Este es el Capítulo nº2 del de la historia o cuento que comenzó - TopicsExpress



          

Este es el Capítulo nº2 del de la historia o cuento que comenzó a relatarle la semana pasada, favor de comentar si es que no le agrada el género así tratare de poner otro un poco más realista... CAPITULO 2 SARA La noche comenzaba a parecerle eterna, muy larga, no quería dormirse, no quería hacerlo, si lo hacia otra vez vendrían esos sueños, ya casi eran las tres de la mañana, el cansancio la vencía, los parpados le pesaban, se sentó al borde de la cama y pensó por un instante si la llamaba, era la única con quien podía hablar, la única que la podía escuchar y aconsejar, su única amiga. Después de pensarlo un instante decidió tomar el teléfono y hacerlo, necesitaba hablarle, necesitaba que la tranquilizara, que le dijera que todo estaba bien, que los sueños no significan nada, que nada malo le sucedería… -¿Hola quien habla?-La voz en el teléfono sonó como si fuera un sonido gutural, cansada. -¡Maira soy yo, Sara!-Contestó. -¡Sara!-exclamo sorprendida ¡Que pasa, porque llamas a esta hora, son más de las dos de la mañana! -¡Ya lo sé, es que necesito hablar con alguien, no sé qué hacer no quiero dormirme, no quiero volver a tener otra vez esos sueños! Maira pensó “otra vez esos sueños” pero no dijo nada al respecto. -¿Y no pudiste esperar hasta mañana para llamarme, o acaso no piensas que yo también necesito descansar?-Pregunto algo fastidiada. -¡Perdóname, es que no sabía a quién mas recurrir, no quería molestarte, lo siento…! -No, no es ninguna molestia-Dijo como para serenarla un poco. -¡Es que ya no puedo mas del cansacio y necesitaba hablar con alguien, sé que si me duermo ahora volveré a soñar con él y no quiero…! -¡Ojala yo pudiera soñar un chico todas las noches!-¿sabes qué? ¡Te envidio amiga! –Respondió Maira como para cortar un poco la tensión que notaba en la voz de su amiga. -¿Pero quién es él, porque está en mis sueños todas las noches? ¡Hace más de una semana que sucede, y ya no quiero tenerlos, ya no los quiero! -Bueno tranquilízate un poco, hagamos algo…voy temprano a tu casa a pasar el día contigo y ahí charlamos ¿te parece?-Dijo Maira como para tranquilizarla. -¿Y no podemos hacerlo ahora?-Pregunto Sara. -¡Ayer fue un día pesado para mi, estuve ayudando a mi mamá todo el día y realmente estoy muy cansada! ¿Puedes esperar hasta mañana, por favor, di que si, puedes…? -¿Seguro que vendrás?-Preguntó nuevamente Sara. -¡Claro tonta, claro que iré! ¡Mañana es nuestro último día de vacaciones y acuérdate que me prometiste que iríamos al otro lado del lago, Y ahora trata de dormir un poco porque o si no mañana te pasaras todo el día en la cama durmiendo en vez de disfrutar juntas un día maravilloso!- ¿Nos vemos mañana si? -Está bien, nos vemos mañana….- Corto el teléfono, apagó el interruptor de la luz y se dispuso a esperar, a que el cansancio la venciera, trató de no pensar más en ese chico, pero las imágenes rondaban su cabeza, había llamado a su amiga por temor, porque esos sueños que tenían le daban algo de miedo, ella más que nadie sabía lo que era el miedo pues toda su vida estaba signada por la desgracia. Nunca conoció a su padre pues la había abandonado cuando aún era una bebe, y su madre había fallecido en un accidente en unos de sus viaje de investigación, por lo cual tuvo que quedar al cuidado de su abuela cuando apenas tenía dos años, era la única familia que le quedaba. Su niñez no fue fácil, siempre estuvo sola, alejada de los otros chicos que veían en ella a una chica muy rara, con la única que solía hablar de algún tema era con su abuela, hasta que conoció a Maira hace dos años y forjaron entre ellas una hermosa amistad. Para los demás seguía siendo “la rara”, “la come libros” y muchos otros calificativos que para otro podían ser agresivos y dolientes pero para ella ya eran naturales y normales a la vez. Ya no creía en el amor, sabía que en ese