¡Hola! Desde hace un largo tiempo he venido trabajando con - TopicsExpress



          

¡Hola! Desde hace un largo tiempo he venido trabajando con una inquietante novela romántica juvenil que espero pronto vea la luz, un proyecto donde he tenido que sacrificarme en cuerpo y alma. Se me hace eterno terminarla, pero lo bueno se hace esperar. A continuación les dejo parte de uno de los capítulos, agradezco críticas de cualquier tipo, pero que sean sinceras. CAPITULO: ?. Un día anterior habían sido informados que tendrían suplente para la clase de educación física, clase que correspondía a primera hora de la mañana del día siguiente. Consternada, esa noche Lissette no pudo conciliar el sueño, impaciente se moría por saber si aquel sustituto era un apuesto y encantador profesor o una amargada y aburrida profesora. A veces le restaba importancia, pero para ella era intrigante tener que esperar casi una eternidad para revelar aquella incógnita, se sentía atraída por la curiosidad. Como era común en casi todas las adolescentes de su edad; desde su desordenada habitación adornada con múltiples posters de algunas estrellas juveniles de moda, adheridos por las pulcras paredes de color violeta, con un pijamas rosa y de tiernos ositos, el cabello mal recogido con un estrambótica coleta; tendida en su cama con los ojos cerrados, con unos cascos que le había regalado su madre y deleitando sus oídos con música a todo volumen se figuraba imaginariamente a un atractivo joven profesor: con pectorales y músculos definidos, alto, fuerte e irresistible a las seductoras miradas de una adolescente con alto nivel de incontrolables hormonas; a la que no le importaba absolutamente nada atraerlo hasta sus brazos y atraparlo en sus apasionantes redes de deseo. Miércoles por la mañana. Como nunca, había llegado al instituto media hora antes. El reloj daría las nueve horas en punto, en aquella aula de clases se percibía nerviosismo. De costumbre los chicos originaban balbuceos, las chicas se comían las uñas y estaban atentas a tan esperado momento; cada alumno ocupaba su respectivo asiento y vestía un chándal corto azul y zapatillas blancas, el uniforme de reglamento para tan odiada asignatura. Concentraban su mirada en la entreabierta puerta por donde se filtraba un álgido aire, cuando en un cerrar de ojos apareció como por arte de magia un joven alto, de ojos negros, cabello corto y rubio, atractivo y atlético. Sin palabras, era el nuevo profesor: -Un estudiante de música que había recientemente cumplido su mayoría de edad y era el centro de las miradas-. -¿Qué tal chicos? –Con una envidiable sonrisa les sorprendió. –Buenos días, mi nombre es Christian, y a partir de hoy seré el nuevo instructor de tal asignatura. –Complementó. Lissette quedó atónita. -Bue… Nos… Días… -Todos, excepto Lissette se pusieron de pie y respondieron en coro. -¡Gracias! ¡Pueden sentarse! ¬-Agradecido por el recibimiento sugirió que volvieran a sus asientos. -En cuestión de segundos entre los treinta alumnos, la mayoría chicas, surgieron algarabías. -Perdón, pero… ¿Nos puedes decir tu edad? -Empezaban a invadir el terreno. Se colocó de pie una de las alumnas que se encontraba entre las primeras filas e intervino, Susan. Una posible rival, tenía todas cualidades: Era delgada, rubia, de estatura media, ojos claros, y lo más importante, tenía un buen par de tetas. -Dieciocho, aunque pudiera aparentar unos años más. Respondió rápidamente. –Y todas, embobadas expresaron un ¡Vaya! Ante él. –Pero yo no he venido a hablar de mí. He venido a trabajar, a enseñarles. –Añadió. – ¿Cuál es tu nombre? -Dejando sobre el escritorio bolígrafos, folios en blanco y un par de cuadernos Formuló. -¿Qui- Qui- én…? ¿Yo- Yo…? -Tartamudeó. Susan ocupada el primer lugar en el cuadro de honor de los mejores alumnos. Para la institución era la alumna más destacada. -Sí. –Señaló -¡Tú!. La que me ha preguntado la edad. -Susan. Me llamo Susan. -Dijo en seco. –Se originaron burlas y risas en su contra. –Acobardada tomó asiento. -¡Silencio…! No toleraré falta de respetos hacia sus compañeros ¿De acuerdo? -En vista que habían hecho sentir mal a Susan, sacó fuerzas de sus adentros y molesto manifestó. El tiempo prometía un extraordinario día, la mañana se hacía cálida. Sin tiempo que perder, entre la programación para esa clase había una sesión de calentamiento físico general. Dispuso salir al patio de aquel reconocido instituto de tres pisos, con estrechos pasillo dónde lucían de una manera particular dibujos y pinturas de los alumnos de cursos inferiores. Todos adornaban las puertas de las aulas de clases como una galería de arte de dónde procedían ruidos y mormullos; cuidados jardines y áreas verdes. Christian vestía unas mallas negras apretadas con