Entrevista realizada por Francesca Gargallo a un servidor Víctor - TopicsExpress



          

Entrevista realizada por Francesca Gargallo a un servidor Víctor Carpinteiro es un actor. Es un actor en el sentido más amplio del término: un rapsoda ejecutante comprometido y en contacto con la realidad. Sus propuestas en el escenario y en el Círculo Teatral, el espacio dedicado a la preparación actoral que ha fundado hace una década con Alberto Estrella en la Ciudad de México, tienen el peso y la contundencia de la realidad cotidiana sintetizada. En el espacio de su actuación, la ficción es una metáfora y ésta se devela tan contundente que el público la percibe claramente. “Mientras exista el ser humano con sus contradicciones, virtudes y sentimientos, habremos una infinidad de artistas hablando de la concreta realidad. ¿Por qué de qué más hablar? Habitamos este territorio, este tiempo y enfrentamos estas circunstancias particulares”, sostiene un hombre que cree sinceramente que “el buen teatro te mantiene pensando, a pesar de que el lenguaje estético sea también entretenimiento”. Víctor Carpinteiro, en efecto, experimenta y hace experimentar el instante en que el teatro se convierte en reflexión. Y lo hace en el segundo mismo en que se va consumiendo sobre las tablas. Me dice que “afortunadamente” como actor y como promotor y maestro del Círculo Teatral: - Afortunadamente, me he topado y he recuperado la fuerza de grandes textos, escritos por dramaturgos de todos los tiempos, desde Shakespeare a Víctor Hugo Rascón Banda, a Mario Diament y a Nelly Sachs, y me he encontrado con textos oportunos como Arizona [No Rooster in the Desert] de Kara Hartzler que toca un fenómeno social tan terrible e irresuelto como la migración en circunstancias de desafío a la muerte y el hambre, como la migración de las y los mexicanos y centroamericanos que cruzan a nado un río o a pie un desierto. “Con esos textos recorro la historia del teatro, que es la historia del ser humano. Desde ellos recojo un argumento, establezco un diálogo con el público y devuelvo la vida a los tiempos de manera no repetitiva, sino interpretativa: el teatro nos restituye vicios, conductas, decisiones. Medea vive hoy tanto como Macbeth porque ahí están la traición, el deseo de poder. Viejas de siglos esas obras me enamoran hoy y dan vida al teatro contemporáneo, despiertan la dirección de Martha Luna, la música de Alejandro Castaños y la reflexión de espectadores que buscan soluciones apremiantes a los problemas de violencia y desamparo que enfrentan en sus vidas cotidianas. “Para el próximo día mundial del teatro, el 27 de marzo, Darío Fo ha escrito sobre cómo la Contrarreforma, es decir el Barroco, organizó la persecución de los actores y las obras de teatro, con su “palabra hablada y el gesto apropiado” para penetrar las mentes. Él teme la nueva cacería de brujas que puede desatar un poder intolerante que reduce los escenarios para los actores y les quita el público al que dirigirse. Nosotros, aquí en El Círculo Teatral, al poner en escena Shalom o la misericordia de Babel, de Nelly Sachs, fuimos sacudidos por sus niños de la guerra. Shalom que quiere decir paz empieza con la guerra, cualquier guerra: la circunstancia de la violencia que estalla y repercute sobre la gente más desprotegida. Shalom es cualquier lugar de México que se refleja en Beirut, en Iraq, en Vietnam: las niñas preguntan a su padre por qué ven en los otros un silbato: el niño que la bomba acaba de matar le pidió auxilio al cielo con ese silbato, pero el auxilio no llegó, porque en la guerra no hay misericordia. Víctor Carpinteiro es un actor. Es un actor en el sentido más amplio del término: un rapsoda ejecutante comprometido y en contacto con la realidad. Sus propuestas en el escenario y en el Círculo Teatral, el espacio dedicado a la preparación actoral que ha fundado hace una década con Alberto Estrella en la Ciudad de México, tienen el peso y la contundencia de la realidad cotidiana sintetizada. En el espacio de su actuación, la ficción es una metáfora y ésta se devela tan contundente que el público la percibe claramente. “Mientras exista el ser humano con sus contradicciones, virtudes y sentimientos, habremos una infinidad de artistas hablando de la concreta realidad. ¿Por qué de qué más hablar? Habitamos este territorio, este tiempo y enfrentamos estas circunstancias particulares”, sostiene un hombre que cree sinceramente que “el buen teatro te mantiene pensando, a pesar de que el lenguaje estético sea también entretenimiento”. Víctor Carpinteiro, en efecto, experimenta y hace experimentar el instante en que el teatro se convierte en reflexión. Y lo hace en el segundo mismo en que se va consumiendo sobre las tablas. Me dice que “afortunadamente” como actor y como promotor y maestro del Círculo Teatral: - Afortunadamente, me he topado y he recuperado la fuerza de grandes textos, escritos por dramaturgos de todos los tiempos, desde Shakespeare a Víctor Hugo Rascón Banda, a Mario Diament y a Nelly Sachs, y me he encontrado con textos oportunos como Arizona [No Rooster in the Desert] de Kara Hartzler que toca un fenómeno social tan terrible e irresuelto como la migración en circunstancias de desafío a la muerte y el hambre, como la migración de las y los mexicanos y centroamericanos que cruzan a nado un río o a pie un desierto. “Con esos textos recorro la historia del teatro, que es la historia del ser humano. Desde ellos recojo un argumento, establezco un diálogo con el público y devuelvo la vida a los tiempos de manera no repetitiva, sino interpretativa: el teatro nos restituye vicios, conductas, decisiones. Medea vive hoy tanto como Macbeth porque ahí están la traición, el deseo de poder. Viejas de siglos esas obras me enamoran hoy y dan vida al teatro contemporáneo, despiertan la dirección de Martha Luna, la música de Alejandro Castaños y la reflexión de espectadores que buscan soluciones apremiantes a los problemas de violencia y desamparo que enfrentan en sus vidas cotidianas. “Para el próximo día mundial del teatro, el 27 de marzo, Darío Fo ha escrito sobre cómo la Contrarreforma, es decir el Barroco, organizó la persecución de los actores y las obras de teatro, con su “palabra hablada y el gesto apropiado” para penetrar las mentes. Él teme la nueva cacería de brujas que puede desatar un poder intolerante que reduce los escenarios para los actores y les quita el público al que dirigirse. Nosotros, aquí en El Círculo Teatral, al poner en escena Shalom o la misericordia de Babel, de Nelly Sachs, fuimos sacudidos por sus niños de la guerra. Shalom que quiere decir paz empieza con la guerra, cualquier guerra: la circunstancia de la violencia que estalla y repercute sobre la gente más desprotegida. Shalom es cualquier lugar de México que se refleja en Beirut, en Iraq, en Vietnam: las niñas preguntan a su padre por qué ven en los otros un silbato: el niño que la bomba acaba de matar le pidió auxilio al cielo con ese silbato, pero el auxilio no llegó, porque en la guerra no hay misericordia.
Posted on: Thu, 19 Sep 2013 21:28:48 +0000

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