Entonces conoció la enfermedad espiritual, como la había conocido un millar de veces antes, el dolor, la pérdida y el abandono universal, la oscuridad de la mente a causa de la desaparición de lo que había sido revelado y luego había dejado de serlo. Pero no quedó vacío. La exultación permanecía aún allí, ya más serena, si bien resplandeciente y luminosa, como si, aunque la gloria había desaparecido, quedara el recuerdo a modo de dulce y solemne promesa. TAYLOR CALDWELL
Posted on: Sun, 24 Nov 2013 04:31:13 +0000
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