Esa noche veló el Señor. (Éxodo 12,42) Finalmente había llegado la hora. Los israelitas habían clamado a Dios en Egipto y el Señor les había enviado a Moisés para enfrentar al faraón y alentar al pueblo. Ahora, en la primera Pascua, Dios vigilaba sobre su pueblo, comprobando que sucediera todo lo que él había dispuesto. A medida que los hebreos obedecieron al Señor y esperaron durante la noche para ver lo que iba a hacer, Dios actuó poderosamente, tal como lo había prometido, y movió a los egipcios a dejar libre a su pueblo. Al próximo día, los hijos de Abraham partieron hacia la tierra prometida cantando con el corazón lleno de alegría porque Dios se había acordado de ellos y les había demostrado su amor inquebrantable. Cada año, el pueblo judío conmemora esa noche de la Pascua como culminación del cumplimiento de la alianza con Dios, y lo hacen recordando el hecho de que Dios hizo vigilia sobre ellos hace tanto tiempo y confiándose nuevamente a su protección. ¿Qué significa todo esto para nosotros hoy? Significa que Dios ha cumplido sus planes a cabalidad para salvar al género humano y formarse un pueblo fiel, que cumpla sus mandamientos y sea una luz para las naciones en medio de la oscuridad del mundo. Y todo esto lo ha logrado por medio de Jesucristo, nuestro Señor. Por eso nos pide que estemos atentos a su presencia durante el día; dediquemos tiempo a confiarle nuestros problemas y nuestros deseos y seamos dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo, para que crezcamos en la capacidad de escuchar su voz y seguir sus pasos. En Cristo tenemos todo lo que necesitamos para llevar una vida recta, alegre y productiva. Cuando nos mantenemos atentos en la oración y seguimos sus inspiraciones, Jesús se hace presente en nuestra realidad, y ya no tenemos que resolver los problemas de la vida con nuestros propios medios. Con él, la vida cobra sentido y nosotros somos capaces de ver y apreciar su voluntad. Esto es lo más importante que podemos hacer en la vida: ser fieles a Cristo y hacer lo que sea necesario para ayudar a nuestros seres queridos a seguir el camino del cielo. “Gracias, Padre celestial, porque siempre has vigilado en favor de tu pueblo; por tu gracia, ayúdanos a mantenernos fieles a ti durante toda la vida, para que así puedas protegernos y llevarnos a casa.”
Posted on: Sat, 20 Jul 2013 13:47:53 +0000
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