Es la mitad de la noche marcada por el reloj del castillo Y las - TopicsExpress



          

Es la mitad de la noche marcada por el reloj del castillo Y las lechuzas han despertado el canto del gallo Tu-whit!- Tu-whoo! Y canta de nuevo el gallo, Como soñoliento Sir Leoline, el barón rico comanda, A su mastín chimuela, que Desde su casita bajo la roca, Responde al reloj. Cuatro para los cuartos, y doce para la hora Siempre dispuesta, al brillo y baño Dieciséis pequeños aullidos no muy sonoros Algunos dicen, ve a mi dama cubrirse. Es la noche fría y obscura. La noche es fría pero no obscura La nube delgada y gris se expande en lo alto Cubre pero no esconde el cielo La luna está cubierta y llena: Pero aún así se ve pequeña y aburrida La noche es fría, la nube gris: “Es un mes antes de Mayo, Y la primavera va llegando” La dulce dama, Christabel A quien su padre ama tanto Qué la lleva a estar en el bosque tan tarde, A una gran distancia a la puerta de su castillo? Tuvo sueños toda la noche pasada De su amado caballero; Y ella en el medio del bosque rezará Por el bien de su amado que se encuentra lejos. Se movió en secreto y silencio, Su respiración agitada era suave. Eran verdes en el roble, El musgo y el raro muérdago Ella se arrodilla bajo el gran roble Y en silencio hace una plegaria La dama se levantó de pronto ¡La dulce dama, Christabel! Gimió tan cerca, tan cerca como se podía Pero ¿qué es lo que no podía pronunciar? Del otro lado parece estar Al lado del enorme y frondoso roble La noche es fría, el bosque desnudo; ¿Es el viento que gime desolado? No hay suficiente viento en el aire Para mover el rizo De la mejilla de la adorable dama, No hay viento suficiente para arrastrar La hoja roja, la última en su clan Que danza tan seguido como puede Colgando tan ligera y elevándose tan alto, En la rama que mira hacia el cielo ¡Silencio, corazón agitado de Christabel! ¡Jesús, María, Protéjanla bien! Cruzó los brazos bajo su capa Y se movió al otro lado del roble ¿Qué ve ahí? Ahí mira a una brillante damisela Vestida en una capa de seda blanca Esa sombra que en la luz de la luna brillaba: Con el cuello pálido sobre la capa blanca. Su magnífico cuello y brazos desnudos; Sus pies descalzos y de venas azules: Y brillando salvaje aquí y allá. Las gemas bordadas en su cabello. Creo que fue temible ver ahí Una dama vestida tan deliciosamente ¡De belleza excedente! ¡Madre María, sálvame ahora! “¿Y quién eres tú?” Dijo Christabel La extraña dama emitió respuesta En una voz cálida y dulce “Ten piedad de mi terrible desgracia, Apenas puedo hablar por la fatiga: ¡Toma mi mano y no temas! “Cómo es que estás aquí?” Dijo Christabel Y la dama con la voz era cálida y dulce Dio su respuesta “Mi padre es de linaje noble, Y mi nombre es Geraldine: Cinco guerreros me secuestraron la mañana de ayer, A mi, una dama inocente. Ahogaron mis lamentos con temible fuerza Y me ataron a un caballo blanco. El caballo era tan rápido como el viento Y cabalgaron furiosamente atrás. Con toda la fuerza de sus espuelas, sus corceles eran blancos; Y una vez que cruzaron la sombra de la noche Tan segura como que el cielo me salvará, No tengo idea de qué hombres serán Tampoco sé que tan lejos estoy (Pues he sido engañada) Desde que uno, el más alto de los cinco Me tomó del lomo del caballo. Yo, una pobre mujer apenas viva. Algunos murmuraron palabras: Me puso bajo el roble Y juraron que regresarían pronto A dónde fueron, no puedo decir Aunque escuché después de unos minutos, Las campanas de un castillo. Toma mi mano- terminó- Y