaje por carretera.
Posted on: Sat, 28 Sep 2013 18:19:09 +0000

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