Filipenses 2:13 que es Dios mismo quien hace que mi voluntad desee - TopicsExpress



          

Filipenses 2:13 que es Dios mismo quien hace que mi voluntad desee someterse a su voluntad para obedecerle. Y entonces yo puedo advertir que aquí el apóstol Pablo nos quiere llevar o Dios a través de él a un nivel espiritual diferente, distinto; a un nivel en el cual yo debo reconocer que Dios es el que va a actuar en mí, que Dios es el que pone el querer como el hacer. Y a mí hay algo que me impacta bastante, dice aquí en Filipenses 2:13 por su buena voluntad. Por su buena voluntad. ¿Qué es lo que Dios quiere? Una de las versiones que les leí hace un momento de este versículo decía: Para que cumpláis siempre su buena voluntad. Y no dice así. Dios tiene una voluntad y su voluntad es buena para con nosotros, es buena su voluntad. Por lo tanto su voluntad buena desea que nosotros hagamos lo que Él establece, lo que nosotros debemos hacer, para que nosotros podamos vivir por la eternidad en su reino. Y su buena voluntad la manifiesta poniendo en nosotros algo que es el querer como el hacer. Dios se preocupa, Dios conoce de nuestra condición, Dios conoce de nuestras luchas internas y externas, Dios conoce que hay un hombre interior que desea hacer y hay un hombre exterior que a veces no puede hacer o no quiere hacer; que hay una lucha, una lucha espiritual que nos lleva aun a una lucha física, en algunas ocasiones para sostenernos en la voluntad de Dios, para no caer en el pecado y otras ocasiones caemos aun sin entrar en esta lucha. Y es algo que Dios quiere que nosotros terminemos, y Dios quiere que nosotros estemos en un mismo nivel espiritual por lo tanto Dios te dice: no te preocupes, yo voy actuar en ti; si esto para ti es difícil o esto te es imposible, si tú no puedes poner en armonía, en equilibrio y en unidad tu hombre interior con tu hombre exterior, yo lo voy a hacer por ti. Jeremías 31:33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y fíjate, la profundidad de estas palabras, de está profecía de nuestro Dios; Él había visto cuál era el problema, el problema con el pueblo aun con su pueblo era: primero, que no quería conocer la ley de Dios, no le interesaba, no le importaba, y por lo tanto no le importaba cumplir con ella. Si no me interesa ni siquiera conocerla, pues cómo la voy a poder cumplir, no me importa tampoco cumplir con ella. Dios detecta esto, Dios se da cuenta que éste es el problema central del hombre, dice: está bien, entonces voy a hacer algo. Voy a poner mi ley en sus mentes y la voy a poner en sus mentes para que ustedes tengan la posibilidad de tenerla, de conocerla, de entenderla, ahí la voy a poner, y les voy a dar capacidad para que la entienda, por eso mi ley va a estar en sus mentes, yo ahí la voy a poner. Había un par de personas que hace años venían aquí a la iglesia, ellos ya fallecieron, uno de ellos cuando tenia 8 años de edad un caballo le golpeó en la cabeza, le dio una patada tan tremenda que le causó un trastorno cerebral y él siempre necesitó de medicamentos, tenía crisis convulsivas muy fuertes, estaba en tratamiento, tenia medicamentos, le habían puesto un aparato para evitarle las descargas, en fin, cantidad de cosas que le hicieron en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía. Él estaba mal, prácticamente él no tenía capacidad para aprender nada, él lo único que hacía y su rutina era, levantarse, comer y su familia le había puesto a vender en un puestecito algunos dulces que le compraban, era todo lo que hacia, no tenia capacidad de nada. Cuando su familia recibe a Cristo Jesús y empiezan a venir a la iglesia, él empieza a observarlos, empieza a haber cambios en la familia, le empiezan aun a él a hablar de Cristo y él acepta a Jesús y viene a la iglesia; venía a los cursos y no sabía en dónde estaban los libros y aunque uno se los enseñara, le pusiera las citas, pues no sabia ni leer, tenía problemas, o sea, no entendía. Pero entendió dos cosas que eran importantes: 1.- Que Cristo Jesús es el salvador, eso lo entendió y le quedó muy claro. Y 2.- No a la idolatría. Dios le dio la posibilidad, le dio la capacidad, puso en su mente la capacidad para entender estas dos leyes primordiales del reino de los cielos y caminó con ellas. Y dice el profeta que Dios iba a hacer otra cosa la cual ya hizo: escribir en el corazón del hombre su ley. ¿Qué significa escribirla en el corazón? Que nosotros amemos su ley, darnos precisamente un amor por la ley de Dios, amor por su Palabra, amor por lo que está escrito, el amar lo que está escrito nos lleva a ser hacedores de la Palabra y no solamente oidores. Si Dios hubiera puesto nada más su ley en nuestra mente, entonces nosotros única y exclusivamente tendríamos una gran capacidad intelectual para entender la Palabra, para recibirla, para aprenderla, aun para aprendérnosla de memoria, pero eso no significa que nosotros fuéramos hacedores de ella. Yo puedo advertir en las universidades, sobre todo en donde supuestamente enseñan la Biblia o dan teología, catedráticos que conocen la Biblia y se la conocen de principio a fin, sin embargo no creen en Jesucristo, pero conocen la Palabra y la enseñan y la escudriñan y le dan de vueltas y la interpretan. ¿Por qué no pueden ser hacedores de la Palabra? Por una razón, porque la ley de Dios está