ayuda a una pobre dama a huír. Entonces Christabel tomó su mano, Y consoló a la pobre Geraldine: Bueno, brillante dama, pide entonces Por el serivio de Sir Leoline Y con gusto él mandará A nuestros caballeros y amigos Para protegerte y llevarte Hasta el hogar de tu noble padre Se levantó y con pasos Lentos y seguros Las graciosas estrellas la dama bendijo Y entonces habló la dulce Christabel “Todos nuestros sirvientes descansan, El salón está tan silencioso como una celda. Sir Leoline está debil de salud Y no debemos despertarlo, Pero nos moveremos en silencio Y pido tu cortesía Esta noche para compartir el lecho conmigo” Cruzaron el bosque y Christabel Tomó la llave que cabía bien En una pequeña cerradura en la puerta que abrió; En mitad de la puerta había hierro forjado Ilustrando a un ejercito que marchaba en batalla La dama se hundió al parecer de dolor Y Christabel con fuerza Levantó su peso fatigado Sobre la entrada de la puerta. Entonces la dama se levantó de nuevo Y se movió como si no hubiera dolor Tan libre de peligro, tan libre de miedo. Cruzaron la entrada, alegres estaban Y Christabel lloró devotamente; “¡Alabemos a la virgen tan divina que te ha rescatado de la agonía!” “¡Claro, claro!” Dijo Geraldine “Pero no puedo hablar por la fatiga” Tan libres de peligro, tan libres de miedo Cruzaron la entrada, alegres estaban. Fuera de su casita, la vieja perra mastín Dormía bajo la fría luz de luna. La vieja perra no despertó Pero rugió y gimió enojada ¿Y qué pudo notar la mastín? Nunca hasta ahora había llorado Bajo el ojo de Christabel. Tal vez es el chillido de un pichón: ¿Pues qué puede enojar a la mastín? Pasaron el salón, con ecos quietos, “Pasa tan ligeramente como puedas” La leña acabada, la leña moría. Sobre su lecho de ceniza blanca Pero cuando la dama pasó Se encendió una lengua de luz, un hilo de fuego Y Christabel miró a los ojos de la dama Y nada más pudo ver Fuera del ornamento del alto escudo de Sir Leoline, Que colgaba en un nicho viejo en la pared “Oh, camina despacio” dijo Christabel- “Mi padre muy pocas veces duerme bien” Dulce Christabel, sus pies caminando desnudos Y celosa del callado viento. Caminaron sigilosas de escalón en escalón En poca luz, y en obscuridad Pasan el cuarto del Barón ¡Quietas como la muerte, con respiración sofocada! Y llegan a la puerta de la habitación Geraldine presionando Los mosaicos del piso del dormitorio. La luna brilla opaca en el aire Y ni un claro entra aquí Pero pueden ver aún sin luz La recamara adornada tan curiosamente Adornada con figuras extrañas y dulces. Todas hechas con el cerebro de un artesano La lámpara con cadena de plata Atada al pie de un ángel. La lámpara plateada encendida, muerta y opaca Pero la lámpara de Christabel se moverá Movió la lámpara y la iluminó más Y la dejó columpiándose aquí y allá Mientras Geraldine, en fatiga infortunada Se hundía en el suelo. “Oh cansada dama, Geraldine, Te pido, ¡bebe este vino cordial! Es un vino de virtuosos poderes; Que mi madre hizo de flores salvajes” “¿Y tu madre me tendrá piedad? ¿A mí, una dama desconocida?” Christabel contestó “¡Lamento ser sólo yo! Ella murió a la hora que nací He escuchado al monje de pelo gris decir Que debe escuchar la campana del castillo Marcar las doce el día de mi boda ¡Oh madre querida, que te encontrabas aquí! “Yo sé” dijo Geraldine “Que estará” Pero pronto con voz alterada dijo ella “¡Fuera, madre que deambula! ¡Pico y pino! Tengo poder para huir de tu oferta.” ¡Ay! ¿Qué aflige a la pobre Geraldine? ¿Por qué mira con ojos sin