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Gustavo Lobo Amaya - Primer Impacto En la mayoría de los noticieros de la televisión colombiana - ya conocidos por su tradicional falta de objetividad- además del lenguaje reducido y repetitivo que manejan se está imponiendo una explosiva mezcla del estilo sentimentaloide de los "talk-shows", con sus interminables melodramas cursis, y el reconcentrado amarillismo de la cadena Univisión. En los noticieros, siendo más acusado en RCN y Caracol, un locutor en off lee los titulares a "grito pelao", usando una entonación monótona que sube al final de cada frase para darle más énfasis y dramatismo a las noticias. Un estilo verdulero que sin duda busca llamar la atención de la peor manera. El canal RCN también utiliza un sinfín como cortina musical en los avances de su noticiero con una clara intención sensacionalista. La programación habitual es interrumpida por esta perturbadora música apocalíptica que nos tiene condicionados a esperar una tragedia cada vez que suena, aunque a menudo nos despistan, pues cuando la tensión y la expectativa están en su punto máximo y uno espera lo peor, una masacre, un carro bomba, aparece un científico del fútbol informando que dijo el entrenador de la selección Colombia o un periodista anunciando la renuncia de un funcionario importante. La utilización de la música para reforzar las imágenes es otro recurso del cual se abusa en los noticieros, aunque no es exclusivo de estos. En edición recurren invariablemente a los mismos títulos, cantantes y compositores. Entre los más socorridos están: Fortunata Imperatrix Mundi de Carmina Burana de Carl Orff, para terremotos, huracanes atentados, carro bombas, en fin para todo tipo de tragedias naturales o no. Es el equivalente musical de la manida frase de las "escenas dantescas". Los cantos gregorianos, el Canon de Pachelbel, Aire en la cuerda de sol de Bach, el adagio de Albinoni y todas la Aves Marías del repertorio clásico para los temas religiosos y en Semana Santa. You can leave your hat on de la película Nueve semanas y media, en versión de de Joe Cocker o Tom Jones, para sugerir sensualidad o erotismo. El tema central de la película Misión Imposible de Adam Clayton para el espionaje, robos audaces, etc. Y el de la serie de Archivos X para el misterio, el esoterismo y extraterrestres. La Oda a la Alegría de Beethoven para la evocar solidaridad, por aquello del título del poema de Schiller. Enya resulta muy versátil para todo tipo de imágenes, sea de tragedias, pobreza desplazamientos humanos, paisajes fenómenos naturales, ecología y como es de esperar, esoterismo. La banda musical de la película 1492 de Vangelis fue parte de esta moda y eventualmente suena en todo tipo de imágenes. Lo mismo que la banda sonora de la película Rocky para los deportes Las letras de las canciones también sirven para reforzar las imágenes, siempre de forma demasiado obvia, dos ejemplos: Que canten los niños de José Luis Perales y Solo le pido a Dios de Mercedes Sosa ¿adivinen para musicalizar qué? Algunas noticias o notas en los noticieros son auténticos "video clips" musicales, que tienen un sospechoso tufo a los programas de la señorita Laura, que explotan sin consideración y con mucho morbo las tragedias de sus protagonistas. Su desarrollo es demasiado artificial y obedece a rígidos esquemas preestablecidos donde abundan los primeros planos, los textos lacrimógenos y una música dulzona que es insertada con alevosía en el exacto momento en que la voz se quiebra, los ojos se humedecen y corre la primera lágrima. La intención de estos "videos" no es informar o sensibilizar al público sobre algún acontecimiento en particular sino manipular tanto las emociones como las opiniones de los televidentes, y lo logran. Este malsano y retorcido enfoque de la información simplifica la gravedad de los problemas y los convierte en una caricatura. En navidad la complejidad del sufrimiento de los niños desplazados es reducida a no tener juguetes. Entonces, un noticiero cualquiera -que se jacta de su sensibilidad social- inicia una campaña con la colaboración de reinas de belleza, presentadores y presentadoras de televisión, deportistas famosos y por supuesto con la colaboración del mismísimo