en sus mentes pero no está en su corazón, y Dios, su promesa es que a ti pueblo, no solamente voy a poner mis mandamientos, mi Palabra, mis decretos en tu mente, los voy a poner en tu corazón, en tu interior para que entonces lo que tú sabes, lo que entra en tu mente, baje a tu corazón, lo ames y lo puedas poner por obra. Tú no vas a poder poner obra nada que tú no ames, vas a poner en práctica, vas a poner por obra todo aquello que tú amas, y en este caso la palabra de Dios. Dice el Señor: y una vez que yo ponga en tu mente y ponga en tu corazón mi Palabra, mis mandamientos, todo lo que yo establezco, entonces tú me serás por pueblo y yo te seré a ti por Dios. Entonces habrá una relación de pueblo, Dios, de otro modo no es posible, de otro modo no se puede llevar a cabo, de otro modo siempre vas a estar en una lucha, y el que tú ames mi palabra, dice Señor, esto te va a llevar a algo más. Hebreos 13:20-21 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. En otras palabras y parafraseando esto que esta aquí establecido por Dios es: que el Dios de paz te de todo lo que tú necesites para que hagas lo que a él le agrada. Dios levantó de la muerte por medio de la sangre del pacto eterno a nuestro Señor Jesús. ¿Quién es nuestro Señor Jesús? Dice la Escritura, el gran pastor de las ovejas, el que los guía, el que los alimenta, él que los apacienta, él que día tras día está preocupado por ellos, por sus ovejas y las va llevando. Un pastor como Jesús no existe otro, él es el mejor, es el gran pastor y todo esto, dice esta Escritura, que Dios haga en tu vida lo que él quiera y que lo haga a través de Jesucristo, que se le dé honor a Jesús por toda la eternidad. Haz su voluntad. Y dice aquí el escritor de hebreos: por la buena voluntad de Dios vas a hacer su voluntad, vas hacer lo que a él le agrada, lo que es grato para sus ojos, y si haces algo que es grato para Dios, Dios te va a llenar de bendición, así de sencillo. Dios tiene un corazón agradecido aun y aunque nosotros debiéramos hacer las cosas porque él es Dios, aun cuando las hacemos, ese corazón de Dios se goza y te bendice y derrama sobre tu vida bendición, derrama prosperidad y trae a tu vida lo que tú necesitas. Pero necesitamos entender que su voluntad se debe manifestar en mi voluntad para que mi voluntad esté de acuerdo en hacer su voluntad, como dijo nuestro Señor Jesucristo: Padre si es posible que pase de mí esta copa. Es decir, yo no quiero pasar estos momentos de tribulación, va a ser tremendo, caminar todo el tramo que tengo que caminar que me estén apedreando, que me estén ofendiendo, que me van a poner una corona de espinas y todavía me van a clavar en una cruz, perdón, mi carne no quiere pasar por eso, mi voluntad no quiere pasar por eso, yo no quisiera Señor. Si es posible que tú cambies tu voluntad, Señor, por mí no hay problema, cámbiala. Y después de decir estas palabras, Jesús le dijo al Señor: pero no se haga mi voluntad, sino tu voluntad, tu santa y perfecta voluntad. Y esto de declarar que la voluntad de Dios se haga en mí, no es en una actitud de: bueno, no me queda de otra. No. Es el decirle al Señor: mi voluntad es hacer tu voluntad. Cuando tú le digas a Dios que tu voluntad se haga en mi voluntad, le estás diciendo al Señor: yo quiero que tú hagas las cosas de acuerdo a tu voluntad y tu propósito, porque yo estoy de acuerdo. Si tu voluntad no está de acuerdo en hacer lo que Dios dice, Dios no lo va a hacer, aunque sea su voluntad, Dios no te va a obligar, Dios no nos obliga a nadie a hacer algo. Por eso Dios pudo haber dicho de una manera muy sencilla: vas a hacer lo que yo digo, y si no lo haces te vas al infierno. No hay mas, alégale, no podrías hacer nada y tendrías que hacer las cosas, pues ahora sí, pues es que así dice y así lo tengo que hacer, porque él lo dijo, y ni modo, y si no lo hago así, me tiene amenazado que me va a mandar al infierno, entonces lo tengo que hacer. Pero Dios no es así, Dios busca convencerte, Dios busca que tú las cosas las hagas en amor y te da los elementos que tú necesitas para que tengas amor y para que tu voluntad diga: yo estoy de acuerdo en mi voluntad de hacer tu voluntad. Y Dios aun pone en nosotros el deseo para hacer las cosas. Yo leyendo todo esto, le digo al Señor, Señor aquí ya lo único que falta es que tú las hagas por nosotros, así de sencillo. El querer como el hacer, dice Pablo: Filipenses 2:13 Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. ¿Qué es querer? Dice el diccionario: tener la intención de poseer o lograr algo; decidir, tomar una determinación. El hacer, dice el diccionario, producir, fabricar cosas materiales, causar, ocasionar. Así que en el querer está implicada nuestra voluntad, el deseo de lograr o de hacer. Sin desear nadie puede hacer, nadie puede actuar, tienes que desear hacerlo. Y aquí es donde el apóstol pablo entraba en conflicto. ¿Qué puedo hacer si mis pensamientos son contrarios a los pensamientos de Dios? Yo estoy de acuerdo. Dios tiene un pensamiento y quiere que las cosas se hagan de un determinado modo, pero mi pensamiento por desgracia, aunque amo a Dios es otro, y hay cosas que todavía me jalan de la vida que yo llevaba; ¿qué tengo que hacer? Dice el apóstol Pablo:
Posted on: Thu, 18 Jul 2013 02:00:32 +0000

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