Hace 30 años me sentía como un loco contra el mundo. O por lo - TopicsExpress



          

Hace 30 años me sentía como un loco contra el mundo. O por lo menos, mientras publicaba estas tiras, un loco aunque no le importase al mundo. Me refiero a las tiras de estos días, no al Cuy en general, que a él sí lo querían. Ahora al menos sé que me acompañan algunos lectores. No son tantos, pero sí que son. ¿Qué ha cambiado en el camino? Varias cosas, pero hay una muy clara: Este medio, Internet, que hace posible que nos expresemos públicamente de una manera fácil e inmediata. Hace 30 años quizás seguía estas tiras la misma proporción de lectores, pero yo no me enteraba y creía que no era entendido. Me enteraba más de los que protestaban, de los que me reclamaban ser más concreto, que el Cuy respondiera a la coyuntura política inmediata, y no me enteraba porque escribiesen al periódico sino porque me lo decían cuando nos encontrábamos. ¿Cuánto cambia el mundo por la presencia de un nuevo medio? Imaginemos cuánto cambió el cine al mundo, cuánto lo cambió la radio, y qué pasó o pasa con la televisión. ¿Cuánto cambia a una sociedad la presencia de una nueva forma de comunicación, cuánto la cambia una mayor comunicación? Pensemos en cómo cambió la vida con la llegada del teléfono, y en cómo cambiaron nuestras vidas con la comunicación virtual en todas sus modalidades: Internet, Facebook, Twitter, celulares, I-Pad, etc. Hace 30 años no sabía que era acompañado en mis exploraciones por algunas personas que ahora marcan “Me gusta” o escriben comentarios. Es muy distinto ser un escalador de montañas, o un espeleólogo, o un investigador cualquiera en solitario, que ir acompañado por una collera, aunque seamos unos pocos subiendo o internándonos por algún agujero negro entre las piedras. Les cuento entonces de mis recuerdos de hace 30 años, cuando dibujaba estas tiras cada día y las llevaba a “El Diario de Marka”. El periódico vivía la crisis más aguda que yo le había conocido, mucha tensión interna, guerra entre sus grupos o tendencias, pequeños partidos convencidos de que cada uno tenía la verdad, lo que se llamaba la línea correcta, chinos, moscos, trotskos, revolucionarios, reformistas, revisionistas, etc., que se aliaban unos contra otros y medían sus fuerzas en asambleas, en votaciones o en golpes que decidían que había al día siguiente un nuevo director, un nuevo gerente, etc. Entraba al diario con mi tirita del Cuy y sentía que tenía que ponerme un chaleco antibalas, porque en el aire estaba la bronca y si me acercaba a saludar con alegría a unos ya recelaban los otros, y viceversa. Yo no pertenecía a ningún partido en particular, siempre había querido que mi trabajo sirviera al frente, al movimiento popular en su conjunto, estaba harto de esas rivalidades y odios absurdos. Vivía una convulsión que también tenía que ver con mi vida personal y supongo que la barajaba con estas tiras paralelas a la realidad. Así que mucha nubecita, ratoncito, parajes desolados, pero este pechito vivía sus angustias. Se acercaba el momento en que… Ya les cuento más dentro de unos días. elcuy.wordpress/2013/06/12/el-cuy-por-juan-785/
Posted on: Wed, 12 Jun 2013 13:40:45 +0000

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