En los días de lectura no había lugar para autores Argentinos, - TopicsExpress



          

En los días de lectura no había lugar para autores Argentinos, ni latinoamericanos, pasamos de la liviandad de los relatos para jóvenes a textos densos como ¨Ulises¨ de Joyce y ¨Emilio o la educación¨ de J.J. Rousseau, por mencionar dos entre muchos. De la misma manera que mientras yo leía por décima vez un libro de Verne, mi amigo hacía lo propio con uno de Salgari, y así mientras fuera del santuario de lectura Enrique Medina vivía ¨Las Tumbas¨, nosotros nos hundíamos en nuestros universos de ficción. Aranda decía que no hay nada más inverosímil que la realidad y que no hay mayor verdad que una ficción. Creo que a esta altura del relato quedo establecido que en aquel tiempo no fuimos hombres de acción. Volví a lo de los libros porque me parece un tema necesario para contar nuestra historia (que aparentemente sería lo que estoy haciendo) y para explicar porque la biblioteca de la calle Armenia me era ajena, y porque, habiendo leído tanto en mi vida, tuve que comprar y leer libros, y buscar fragmentos en internet para establecer una conexión obvia hasta para lectores neófitos. Pocas veces un autor o un libro nos puso en la misma vereda, mientras yo idolatraba a Proust él lo defenestraba con vehemencia, no pudimos ponernos de acuerdo ni en los santos, para mi Santo Tomas era ¨el santo¨, para mi amigo San Agustín. En lo que si nos pusimos rápidamente de acuerdo fue en los odios compartidos, un par de libros de García Márquez y uno de Isabel Allende nos bastaron para defenestrarlos a ambos y tal vez por culpa de ellos a mí nunca más se me dio por leer un autor de nuestro continente nacido al sur del gran país del norte. Por supuesto que antes de decir no más a la lecturas de estas latitudes, hubo un periodo en que leímos al menos un par de libros de cada autor de los evidentes, en lo que a mí respecta no rescate mucho, Borges se me hizo pretencioso, Sábato adolescente, y si no fuese por tipos como Quiroga o Skármeta podría decir que no leí nada que valiese la pena recordar. Se que afirmar que ¨ en los días de lectura no había lugar para autores Argentinos¨ y relatar luego los libros leídos de escritores de ese origen puede hacer que el lector piense que me contradigo o que soy inconsistente, sin embargo no es así, no es así porque el tiempo que en aquellos años dedicamos a autores como Dostoievski fue mucho más que el que le dedicamos a todos los autores latinoamericanos juntos, entonces decir que no había lugar…, o que leímos casi nada de…, es cierto porque en relación con los cientos de libros leídos un par de decenas no es nada. Porque mientras Funes el memorioso para mi hoy no representa nada, Raskólnikov me persigue en mis sueños, y es por culpa de él que aún hoy tengo las más espantosas pesadillas y una deuda con mi amigo, que creo finalmente estoy pagando. PARTE 14
Posted on: Sat, 29 Jun 2013 01:27:20 +0000

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