lugar no había nadie para ella, jamás un chico la miraría, tampoco ella los miraba ya que no quería perder el tiempo ilusionándose en vano; Pero ahora en sus sueños él la tomaba de la mano y la abrazaba todas las noches y a pesar del temor que tenía se sentía amada, protegida y esa parte de su sueño le encantaba. El cansancio era cada vez mayor, poco a poco sus parpados se fueron cerrando y se quedo dormida… Sus manos rozaron las de él y sonrió, lo estaba esperando, lo había esperado tanto y repentinamente allí estaba, parado junto ella frente a esa puerta gigantesca, que parecía infranqueable, solo estaban allí contemplándola como esperando que algo sucediera, podía sentir hasta su respiración, quería estar con él, sí, realmente lo quería. Todo estaba en calma, parecía como si en ese lugar no existiera el tiempo ni el espacio, y de golpe, así de la nada comenzó todo, primero como un leve murmullo y después….los murmullos fueron en aumento, el ruido era cada vez más ensordecedor, él la abrazaba con fuerza como queriendo protegerla, la puerta comenzó a abrirse lentamente pero no podía distinguir nada todo era muy difuso y lo rodeaba esa luz que al solo mirarla hacían arder los ojos. Trato de levantar la vista un poco mas como para poder identificar algo de lo que tenia frente a ella pero no pudo, el dolor era muy intenso, insoportable, y entonces escuchó la voz…esa voz le resultaba conocida, ya la había escuchado antes, la llamaba por su nombre y le sonaba como muy familiar. Él la sujetaba fuertemente y no dejaba de acariciarla como calmándola parecía como si de ese momento dependieran sus propias vidas, y la voz cada vez más insistente la llamaba… -¡Sara, Sara, despierta!-Su abuela estaba parada junto a la cama, tratando de despertarla,-¡Ha venido unas de tus amigas a visitarte, vamos levántate, no querrás que piense que eres una dormilona!-Dijo la abuela dándole unas palmaditas. -¡Perdón abuela, creo que me quedé dormida!-Respondió sin entender todavía mucho de la situación. -¡Parece que otra vez nos dormimos un poco tarde!- ¡Bueno, ahora levántate, desayunas algo y puedes disfrutar el día con tu amiga! -¿Maira ya está aquí?, ¡¡Porque no me lo dijiste antes ¡-dijo dando un pequeño salto en la cama. -¡Es lo que he venido a decirte!-Dijo la abuela algo indignada. -¡Lo siento abuela, no debí hablarte así, no sé qué me pasa!-¿Puedes perdonarme, sí? -¡Mi niña!-Respondió la abuela dándole un abrazo. -¿Puedes decirle a Maira que enseguida bajo? -¡Claro no te preocupes, ya le aviso!-dijo la abuela mientras cerraba la puerta de la habitación. Se quedo unos segundo en la cama, meditando sobre lo que le había pasado, luego se levantó, caminó despacio hasta el baño lentamente abrió el grifo del agua empapó sus manos en ella pero al lavarse la cara sintió un leve ardor, se miró al espejo y se quedo pasmada, tenía algo debajo de los parpados era como si algo la hubiese quemado, la marca era muy tenue pero estaba ahí, y entonces lo recordó… ¿Qué está sucediendo, acaso no era solo un sueño?,¿ Por qué tenía esa marca de quemadura?¿entonces realmente estuvo allí con él?¿Quien era él?, todas las preguntas no tenían respuestas, sabía que no las tenían. Trato de calmarse, no quería que la abuela se preocupara por ella, ya bastante tenía con sus problemas de salud y no necesitaba otro más, pensó. Terminó de arreglarse y bajo al encuentro de Maira que la estaba esperándola en el comedor junto a la abuela. -¡Hola dormilona!-dijo ésta al verla. -Hola-Respondió con una voz temblorosa. Maira se acerco hasta donde estaba su amiga como para darle un beso en la mejilla, había notado algo raro en ella, algo no estaba bien y de manera disimulada le susurró en el oído. -¿A ti te pasa algo?-Pregunto en un tono muy bajo como para que la abuela no se diera cuenta. -Después hablamos –Murmuró Sara. -¿No quieres desayunar con nosotras?