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Esto debe ser lectura obligatoria para todo el mundo… La doctrina Monroe y las intervenciones de EEUU en América Latina No se trata de un olvido o amnesia, sino la consecuencia natural de los cambios profundos logrados en muchos de nuestros países, donde Gobiernos y pueblos se han dedicado a la construcción de sus sociedades y economías tomando sus destinos en sus propias manos, abriendo un hermoso camino presente hacia el futuro de sus familias, hijos y nietos. Este trajín de edificar el futuro no era para anclarse en recordar un pasado ignominioso de las imposiciones del imperialismo norteño. Pero he aquí que el exabrupto de John Kerry, secretario del Departamento de Estado de Washington frente al Comité del Asuntos Exteriores del Capitolio, quien recordó a los congresistas que América Latina es su patio trasero, al cual hay volver con vigor. La amenaza, además de la soberbia, era explícita, aun más en el contexto de la violencia desatada en la Venezuela bolivariana como consecuencia del intervencionismo de EEUU. La ola de indignación cruzó a lo largo y ancho del nuestro continente. Este punto ocupó grandes espacios mediáticos y no será el tema del suplemento. Lo serán los otros, los casi olvidados asuntos de la Doctrina Monroe, el patio trasero y las múltiples intervenciones de EEUU en nuestro continente. Noción y contexto histórico de la Doctrina Monroe En realidad James Monroe fue el presidente que anunció la doctrina en 1823, pero quién la formuló fue John Quincy Adams, entonces uno de sus asesores, aunque posteriormente llegó a la Casa Blanca. Estados Unidos en aquellos años se enfrentaba al dilema de la posible restauración de los dominios coloniales europeos en los recién independizados países latinoamericanos. Los demás asesores de Monroe aconsejaban establecer una fuerte cooperación con Inglaterra. Adams aconsejaba que EEUU debiera mantener su independencia y su fuerza actuando por sí solo. Ésta fue la opción adoptada por el presidente Monroe. El contenido relativamente anticolonial que tuvo la doctrina en sus orígenes implicó la aplicación de conceptos concretos, la de las dos esferas. La esfera europea y la esfera americana, y el principio de la no intervención de ninguna parte en la otra esfera. Sin embargo, con apoyo u omisión cómplice de Estados Unidos, después de la adopción de la doctrina Monroe, se produjeron intervenciones europeas en países americanos. Entre ellas se cuenta la ocupación de las Islas Malvinas por parte de Gran Bretaña en 1833, el bloqueo de barcos franceses a los puertos argentinos entre 1839 y 1840, la invasión española a la República Dominicana entre 1861 y 1865, la intervención francesa en México entre 1862 y 1865, la ocupación inglesa de la costa de los Mosquitos (Nicaragua) y la ocupación de la Guayana Esequiba por Inglaterra en 1895. Theodore Roosevelt y la doctrina Monroe o la política del Gran Garrote Con su nueva realidad imperialista a principios del siglo XX, Estados Unidos reafirmó la doctrina Monroe, y el presidente Theodore Roosevelt emitió el Corolario de 1904 (Corolario Roosevelt) para la interpretación del doctrina Monroe. Es decir, la política del Gran Garrote o Big Stick. La expresión es del presidente de Estados Unidos, tomada de un proverbio africano: “habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegaras lejos” (speak softly and carry a big stick, you will go far). En el corolario se afirma que si un país latinoamericano y del Caribe situado bajo la influencia de EEUU amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el Gobierno de EEUU estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país “desquiciado” para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas. Bajo la política del Gran Garrote se legitimó el uso de la fuerza como medio para defender los intereses —en el sentido más amplio— de los EEUU, lo que ha resultado en numerosas intervenciones políticas y militares en todo el continente. El Gran Garrote también se refiere a las intervenciones estadounidenses ocasionadas por la “discapacidad” de los Gobiernos locales de resolver asuntos internos desde el punto de vista del Gobierno de Estados Unidos, y protegiendo los intereses de ciudadanos y entidades estadounidenses. En tal sentido, Roosevelt postulaba que los desórdenes internos de las repúblicas latinoamericanas constituían un problema para el funcionamiento de las compañías comerciales estadounidenses establecidas en dichos países, y que en consecuencia los Estados Unidos debían atribuirse la potestad de “restablecer el orden”, primero presionando a los caudillos locales con las ventajas que representaba gozar del apoyo político y económico de Washington (“hablar de manera suave”), y finalmente recurriendo a la intervención armada (el Gran Garrote), en caso de no obtener resultados favorables a sus intereses militares.
Posted on: Tue, 09 Jul 2013 19:39:41 +0000

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