Es el análisis más convincente que he leído en mucho tiempo, este hombre habla el conocimiento de un objeto empírico pero que al situarlo en las dos perspectivas, él y la sociedad que está del otro lado, se nutre de elementos no sólo reales sino altamente intelectuales. Equívocamente comienza como un balance de clases, el crimen lumpen y las instituciones dominantes, pero rápidamente está hablando de una sociedad planetaria, la destrucción de las bases del acuerdo de una civilización, la delincuencia organizada avanza en todas las sociedades, son ya una economía, en ningún caso una patología. Ya no es un drama del tercer mundo, es una forma de organización en torno al excedente, y el modelo más exitoso está en América Latina, donde la institucionalidad fue siempre débil, pero en los Estados industriales ha prosperado, a duras penas lo mantienen a raya combatiéndolo con un instrumento todavía de consenso: “le etat du droit”. Este hombre no habla como un capo, cuanto dice es perturbador, quizás esa es la verdadera razón por que lo retienen, maneja conceptos y definiciones que ya quisiera para sí un sociólogo cualquiera (aprendan los criminologuitos que tenemos), la intuición para evaluar la dinámica de la violencia y el miedo es, digamos, admirable; pero muestra un inusual grado de abstracción en su discurso, es un lenguaje admonitorio, como el de un profeta, ciertamente, y no es sólo ilustración, es conocimiento de las estructuras de poder y convivencia en una cultura. “Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad”, dígame alguien si esta esta no es una constatación superior a lo que cualquier funcionario, burócrata, pudiera hacer desde la legitimidad de su cargo; en realidad la frase es de una limpieza aterradora. No es una proclama de clases, tampoco una queja justiciera, no es una fanfarronada, es un diagnóstico que jamás podría hacerse desde el poder institucional, tampoco las ciencias sociales del “statuo quo” tendrían el ánimo ni estarían en posición de hacerlo. Lo que este hombre está describiendo es una fase de la sociedad posindustrial que se centró exclusivamente en el culto de la ciencia y la tecnología, policíamente sería un capítulo intermedio de Mad Max que no vimos. Miguel Angel Campos Torres · Profesor en Universidad del Zulia (LUZ)
Posted on: Mon, 30 Sep 2013 21:33:09 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015