respuesta? ¿Puede percibir a los fantasmas? ¿Y por qué con voz hueca llora? “¡Fuera, mujer, fuera! esta hora es mía Aunque tú, su espíritu guardián seas, ¡Fuera, mujer, fuera! es mía.” A continuación, Christabel se arrodilló al lado de la dama, Y elevo al cielo sus ojos tan azules “¡Ay! dijo “Este horrible viaje Querida dama! ¡Le ha hecho perder la cabeza!” La dama se secó de la frente el sudor Y débilmente dijo ”¡Ha terminado!” Bebió una vez más el vino de flores silvestres Sus grandes ojos, trampa brillante y luminosa Y desde el suelo, sobre el cual se hundió, La noble dama se levantó: Era hermoso verla, Como una dama de un lugar lejano Y por lo tanto la dama noble habló “Todos ellos, que viven en el cielo, Te aman, ¡Divina Christabel! Tú los amas, y por su bien, Y por el bien que haré Incluso yo, en mis posibilidades intentaré, Hermosa doncella, hacerte bien Pero ahora desvístete, porque yo Debo orar, antes de dormir.” “¡Que así sea!” Dijo Christabel Y como la dama pidió, hizo. Sus miembros suaves desnudó Y se acostó en su hermosura. Pero a través de su cerebro, de penas y alegrías, Muchos pensamientos se movieron de aquí para allá, ¡Que vanos fueron sus párpados para cerrar! Así que a mitad de su ensueño de la cama se levantó, Y con el codo se enderezó Para ver a la señora Geraldine. Bajo la lámpara se inclinó, Y poco a poco fijó los ojos en todo; Luego, en un respiro agitado Como si se hubiera estremecido, El cíngulo por debajo de su pecho: Su túnica de seda, y sus interiores, Cayeron a sus pies, y completa a la vista, Mirad! su pecho y la mitad de su figura Una vista de ensueño, secreto! ¡Oh protégela! ¡Protege a la dulce Christabel! Sin embargo, Geraldine, ni habla ni se mueve: ¡Ah! ¡Qué mirada afligida! Dentro de ella se parece estar a mitad de camino Para levantar enferma algo de peso , Y mira a de la doncella buscando detener el tiempo Entonces, de repente, como un desafiada, Se refugia en el desprecio y el orgullo, ¡Y se acuesta al lado de la doncella! - Y en sus brazos tomó a la dama, ¡Ah, y al día! Y con voz baja y mirada triste Estas palabras dijo: “En el toque de este pecho hay un hechizo, ¿Quién es el amo de tu expresión, Christabel! Tú sabes que por la noche, y tú sabes que mañana, Esta marca de mi vergüenza, este sello de mi dolor; Pero en vano peleas Pues esto sólo es Tu poder de declarar, Que en el bosque oscuro Tú oíste un gemido, Y encontraste una señora brillante, excedente de belleza: Y decidiste traerla a casa contigo, en el amor y en la caridad, Para protegerla y cubrirla del aire húmedo. Era un espectáculo hermoso para ver La dama Christabel, cuando Estaba orando en el viejo roble. En medio de las sombras dentadas De ramas con musgo y sin hojas, Arrodillada en el claro de luna, Para hacer su gentiles votos; Sus esbeltas palmas presionadas juntas, Agitando a veces el pecho; Su rostro resignado a la felicidad o angustia de Su rostro, oh, bello pero no pálido, Y los dos ojos azules más brillantes que claros. Cada uno a punto de llorar. Con los ojos abiertos (ah, ay de mí!) Dormidos, y soñando con miedo, Temible sueño, sin embargo, yo sé, Que soñar que solo es- ¡Oh, la tristeza y la vergüenza! ¿Puede ser ella, La señora, que se arrodilló ante el viejo roble? ¡Y he aquí! el obrero de estos daños, Que mantiene a la doncella en sus brazos, Parece dormir quieto y moderado Como una madre con su hijo. Una estrella ha puesto, una estrella se ha levantado, ¡Oh Geraldine! ya que sus brazos Han sido la prisión de la bella dama. ¡Oh Geraldine! una hora fue tuya- ¡Hágase