Fragmento del relato aubiográfico de Charles Darwin: “Sin embargo, los diversos estudios antes mencionados (lecturas sobre geología, botánica, incluso sobre religión, a la que Charles casi decide dedicarle su vida, por recomendación primera del padre, justamente cuando aún era muy jovencito y daba muestras de inconstancias) no tuvieron ninguna importancia en comparación con la costumbre, que adquirí entonces, de dedicar toda mi energía y concentrar mi total atención a cualquier cosa que me ocupaba. Todo lo que pensaba o leía tenía que ver directamente con lo que había visto o era probable que viese, y esta costumbre mental continuó a lo largo de los cinco años de viaje. “Mirándolo en retrospectiva, me doy cuenta ahora de la forma en que mi amor por la ciencia fue gradualmente destacando por encima de cualquier otra afición. Durante los primeros dos años, mi antigua pasión por la caza sobrevino prácticamente intacta, y cazaba todo tipo de animales y aves para mi colección. Pero poco a poco fui abandonando mi escopeta hasta dejarla por completo y dársela a mi criado, ya que la caza interfería con mi trabajo, sobre todo con la labor de descifrar la estructura geológica de cada región. Descubrí, aunque inconscientemente y sin percatarme de ello, que el placer de observar y razonar era muy superior al de la habilidad y el deporte. El hecho de que mi mente se desarrollara gracias a las actividades que llevé a cabo a lo largo del viaje adquiere verosimilitud por el comentario realizado por mi padre -el observador más perspicaz que he conocido en mi vida, escéptico por naturaleza, y en absoluto creyente en la frenología-, porque en cuanto me vio después del viaje, se volvió hacia mis hermanas, y exclamó: “¡Si incluso la forma de su cabeza está algo cambiada!”. Por supuesto que Charles recuerda su propia reflexión anterior, la cual le hace confirmar que “la forma de mi cabeza había sido objeto de discusión pública, y uno de los ponentes había declarado que poseía yo una protuberancia de la reverencia lo bastante desarrollada como para dar lugar a diez sacerdotes”. Sin embargo, puede precisar que los pensamientos superan en gran número al tiempo estimado para poder expresarlos; quiero decir, sabe concretamente que el conocimiento (y sus pensamientos) ocupa espacio físico, y que debe remediar su ignorancia entreteniéndose con sus pareceres y apetencias. (…).
Posted on: Wed, 25 Sep 2013 20:37:41 +0000
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