Es a veces tan paradójico ver la vida pasar, dejar que el tiempo se vaya aún sabiendo que nunca va a volver. Es una mezcla de culpa y resignación. Sientes que vives pero es justamente lo que no estás haciendo. Escucho una voz que me suplica aventura, algo diferente, algo que me despierte los sentidos. Pero todo lo que hago es dejar que el tiempo pase, esperando y esperando. Casualmente no tengo la más mínima idea de qué estoy esperando, pero lo espero. Decido esperar que el momento perfecto llegue. Ese momento va a llegar por sí solo y voy a poder cumplir mis fantasías. Pero mientras más espero ese momento, menos parece llegar. Cada segundo me alimento de fantasías e ilusiones. Imágenes que se reproducen en mi cabeza deseando con todo mi ser una vida apasionada con un sinfín de emociones. Sin embargo no puedo elegir cómo va a ser mi futuro hoy mismo. Todo lo que puedo hacer es decidir cómo va a ser este día. Y no hago más que aplazar la decisión. Y no decidir nada, es también una forma de decidir. Una postergación crónica de lo que mi alma necesita. Hasta intento engañarme y creer que es inevitable. Pero no lo es. Soy consciente de lo que pierdo a diario, por mi propia voluntad. Se con firmeza que estoy dormida y todo lo que hago es soñar. Tengo miedo a despertarme. Es absurdo porque sólo depende de mí vivir. Y no me temo a mí misma. En realidad le temo a la multitud. No quiero perderme con ellos. Veo tantos rostros que parecen perdidos. Ojos vacíos. Siento que todos soñaron como yo alguna vez, pero despertaron y se olvidaron de sus sueños. Se dejaron llevar. ¿Y si me olvido de soñar? Para mí los sueños son una inspiración. Una razón para respirar cada día. Algo que cumplir, algo que alcanzar. Sin sueños el día no tiene sentido. No hay principio ni fin. No hay felicidad ni agonía. Estar vivo y no aspirar a lograr algo es sentarse a esperar que la muerte pase a buscarte. Es la incertidumbre de lo que puede pasar la que te mantiene vivo. Es no tener idea de cómo cumplir ese sueño, pero creer que lo vas a lograr. Para algo existe la esperanza. Creo que el problema con la gente es que se cansan rápidamente de intentar. En cuanto las cosas parecen difíciles deciden abandonar ese camino por otro nuevo. Las más grandes cosas, la más grande recompensa esta justo después del sufrimiento y las lágrimas. A la vuelta de la esquina. El secreto es resistir. Y aunque la corriente sea demasiado fuerte y violenta, hay que agarrarse las manos, y no soltarse nunca.
Posted on: Fri, 26 Jul 2013 17:58:02 +0000