-Le pregunto la abuela señalándole una silla que estaba junto a ella. -¡Bueno, está bien, pero solo un café, nada mas pues ya he comido algo en casa!-Agrego Maira. -¿Y hacia donde piensan ir?-Pregunto nuevamente la abuela mirando a Sara. -Pensaba llevar a Maira a conocer el otro extremo del lago, la parte sur que todavía no conoce-Dijo Apresuradamente y tratando de evitar que su abuela se diera cuenta de algo o que pudiera observar la débil marca en su rostro. -¡Bien!-Dijo la abuela -¡Pero tengan mucho cuidado en esa zona abundan las serpientes!-Les dijo algo preocupada. -¡Gracias por el consejo abuela!-Respondió Maira al ver que Sara trataba de evitar el mirar de frente a su abuela. Sara tomo un sorbo de su café y se levanto presurosa. -Nos tenemos que ir –dijo tomando del hombro a su amiga. -¡Pero no has comido nada!-le dijo su abuela. -Llevare algo en la mochila para comer más tarde –Dijo yéndose a la heladera para tomar algunas frutas-Y no nos espere para almorzar pues compraremos algo de camino y nos quedaremos todo el día en el lago-Dijo dando la espalda a su abuela como evitándola. -Entonces iré a visitar a mi amiga Karen, hace mucho que no la veo, aprovecharé el momento-dijo la abuela. -¡Si, me parece perfecto!, ¡Qué te diviertas abuela, adiós!-y tomando de brazo a Maira salió precipitadamente hacia el frente de la casa. -¿Qué te sucede?-Pregunto Maira. -¡Podemos irnos por favor, ya te contare cuando lleguemos al lago!-Respondió mirando hacia la puerta al ver la figura de su abuela que asomaba en ella. -¡No me moveré hasta que me digas que te pasa!-Amenazó Maira. -¡Por favor, vámonos, la abuela puede darse cuenta de algo!-Dijo murmurando a su amiga en un tono muy nervioso. -¡Esta bien!-Dijo Maira levantando la mano como para saludar y sonriendo para que la abuela no se diera cuenta de que algo extraño sucedía.- ¡Pero cuando lleguemos al lago me lo cuentas todo! -¡Sí, sí, te lo juro, pero ahora vámonos!-Respondió Sara caminado apresuradamente hacia el garaje para sacar su bicicleta. Anduvieron todo el camino que iba hacia el lago sin decir ambas una sola palabra, Sara se detuvo un instante en un pequeño autoservicio que tenía el lugar para comprar algunas papas fritas, unas latas de conservas, golosinas y un par de botella de jugos como para pasar el día. Luego continuaron sin intercambiar ninguna palabra, el silencio era tal que se oía hasta el más leve ruido del viento entre las copas de los arboles... Llegaron, dejaron sus bicicletas al costado de un frondoso árbol y debajo de él Sara extendió un gran mantel, acomodaron todas las cosas que tenían en sus mochilas y se sentaron una al lado de la otra, todo esto lo hicieron en el más absoluto silencio como si fueran dos desconocidas que no tenían nada en común y que jamás se habían visto. Se miraron ambas y se quedaron así por un par de segundos, como esperando que la otra diera el primer paso, el sol le daba a pleno en sus rostros pero eso no les importaba seguían allí hasta que por fin, después de un buen rato Maira se decidió a preguntar. -¿Me puede contar ahora que pasa?-dijo mirando fijamente a Sara. -¡No se…Creerás que estoy loca!-Dijo bajando la mirada para no confrontar a su amiga. -¡Oye, oye, somos amigas, sabes que puedes confiar en mí, jamás diría que estás loca por mas incoherente que sea lo que tienes que decirme!-Respondió Maira levantando levemente con su mano la barbilla de su amiga. -¡Es que no sé por dónde empezar, no sé qué creer, no sé qué me pasa!-¡Todo es tan confuso en los últimos días!- -¡Tranquilízate!-Le dijo nuevamente al ver el rostro de su amiga con los ojos casi en lagrimas.- ¡Si en verdad quieres contármelo puedes hacerlo, y veremos que hacer juntas, para eso están las amigas, para ayudarse unas a otras! -¡Gracias por estar, aquí, realmente no se qué sería de mi vida si no te hubiera conocido! –Dijo abrazándola fuertemente y lanzando un fuerte suspiro. -¡He, tranquilízate!-¡Si me sigues abrazando así me vas a asfixiar! -¡Perdóname! -¿Me lo vas a contar sí o no?