Este escrito de Michael Bright me conmovió sobre la repercusión que tienen las palabras que decimos y nos dicen en nuestras vidas: Mis palabras fueron duras y apresuradas, fueron dichas sin pensar, y vi el dolor y la angustia, que causaron al punzar. Esas mordaces palabras pronunciadas, me hicieron pensar en el pasado, y en las tantas veces que lo enunciado produciría dolor perdurable. Entonces pensé en todos aquellos, a quienes había herido con lo dicho por mí, a tantos que desalenté y afligí, por no pensar primero lo que iba a decir. Luego contemplé mi propia vida, pensé en las palabras hirientes que había oído, y en los momentos en que me desanimé, debido a una palabra aguda y cruel. Ahora recuerdo claramente, todas las cosas que debí haber hecho, pero debido a una palabra de desaliento nunca las comencé. Señor, que mis palabras sean regalos, envueltos con cuidado con un lazo encima, que pueda ofrecerlos libremente a mi paso, cada día de mi vida.
Posted on: Fri, 06 Sep 2013 01:44:03 +0000
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