las que dejaba en evidencia de las chicas que era todo un hombre, una camiseta súper ajustada y también unas zapatillas blancas. Con cronómetro en mano y un estruendoso silbido dio inicio la clase. A pesar de que era un simple estudiante de música, demostraba su profesionalismo en el deporte, era sumamente estricto en su trabajo. Sus reglas establecían que por uno pagarían todos por iguales, no habrían preferencias. ¿Cumpliría su palabra? -¡Vamos! ¡Vamos! ¿A que esperan? - Con una fuerte y varonil voz ordenaba hacer movimientos de articulaciones: Tobillos, rodillas, caderas y hombros; los chicos no se tomaban la clase enserio, por lo que recibían castigos. Entre sudor, agitadas respiraciones y cansancio permanecieron unos veinte minutos. Sumó unos más dejándolos completamente agotados, cuando observó que no resistían concluyó la actividad. Vencidos, sobre el embaldosado suelo descansaron un cuarto de hora, la mayoría lucían sofocados y pálidos. Transcurrido ese tiempo, con otros ánimos cada alumno se levantó, cogió sus pertenencias y se marchó a su correspondiente ducha. Las últimas en hacerlo fueron Lissette y Jessie. Jessie era una quinceañera con larga cabellera castaña, alta, ojos café y esbelta silueta, su enemiga. Estaban dispuestas a luchar por la misma persona, por aquel deseable profesor con cejas nubladas y carnosos labios. -Lissette, ¿Verdad? -Señaló con el dedo índice de su mano derecha. Mientras que asentía tímida. -¿Podrás ayudarme a recoger? -Jessie respiró profundo, se elevó de hombros, lanzó una inquietante mirada de enfado a Lissette y abandonó el lugar. -Sí. Por supuesto, pero temo llegar tarde a la siguiente clase. –Dijo ella en un quebrado tono. -Tranquila. ¡No te preocupes!. Me responsabilizaré de tu próxima hora de clase. – Afirmando, la tomó de su temblorosa mano como gesto de agradecimiento. Mientras, inmediatamente un impulso nervioso produjo positivos y negativos pensamientos en ella. Temblaba como si estuviese en frente de un personaje de película de terror, sentía una presión en el pecho tenerlo tan cerca que formaba un nudo en su garganta que impedía emitir palabra alguna. Vislumbrada por su belleza, en disimulo concentró la mirada en su rostro; en aquella perfilada nariz, perfecta y blanca dentadura e inmediatamente con sarcasmo intervino. -Ya no queda nada por recoger. ¿Puedo irme a duchar?, soy la única que no lo ha hecho. -Y qué más da. Yo también soy el único sin ducharme y debí ser el primero de todos. -¿Sabes? -Sostuvo un minuto. -¿Qué…? -Contestó con arrebato. -¿Tienes novia? -Con picardía se interesó. -No. No tengo novia. ¿Y tú tienes novio?. -Uhmm. –Dudó por un minuto. En el instante que iba a dar respuesta a aquella pregunta él la interrumpió. -Olvídalo… ¡Lo siento!. Era de suponer que una chica tan linda como tú tuviera novio. Alguien con quien compartir sus tristezas, a quien abrazar o simplemente amar. –Avergonzado sorprendió a Lissette, quien deseaba huir en el momento. -Estás confundido. Aunque pudiera tener a cualquier chico rendido a mis pies, no es así. No siempre somos afortunadas de amar y ser amada. Si algo te gustaría escuchar pues que sea… -Pausó para coger aire, se volteó dándole la espalda y continuó. – que no tengo novio. - Christian no asimilaba lo que había escuchado. Dio un paso adelante y se colocó justo enfrente de aquella tímida adolescente por quien empezaba a sentir algo inexplicable. -¿Enserio? ¿No tienes novio? ¿Te gustaría enamorarte?. –Extrañado y ruborizado esperaba que Lissette cediera y estuviera dispuesta. -¿Qué? ¿Por qué tendría que mentirte? -¡Vale! Pero por favor limítate a responder. Solo escucha a tu corazón... –Rehusó. Ella intentaba evadir aquella conversación. -Me siento incomoda a tu lado. ¿A ti no te pasa lo mismo? -Bajó su mirada y afinó su oído. –Él Levantó su cara, se acercó todo lo que pudo y respondió con sinceridad. -¡sí! Siento exactamente lo mismo que tú. ¡No temas!, puede ser el comienzo... –Y cortó. ¿No crees? -¿Cómo? ¿El comienzo de qué? -No importa cuáles sean mis respuestas. Pero si alguna vez te has enamorado no necesitaré responder, porque ya lo sabrás. -¿Estás insinuando que estamos enamorados? ¿Qué sentimos algo? -No exactamente. Pero desde que te vi tuve una extraña sensación en todo mi cuerpo, que jamás había sentido por alguien más. Y eso se llama “Amor”. –Aquellas palabras llegaron directamente al corazón de Lissette, cuando Christian pronunció la palabra “amor” el mundo se le vino encima. Tardó unos minutos en reaccionar, sorprendiéndole algunas lágrimas que resbalaban por sus mejillas suponía que aquella palabra de cuatro letras significaba: Tristezas, dolor y coraje.
Posted on: Sun, 18 Aug 2013 20:53:47 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015