tu voluntad! Por lagos y arroyos, Los pájaros nocturnos esa hora se quedaron quietos Pero ahora están jubilosos de nuevo, Desde los acantilados y las torres, ¡Tu-whoo! ¡Tu-whoo! ¡Tu-whoo! ¡Tu-whoo! ¡De la madera y árbol! ¡Y vean! La señorita Christabel Se compone al salir de su trance; Sus miembros se relajan, su rostro Se entristece y suaviza, las capas finas y suaves Cercanas a sus ojos; y ella llora ¡Grandes lágrimas que dejan a sus pestañas brillantes! Al mismo tiempo que parece sonreír ¡Como los niños en una luz repentina! Sí, ella ¿Acaso sonríe y llora? Como una ermitaña joven Bella en los bosques, Que, orando siempre, ora en el sueño. Y, si se mueve inquiera, Tal vez, no es más que la sangre gratuita Regresa el hormigueo en los pies. Sin duda, tiene una visión dulce. ¿Qué pasa si su espíritu guardián estuviera, ¿Y si ella sabía que su madre se encuentra cerca? Pero esto se sabe, en las alegrías y penas, Que los santos serán de ayuda si los hombres llaman: Pues cielo azul se inclina ante todo. Cada campanada, dice el barón, Nos lleva a un mundo de muerte. Estas palabras las dijo Sir Leoline primero Cuando se levantó y encontró a su mujer muerta: Estas palabras Sir Leoline dirá Cada mañana hasta el día de su muerte! Y por lo tanto, la costumbre y ley comenzó Que aún en la madrugada del sacristán, Que debidamente tira de la pesada campana, Cuentas cuarenta y cinco y debe rezar Entre cada grande, un toque de advertencia, Que ni un alma puede negarse a escuchar De Bratha Head a Wyndermere. Bracy el bardo dijo, “¡Déjen que lo toque!” ¡Y dejen que el sacristán soñoliento Cuente poco a poco como pueda! No hay ninguna falta, yo supongo Además de llenar el espacio entre ellos. Entre Langdale Pike y la guarida de la bruja, Y Dungeon Ghyll, tan vilmente ocupada Con cuerdas de roca y las campanas de aire Tres pecaminosos fantasmas sacristanes son reprimidos, Y todos dan la espalda, unos tras otros La nota de muerte a su hermano vivo; Y a menudo también, por el toque de ofendido, Al igual que su uno! dos! tres! ha terminado, El diablo se burla del triste cuento Con un repique alegre de Borrowdale. El aire está quieto! través de la niebla y las nubes El alegre repique viene sonando fuerte; Y Geraldine sacude su miedo, Y se eleva ligeramente de la cama; Se pone su vestimenta de seda blanca, Y arregla su pelo de forma encantadora, Y no dudando de su hechizo Despierta a la dama Christabel. “¿Acaso está dormida, dulce Christabel? Confío en que ha descansado bien.” Y Christabel se despertó y espió A la misma que se acostó a su lado ¡O mejor dicho, a la misma que ella Levantó bajo el viejo roble! No, ¡más bella todavía! ¡y aún más bella! Ella en un ensueño borracho y profundo ¡De todas las bendiciones de sueño! Y mientras ella hablaba, su mirada, su aire, Tal agradecimiento declaraba Que (al menos eso parecía) sus ceñidos interiores Crecieron bajo sus pechos agitados. “¡Seguro que he pecado!” Christabel dijo, “Ahora el cielo sea alabado si todo es así!” Y en voz baja y entrecortada, pero dulce, ¿Acaso saludó a la noble dama Con tal perplejidad en la mente Con sueños tan reales para dejar atrás? Así que rápidamente se levantó y vistió rápidamente Sus miembros de mujer, y agitada rezó Que Él, que en la cruz gimió Pueda lavar sus pecados desconocidos, Ella entonces llevó a la bella Geraldine Para conocer a su padre, Sir Leoline. La doncella hermosa y la dama Caminan con ritmo hacia el salón Y pasaron a través de pajes y sirvientes Para entrar en la habitación del Barón El barón se levantó, y al