En los disturbios de Soacha DON JUAN CARLOS, ES LIBRE DE TODA - TopicsExpress



          

En los disturbios de Soacha DON JUAN CARLOS, ES LIBRE DE TODA CULPA. Tengo una visión un poco distante a la de muchas personas que han comentado los desmanes ocurridos el día jueves en el municipio de Soacha. Muchos ahora se están rasgando las vestiduras y hasta han encontrado al presunto responsable: ¡el alcalde! Sin entender, eso sí, que en casos de orden público de esta naturaleza el poder ejecutivo de los entes territoriales pierde un poco su competencia para actuar, ya que el gobierno nacional restringe ciertas libertades administrativas. O, qué se puede decir de la militarización de la República de Colombia según la orden impartida por Juan Manuel Santos, o de las nuevas batidas que el ejército comenzó a hacer a los jovencitos que están por la calle. El domingo posterior a los desmanes en Soacha, se llevaron de la parte céntrica del municipio aproximadamente a treinta y cinco jóvenes que no tienen resuelta su situación militar, no obstante que existen fallos de la Corte Constitucional que ha aclarado que estas batidas no se pueden hacer. Entiendo que muchos soachunos afectados por los disturbios van a decir: "que se los lleven", "ellos fueron los que dañaron a Soacha". Sin embargo, algunos de estos jóvenes comentaron, de regreso a casa, que fue una operación para confrontar las fotografías y videos que la fuerza pública tiene de las trifulcas armadas en Bogotá y Soacha, “pero como yo no estaba en ellas, me dejaron libre”, le han manifestado a sus padres. También entiendo que muchas personas hubiesen querido que el alcalde se ‘entrometiera’ en estas cosas para que la Procuraduría lo destituyera. Para aquellas personas que están juzgando a don Juan Carlos, alcalde de Soacha, quiero hacerles la siguiente precisión. La Policía Nacional de Colombia a través de la Dirección de Seguridad Ciudadana (DISEC), creó los Escuadrones Móviles Antidisturbios (ESMAD) como grupo especial, en ciudades como: Bogotá, Cali, Medellín, Bucaramanga, Barranquilla, Pereira, Pasto, Popayán, Valledupar, Cartagena, Neiva, Villavicencio con el objeto de “brindar apoyo a las unidades policiales ante disturbios ciudadanos y espectáculos públicos que ocasionalmente puedan desembocar en alteraciones del orden público”. En tal sentido, y como quiera que el Presidente de la República es el Jefe Superior de la Policía Nacional, quien ejerce su autoridad por medio del Ministro de Defensa Nacional, entidad a la que está adscrita éste órgano policial desde 1953, y del Director General de la Policía Nacional, nada puede hacer don Juan Carlos que no sea dejar cumplir las órdenes que la Policía traiga y expedir actos que tengan que ver con la restricción de bebidas alcohólicas y horario de toque de queda, como en efecto se produjo mediante el Decreto 168 del 30 de agosto de 2013; situación un poco clara en la Directiva transitoria 0205 de febrero 24 de 1999 de la Policía Nacional. Así las cosas, aunque nada tiene que ver el burgomaestre local con los disturbios acaecido y que sí debió prever el presidente Santos cuando desfiguró el paro agrario, don Juan Carlos se hizo presente en la calle 13 con su guardia de seguridad y evitó que personas inescrupulosas destruyeran locales comerciales y bienes de uso público. Empero, a mi si me afana por buscar responsables de estos hechos. Hace días un dirigente comunal, de la comuna 6, me hacía referencia a la falta de policías en su jurisdicción porque los habían trasladado hacia zonas de conflicto, de allí los permanentes atracos y asaltos a establecimientos comerciales. También he sabido que muchos dignatarios de Juntas Comunales han invertido buena cantidad de dinero para promocionar los teléfonos de su cuadrante mediante afiches, volantes y pasacalles, porque la misión de este cuerpo es la de prevenir la comisión de delitos o contravenciones, garantizando con ello un clima de seguridad y tranquilidad aceptables a la comunidad, según se extrae de la Directiva administrativa transitoria 016 de marzo 11 de 2011 de la Policía Nacional. Sin embargo, la ciudad se encontraba desprotegida, ya que Santos con su Ministro de la Defensa y Director de la Policía pensaron contrarrestar las supuestas filtraciones del senador Jorge Robledo, Piedad Córdoba, Farc y Eln en las justas manifestaciones de los campesinos y algunos bloqueos de carreteras, disponiendo de los agentes de policía de ciertas ciudades como también de las Escuelas de Formación donde cursan estudios para ascenso. Por eso, cuando se llamaba desesperadamente a los celulares de los cuadrantes, no se obtenía respuesta y tampoco se conseguía la asistencia de la policía. Personas residentes en la Autopista llamaban a la Policía al momento que estaban violentando las puertas de un supermercado, y la fuerza pública apareció cuando el hecho de saqueo estaba consumado. No pienso, ni creo como muchos lo están haciendo, que “la intención del gobierno nacional era el permitir estos desmanes y abusos para debilitar las razones de la protesta campesina y generar una animadversión hacia los campesinos que fomentaron el paro en sí”. Pero, cuando miro los videos que se han colgado por internet donde muestran hasta 20 policías corriendo detrás de un menor para darle de puntapiés o con bolillo o porrazos, o de otros agentes motorizados, que en el parque los periodistas en Bogotá lanzaron gases a personas que estaban en contertulio, pareciera que mi apreciación cambiara. Mas, mejor pienso que, faltó inteligencia en los comandantes de la fuerza pública, porque algunos desadaptados o antisociales engañaban a los miembros del Esmad entreteniéndolos en ciertos puntos, que para ellos eran estratégicos, mientras sus compinches destruían cajeros electrónicos y los dejaban vacíos o saqueaban almacenes. Ante esta circunstancia, a nuestro legitimo cuerpo armado le falta capacitación en lo que tiene que ver con ‘leyes’ del conflicto urbano colombiano y dejarse de estudiar tanta experiencia extranjera. Deben entender aquellos instructores que cada enfrentamiento en ciudad, con grupos de personas de condiciones diversas, ha debido enriquecer el conocimiento y mejorar la táctica y estrategia utilizadas, ya que cada uno de ellos estará en condiciones de superar las deficiencias descubiertas. Se recuerda escenas como la protagonizada en una calle del barrio El Nogal, donde un piquete de agentes quedó cual emparedado por unos jovenzuelos que les tiraban piedras, debiendo acudir los motorizados y lanzarles gases lacrimógenos, afectando el ambiente de toda una comunidad que en casa se encontraba descansando. Esto fue el hazmerreír del momento. En otras palabras, la experiencia de la revuelta ocurrida en Soacha, es valiosa para la fuerza pública y ciudadanía y de ella debemos aprender muchas cosas para no copiarla ni aplicarla mecánicamente en un futuro, ya que volverían a suceder los mismos hechos con los mismos desenlaces.
Posted on: Sun, 01 Sep 2013 20:30:20 +0000

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