patriarca del amarillismo en Colombia quien con su teatral estilo es experto en "pobretear" a la gente más allá de lo necesario, logrando invocar la solidaridad a través de la lastima, un sentimiento muy frágil y efímero. El siguiente paso es grabar el video de rigor, repleto de imágenes muy conmovedoras, un texto perturbador y una música tristísima, al tiempo que un presentador, o locutor repite con voz trémula la misma letanía: "golpear el corazón de los colombianos", "pongamos todos un granito de arena", etc. La campaña es un éxito: los juguetes son recogidos y entregados delante de las cámaras que registran con mucho dramatismo la pasajera alegría de los niños, que acalla momentáneamente la conciencia de todos. El resto del año casi nadie se acuerda de ellos en televisión, menos en las noticieros. La información de muertes violentas es tratada de la misma forma. La mayoría de los periodistas se tornan melodramáticos, adquieren un tono de voz que resulta chocante por lo fingido, tienen algo de Ken Brokman, el periodista de la serie los Simpsons. Usan un lenguaje plagado de adjetivos y frases macabras que refuerzan la lastima o lo absurdo de la situación. De nuevo los primeros planos, esta vez de los dolientes llorando sus muertos junto a un ataúd, casi siempre dentro de casas muy humildes. En estos momentos de tanto dolor es cuando insiste el típico periodista mediocre en hacer las mismas preguntas estúpidas que sería estúpido recordar. Es la clase de periodista que no siente respeto por el dolor ajeno, por la dignidad humana, ni siquiera por él mismo o por su profesión. El dolor es rebajado a la categoría de espectáculo. En nuestros noticieros también existe la tendencia de darle un toque poético a la redacción de las noticias y notas, inflándolas con prosa barata, haciendo un predecible y pobre juego de palabras. Desde que algún tarado dijo qué Colombia era un país de poetas - y que cada colombiano era poeta - algunos lo tomaron demasiado en serio y las consecuencias han sido desastrosas. Cada periodista quiere a la vez ser escritor como Gabo, muy loable, pero divulgar la verdad, en el caso que lo hagan, no es un mérito literario, es un deber. La redacción de las noticias y notas es rimbombante y ampulosa, peca por ser muy barroca en un espacio que es para todo los públicos. En los noticieros muchos periodistas ya no escriben textos sencillos sino que los adornan en exceso para demostrar en ultimas su inagotable cursilería. El escritor y miembro de la Academia de la Lengua, Luís Anselmo Díaz con su prodigiosa certeza lo califica en su libro Terminologías como "palabrería altisonante e inútil”. Eso es exactamente. Sin embargo, hay en los noticieros espacio y tiempo para asuntos más amables, hay espacio para el mundo macondiano, una fórmula infalible y recurrente de nuestra televisión, que sino asegura el éxito de una producción, asegura por lo menos su aceptación. Los realizadores de televisión, en especial el canal Caracol, conocen esta debilidad del público colombiano y han explotado esta fórmula hasta la saturación. Lo increíble vende en los noticieros, pero no es cualquier historia fantástica, debe tener ribetes macondianos o la elástica idea que tiene el público, que va más allá del realismo mágico: historias de amor insólitas, vírgenes devaluadas que ya aparecen en cualquier parte, desempleados que amenazan con vender un riñón, compradores de chance que encuentran el número premiado en las patas o en la barriga de un desprevenido sapo, duendes que rompen la quietud de un pueblo, o sino una vulgar apología a la poligamia masculina con historias de individuos que viven con varias mujeres en la misma casa. Cualquier historia inverosímil es macondiana porque los colombianos hace tiempo creen que García Márquez es dueño absoluto de la fantasía y que él no se inspira en nuestra realidad para escribir sino que la crea. Borges decía que todo lo popular era estúpido, una frase muy dura y discutible, una verdad a medias. Lo cierto es que al público televidente no se le puede dar todo lo que quiere porque se embrutece, de hecho los medios de comunicación ya están embrutecidos.
Posted on: Wed, 26 Jun 2013 13:32:36 +0000

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