mismo tiempo que presionaba A su dulce hija contra su pecho, Con curiosidad alegre en los ojos Espía a la señorita Geraldina, Y dio la bienvenida a la señorita ¡Tan bella y brillante! Pero cuando se enteró de historia de la dama, Y cuando le dijo el nombre de su padre, ¿Por qué Sir Leoline palideció cual cera, Murmurando el nombre otra vez, ¿Lord Roland de Vaux de Tryermaine? ¡Ay! habían sido amigos en la juventud; Pero las lenguas murmurantes pueden envenenar a la verdad; Y la vida de la constancia vive en reinos altos; Y la vida es espinosa, y la juventud es vana; Y llena ira contra quien amamos Obrando como la locura en el cerebro. Y así por casualidad, como divina, Con Roland y Sir Leoline. Cada uno habló palabras enormes de desprecio E insultó a su más querido hermano: Se separaron, ¡para nunca reunirse de nuevo! Pero nunca ninguno encontró a otro Para liberar el hueco doloroso de su corazón- Se quedaron al margen, las cicatrices permanecieron, Al igual que los acantilados que habían sido partido en dos; Un mar triste ahora fluía entre ellos. Que ni el calor, ni frío, ni el trueno, suponían unir Las marcas de lo que una vez había sido. Sir Leoline, perdido en sus pensamientos, Se quedó mirando el rostro de la doncella: Y el joven Señor de Tryermaine Regresó a su corazón de nuevo. Oh entonces el barón olvidó su edad, Su noble corazón hinchado por la rabia; Juró por las heridas en el costado de Jesus Que proclamaría por todas partes, Con triunfo y la heráldica solemne, Que ellos, que tanto habían perjudicado a la dama ¡Serían tachados como infames! “Y si se atreven a negar la misma, Mi heraldo designará a la semana, Y dejar a los traidores buscar La justicia de mi corte, que en el acto Puede desalojar sus almas reptiles ¡De los cuerpos y las formas de hombres! Él habló: su ojo relampagueando Pues la dama fue capturada sin piedad; y reparó ¡En la hermosa dama, hija de su amigo! Y ahora las lágrimas corrían en su rostro, Y cariñosamente en sus brazos tomó A la bella Geraldine que correspondió el abrazo, Prolongándolo con la mirada alegre. Cuando miró, una visión cayó En el alma de Christabel, ¡La visión del miedo, el tacto y el dolor! Se redujo y se estremeció, y vio de nuevo- (Ah, ¡ay de mí! ¿Qué era para ti, gentil dama? con tales vistas para mirar) Una vez más vio ese seno viejo Volvió a sentir el frío pecho, Y tomó aire en un silbido: Donde quiera que el caballero volteó salvaje Y nada vio, fuera de su dulce doncella Con los ojos en alto, como rezando. El tacto, la vista, habían fallecido, Y en su lugar la visión bendita, Que la consolaba después de descansar, Mientras que en los brazos de la dama yacía, Había puesto una herida en el pecho, en sus labios y sus ojos ¡Propagaba sus sonrisas como la luz! Con nueva sorpresa, “¿Qué le pasa a mi hija amada? El Baron preguntó -Su hija apenas dió respuesta “Todo estará bien!” Yo supongo, no tenía poder de decir Alguna otra cosa: tan fuerte era el hechizo. Sin embargo, que haya visto a Geraldine, La había considerado divina. Esta pena con tal gracia se mezclaba, Como si temiera que había ofendido a la Dulce Christabel, ¡esa dama gentil! Y con un tono tan bajo pidió Que pudiera ser enviada sin demora A su hogar en la mansión de su padre. “¡No! ¡No, por mi alma! ” dijo Leoline. “¡Hey! Bracy el bardo, el cargo será tuyo! Ve tú, con una música dulce y fuerte, Y toma dos caballos con arreos de orgullo, Y toma a los jóvenes que quieras Para llevar el arpa, y aprender las canciones, Y a vosotros, vestir solemnes, Y sobre las montañas cabalguen