“HOMBRES SIN PATRIA” POR: FERNANDO REBOLLAR CAPÍTULO - TopicsExpress



          

“HOMBRES SIN PATRIA” POR: FERNANDO REBOLLAR CAPÍTULO III “EL AVISO” Habían transcurrido los desfiles con buen tiempo. Era enorme el movimiento entre las calles; el mar de gente que había presenciado la algarabía del contingente invadía cuando se disponían volver a casa. Yo había observado todo desde un local con mis amigos, con quienes año tras año planeábamos esa mañana de festejo; así es la costumbre que en Nueva Italia tiene la gente. Salir en grupos a disfrutar cualquier evento. Los Hombres Sin Patria no eran la excepción, al contrario, por generaciones han sido ellos quienes, ostentando prepotencia, se dejan ver en pequeños grupos distribuidos a lo largo de la Avenida donde marchan los estudiantes con sus carros nuevos, música a un volumen alto para llamar la atención de propios y extraños y hacerse, a su manera, partícipes de la colectividad. Todos los lugareños sabemos que hay un sinnúmero de Hombres Sin Patria en el pueblo y en nuestra región y que están tan mezclados con nosotros que no se debe hablar de ellos, ni de sus andanzas, ni de sus “movidas”; ni intentar saber algo relacionado a lo que hacen; incluso, atreverse a levantar la voz en contra de ellos, pues tienen oídos en todas partes y cualquiera que habla con un panadero, un vendedor de chicles, un estudiante, un taxista, un albañil, un policía, un profesor o, incluso, un familiar, podría sorprenderse al descubrir que rente a ellos está alguien de ellos. Por eso, todos nos vemos obligados a elegir guardar silencio y simplemente vivir nuestras respectivas vidas al margen de cualquier acontecimiento. Irónicamente, muchos de nosotros aprendemos a vivir entre aquello que tanto repudiamos; mientras que algunos otros, desde pequeños, sueñan con convertirse en lo que todos repudian, pues encuentran demasiado tentadora la oferta de obtener poder sobre alguien más. El mismo poder que ven en los Hombres Sin Patria sobre aquellos que les temen, sobre quienes les sirven o, si hay algo “glamuroso” qué rescatar en sus vidas, porque tienen acceso a los mejores autos, reciben invitaciones a “grandes eventos sociales”, consiguen traer consigo compañía de supuestos amigos y mujeres dispuestas a entregarles su cuerpo sin más esfuerzo que sacar un poco de dinero que nunca es escaso en sus bolsillos. Todo esto viene a minimizar ante los futuros Hombres Sin Patria aquello que deben dar a cambio de toda la ilusión. Al grado de que pueden parecerles simples o de acontecer cotidiano hechos como asesinar a otra persona, olvidarse de su familia, mentir, traicionar… Todo ello parece valer lo mismo y, una vez habiendo cruzado la línea entre ser o no uno más de Hombre Sin Patria, representa su caída al vacío existencial del que se desconoce si algún día podrán regresar. * Cuando terminó el desfile yo regresé a casa. Acordamos con mis amigos encontrarnos por la noche, que es cuando las fiestas de Nueva Italia tienen su parte más esencial y se disfruta de las quermeses con antojitos mexicanos y dulces de la región; además, la quema de fuegos artificiales, los juegos mecánicos y la convergencia, una vez más, del pueblo entero que acude a la celebración. Con mi familia, aquél día disfrutamos mucho la hora de la comida. Había algo especial entonces; no discutimos por nada, la plática era acerca de recuerdos de la infancia, de cada momento grato que compartimos juntos y que ahora nos brindaban suspiros, nostalgia y, sobretodo, reforzaba el amor que nos unía. Ahora entiendo que se trataba de una extraña señal que me avisaba algo y gritaba silente que me mantuviera alerta para lo que ocurriría. Gracias a Dios que me permitió superarlo sin interferir en la felicidad de ellos.
Posted on: Wed, 14 Aug 2013 14:48:57 +0000

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