-Preguntó Maira de una manera algo impaciente. Sara comenzó a hablar lentamente, tratando de contar a su amiga hasta el mas mínimo detalle de su sueño, ya habían hablado de él en otras ocasiones pero de manera más general, pero esta vez trataba de que nada se le escapara, quería que su amiga supiera que le pasaba, quería que alguien pudiera comprenderla y quien mejor que Maira. A medidas que Sara relataba la historia, el rostro de Maira iba cambiando, hasta quedar totalmente estupefacta, no podía creer en lo que su amiga le estaba diciendo pero allí estaba la evidencia en su rostro, muy tenue ciertamente, pero estaba. Sabía que Sara no era una chica de inventar cosas, siempre fue muy centrada, la había elegido como amiga apenas llegó al pueblo, porque era como ella, una chica sencilla además de ser una persona de mente brillante que no le importaba la ropa ni los lujos algo que a ella le sobraba, ya que su padre era dueño de una gran cantidad de campos en la zona, pero que nunca le gustó ostentar. Sara era más que una amiga, era como la hermana que nunca tuvo y la quería por eso, pero ahora esa chica estaba ahí, contándole todas esas cosas que a lo mejor si venían de otra persona pensaría que eran alucinaciones, pura fantasías, o un invento, pero de ella no, ella no era así…”¿Sera verdad?”Pensó por un instante, no sabía que pensar, trataba de imaginarse todas las situaciones que Sara iba nombrando y por un momento eso la superó… -¿Crees que me este volviendo loca?-Le pregunto Sara después de contarle todo. -¡No sé qué decirte!-Respondió Maira-¿Le has contado a alguien de todo esto? -¡Noo, a nadie más que a ti, no quiero que nadie más lo sepa, ni siquiera la abuela Sofía! -¿Pero porque?-Dijo Maira-¡Deberías hablar con ella! -¡No!-Dijo Sara mirando fijamente a su amiga-¡No quiero que nadie más se entere, prométemelo, prométemelo que no se lo dirás a nadie más, y menos a la abuela! -¡Te lo prometo, pero lo que me acabas de contar me asusta mucho…! -¡A mí también, Maira, a mi también…! Las dos amigas se quedaron un buen rato sentadas sin decir nada, como tratando de digerir cada una las palabras que se habían dicho en esa conversación tan extensa y luego de estar así por más de diez minutos decidieron ir a conocer el lugar y tratando de no hablar más del tema. Pasaron todo el día en el lago y al caer la tarde decidieron que ya era hora de regresar, había que dormir temprano, al otro día comenzaban las clases y el día que pasaron juntas había sido agotador. -Pasaré por ti temprano, en el auto con mamá para llevarte con nosotros al instituto-Dijo Maira al despedirse de su amiga. -Te estaré esperando –respondió Sara y dándole un beso en la mejilla se despidió de ella. La miró alejarse en su bicicleta y pensó que era la persona más afortunada por haberla encontrado, realmente sentía que gracias a ella su vida había sido un poco más sencilla en los últimos dos años Entró a la casa, fue directamente al baño, se miro al espejo y observó que la marca de quemadura había desaparecido como si nunca hubiera estado ahí, se tranquilizó un poco y bajó a la sala para estar un rato con su abuela antes de irse a dormir, se sentó al lado de ella, la acarició y le dio un beso en la mejilla, estaba agradecida con esa mujer que la había criado como si fuera su propia hija, y siempre que podía trataba de demostrársela. La noche había llegado, Afuera el tiempo parecía descomponerse, “mañana será un día lluvioso” pensó,”que bueno poder volver al instituto”, por fin llegaba el día. Se despidió de la abuela y subió a su habitación, afuera los ruidos de truenos hacían presagiar una noche tormentosa, se acostó en la cama y su imagen volvió a su mente, sabía que él llegaría nuevamente en sus sueños y esta vez decidió dormirse pronto para esperarlo… Fin del capítulo 2
Posted on: Sun, 21 Jul 2013 02:39:15 +0000

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