con prisa Para que ningún errante Pueda detenerlo, a usted en el camino del valle. “Y cuando él haya cruzado la inundación Irthing, Mi alegre bardo! continúa, continúa Hasta Knorren Moor, a través de Halegarth Wood Y llega pronto al buen castillo Que se encuentra cerca de Escocia “Bracy bardo! Bracy bardo! sus caballos son de la flota, Es necesario viajar hasta la sala, su música es tan dulce, Más alta que los galopes de caballos Y en voz alta llama al Señor Roland, y dile “Tu hija está a salvo en Langdale Hall! Tu hermosa hija está a salvo y libre, Sir Leoline te da la bienvenida a través de mí. La oferta es que llegues sin demora Con todo tu arsenal numeroso; Y lleva a casa a tu encantadora hija: Y él te encontrará en el camino Con todo su arsenal numeroso Blanco con la espuma agitada de su boca ¡Y, por mi honor! Voy a decir, ¡Que yo me arrepiento del día en que hablé palabras de desprecio feroz Para Roland de Vaux de Tryermaine! - - Pues ya que esa mala hora ha volado, Y muchos veranos han brillado; Y Sin embargo, nunca encontré a un amigo nuevo Igual que Roland de Vaux de Tryermaine. La señora cayó y juntó las rodillas, Su cara en alto, sus ojos llorando Y Bracy respondió con voz entrecortada, Su gracia a todos les otorgaba; “Tus palabras, padre de Christabel, Son más dulces que el sonido del arpa; Sin embargo, podría yo obtener un beneficio de ti, Este día mi viaje no debe ser, ¡Qué raro que un sueño ha venido a mí; Que me había inclinado con música a todo volumen ¡Advertida por una visión en mi descanso! En mi sueño vi que la paloma, Ese pájaro gentil, Sir Leoline! Vi lo mismo, Aleteando, y profiriendo terribles gemidos, Entre las hierbas verdes en el bosque solo. Cuando la vi y cuando me enteré, Me preguntaba qué podría hacer ahí el pájaro; Pues nada cerca podía ver Salvo el pasto y las hierbas bajo el árbol viejo. Y en mi sueño me pareció que fui Para descubrir lo que podría haber encontrado; ¿Y qué molestaría a esta dulce paloma? ¿Que lo estaba revoloteando en el suelo? Me fui y miré, y podía notar Que no había motivo para su grito angustioso; Pero sin embargo, por el bien de su querida señora de Me agaché, pienso, para la paloma tomar, ¡Cuando he aquí! Vi una serpiente de color verde brillante Enrollada alrededor de sus alas y el cuello. Verde como la hierba sobre la que se arrastraba Muy cerca de la cabeza de la paloma se agachó; Y con la paloma entonces agitada, Hinchando su cuello como el de ella. Me desperté, era la medianoche, El reloj se hizo eco en la torre; Pero, aunque mi sueño se había ido, Este sueño no pasaría- ¡Parece que vivirá en mis ojos! Y de allí prometí que el día de hoy Con la canción de la música fuerte y santa Pasearemos por el bosque desnudas, Y no perder el tiempo profano. Por lo tanto, dijo Bracy: el barón, al mismo tiempo, Escuchaba a medias y lo escuchó con una sonrisa; Luego se volvió a Lady Geraldine, Sus ojos se componían de curiosidad y amor; Y dijo con un acento bien cortés, ‘Dulce doncella, hermosa paloma del Señor Roland, Con los brazos más fuertes que el arpa o una canción, ¡Por tu padre yo herirá la serpiente! La besó en la frente mientras hablaba, Y Geraldine, la doncella sabioa Bajaba sus ojos grandes y brillantes, Con la mejilla sonrojada en una fina cortesía Le dio vuelta de Sir Leoline; Suavemente recogiendo su cuerpo Su brazo derecho cayó de nuevo; Y cruzó los brazos sobre el pecho, Y recostó la cabeza sobre su pecho, ¡Mirando con recelo a Christabel- ¡Jesús, María, protéjanla bien! El ojo pequeño de la serpiente parpadea