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He aquí un pequeño extracto del informe de la Cepal sobre América latina y el Caribe. Sería bueno tener a la vista estos datos a la hora de entablar un debate serio (digo, para no escuchar que estamos peor que en los años noventa. Afirmación que no sólo es errónea, sino también inmoral). Las mejoras distributivas contribuyeron a uno de los logros recientes más relevantes de América latina y el Caribe: la reducción de la incidencia de la pobreza, que fue generalizada entre los países, aunque de magnitud desigual, apunta la Cepal. “La década de 1980 fue la década perdida en la región no solamente en términos económicos, sino también en cuanto a la evolución de la pobreza”, recuerda el informe. Al final de la década, la tasa de pobreza en América latina había pasado del 40,5 al 48,4 por ciento, casi uno de cada dos latinoamericanos era pobre, al mismo tiempo que el porcentaje de indigentes se había incrementado del 18,6 al 22,6 por ciento. En términos absolutos, esto significó que en 1990 la cantidad de pobres alcanzara los 200 millones y de indigentes, los 93 millones. “En un contexto de deterioro del bienestar, la política de restricciones fiscales para enfrentar la crisis de la deuda agravó la situación social”, explica. Para panegiristas de la década del noventa, la Cepal observa que el período comprendido entre 1990 y 2002 se caracterizó por una disminución parcial de la incidencia de la pobreza como resultado de un crecimiento económico levemente más alto que en la década anterior, pero inestable y afectado por fuertes crisis en los países de la región de mayor tamaño relativo. En cambio, en la década siguiente, marcado por el auge del ingreso nacional disponible en un contexto externo favorable en los términos del intercambio, la mayoría de los países de la región experimentaron una reducción de los niveles de pobreza e indigencia. “La expansión económica se tradujo en un significativo aumento de los niveles de empleo, lo que, junto con un moderado crecimiento de los ingresos laborales reales, redundó en un incremento de los ingresos medios de los hogares. Esto a su vez contribuyó a la reducción de la pobreza y la indigencia, en conjunto con políticas de transferencias a los hogares más pobres”, destaca la Cepal. Esas políticas se reflejaron en una caída de la tasa de pobreza de América latina de casi un 25 por ciento y de la tasa de indigencia de un 33 por ciento. En ambos casos, las tasas de 2008 fueron inferiores a las registradas en 1980. La reducción de la pobreza y la indigencia en ese período se concentró principalmente en las áreas urbanas, revirtiendo el proceso de aumento en estas zonas que se había producido en períodos anteriores. La Cepal no ignora que la crisis financiera mundial de 2008 y 2009 afectó el crecimiento económico, pero pondera que gracias a varios factores, entre los que menciona el aumento de los salarios reales, las políticas contracíclicas aplicadas en muchos países y la rápida recuperación del crecimiento, la pobreza no aumentó en la región y en los años posteriores su trayectoria decreciente se mantuvo, “de tal modo que su incidencia alcanzó un nivel estimado del 28,8 por ciento en 2012”. Es el valor más bajo de toda la serie desde 1980. En línea con esa tendencia en lo que va de la década ’10 del nuevo siglo, el desafío es su continuidad y profundización. La Cepal destaca a la Argentina junto a Ecuador, Venezuela, Honduras, Nicaragua, Colombia y México como los países que alcanzaron las mayores reducciones de las tasas de pobreza e indigencia.
Posted on: Sat, 27 Jul 2013 09:41:23 +0000

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