aburrido y tímido, Y los ojos de la dama, se redujeron en su cabeza Cada uno se redujo como el de la serpiente, Y con un poco de malicia, y más de temor, ¡En Christabel se fijaban con recelo! - ¡En un momento la vista había huido! Sin embargo, Christabel en trance vertiginoso Tropezó en el terreno inestable Y Se estremeció en voz alta, con un silbido; Geraldine otra vez se dio la vuelta, Y como algo que buscaba alivio, Llena de asombro y llena de dolor Puso los ojos grandes y brillantes Violentamente en Sir Leoline. La dama, ¡ay! sus pensamientos se han ido, Ella no ve, nada fuera de algo La dama carente de la astucia y el pecado, No sé como, en temible sabiduría Tan profundamente briaga Esa mirada, esos pequeños ojos de serpiente , Todos sus rasgos se habían resignado A esta imagen única en su mente: Y pasivamente imitó ¡Esa mirada de odio sordo y traidor! Y así se puso de pie, en trance vertiginoso, Aún imaginando que mirar con recelo Con simpatía forzada inconsciente Completa antes de que su padre la viera Tanto como se podían hacer Los ojos tan inocentes y azules! Y cuando el trance terminó, la dama Se detuvo un rato, y oró Y después, cayendo a los pies del barón, “¡Por el alma de mi madre lo suplico Que debes mandar lejos a esa mujer!” Ella dijo: y más que no podía decir; Por lo que sabía que no podía decir, Dominada por el poderoso hechizo. ¿Por qué es tan pálida y salvaje su mejilla Sir Leoline? Tu única hija Está a tus pies, tu alegría, tu orgullo. Tan bella, tan inocente, tan suave; ¡Igual que tu difunta mujer! Oh por los dolores de su querida madre Piensa que no le haces mal Para ella, por ti, y no por otra, Rezaba en el momento en el que murió Oró para que el bebé por el que ella murió ¡Podría resultar la alegría de su querido señor, y el orgullo! Que la oración en sus últimos momentos Sir Leoline! En el corazón del barón y el cerebro Si los pensamientos, como estos, tenían alguna voz Sólo aumentaron su rabia y dolor, Y no pudieron más que confundirlo Su corazón estaba hundido por el dolor y la rabia, Sus mejillas se estremecieron, sus ojos eran salvajes, Deshonrado en su vejez; Deshonrado por su única hija, Y toda su hospitalidad Para la hija de su amigo insultado Por más que los celos de la mujer Presentaron así a un final vergonzoso Giró los ojos con severidad Hacia el bardo Y dijo en tono brusco, austero- “¿Por qué, Bracy! ¿Pierdes el tiempo aquí? ¡Ya te mandé ahí! ” El bardo obedeció; Y volviéndose a su propia dulce doncella, El caballero de edad, Sir Leoline, Guió a la señorita Geraldine Una niña pequeña, un elfo ágil, Cantando, bailando para sí mismo, Una cosa de hadas con rojas mejillas redondas, Que siempre encuentra, y nunca busca Hace tal visión Como se llenan los ojos de un padre con la luz; Y los placeres fluyen tan densos y rápidos A través de su corazón, que al fin Debe expresar el exceso de las necesidades de su amor Con palabras de amargura no intencionadas Tal vez esta belleza podrá forzar juntos Pensamientos de modo muy distintos unos a otros; A murmurar y burlar un encanto roto, Para perder el tiempo con el mal que no hace daño. Tal vez es demasiado tierna y bonita En cada palabra salvaje se siente Un retroceso dulce del amor y la compasión. ¿Y qué, si en un mundo de pecado (¡O la tristeza y la vergüenza de que esto es verdad!) Vértiginosos como el corazón y el cerebro Rara vez tratan de salvar de la ira y el dolor, Así que habla, ya que es lo más fácil.
Posted on: Mon, 01 Jul 2013 07:01:49 +0000

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