Hoy es el día de San MAximiliano MAría Kolbe, el mártir del - TopicsExpress



          

Hoy es el día de San MAximiliano MAría Kolbe, el mártir del amor. Un gran santo que buscó mi amistad indigna hace ya varios años. Aquí os dejo un resumen de su vida, extraída del grupo de facebook que creé en su honor el 14 de agosto de 2009. BENDITO SEA EL SEÑOR EN TODOS SUS ANGELES Y EN TODOS SUS SANTOS, Y BENDITA SEA LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. La nación en la que vio la luz el padre Kolbe ya es merecedora de un estudio religioso por sí misma. De profundas raíces católicas, Polonia fue durante mucho tiempo territorio a dividir entre tres imperios: Prusia, Rusia y Austria, y luego entre dos tiranos: Hitler y Stalin. El por qué una nación que nunca oprimió haya sido tan constante y cruelmente oprimida ha dado lugar a interpretaciones varias, también religiosas como se ha apuntado, que desembocaron en lo que algunos llamaban “mesianismo polaco”, un mesianismo de hechura diferente al “destino manifiesto” que los EE.UU creen tener, y de profundidad incomparablemente mayor, pues si a éstos se los considera abanderados e inspiradores de la libertad y la democracia para otros pueblos, pues su Nación ha sido forjada por hombres libre, tenaces y emprendedores, el pueblo polaco se dice llamado a expiar los pecados de los europeos. El padre Kolbe nace como Raimundo en Zdunka Wola, ubicada en zona de ocupación rusa, el 8 de enero de 1894 (27 de diciembre de 1893, según el calendario juliano vigente entonces en Rusia). Sus padres, Julio Kolbe y María Dabrowska, muy religiosos, se dedican a trabajar en su modesto taller textil. De los cinco hijos nacidos, sólo tres sobrevivieron a la infancia: Francisco, Raimundo y José. Es durante la infancia de Raimundo cuando le acontece el episodio de “las dos coronas”, relatado por su madre en carta a los franciscanos una vez ya fallecido su hijo: tras regañarle, el pequeño Raimundo solía dirigirse a un altarcito a rezar llorando; su conducta había cambiado de tal manera que no se le reconocía. Después de insistirle su madre, el niño dijo con lágrimas en los ojos: “Mamá, cuando me reprendiste, recé mucho a la Virgen para que me dijera qué sería de mí. Después, encontrándome en la Iglesia, se lo pedí de nuevo. Entonces se me apareció la Virgen llevando en sus manos dos coronas: una blanca, la otra roja. Me miraba con afecto y me preguntó si quería aquellas dos coronas. La blanca significaba que perseveraría en la pureza; la roja, que sería mártir. Respondí que las aceptaba… Entonces la Virgen me miró dulcemente y desapareció”. Veamos brevemente la vida de sus padres y hermanos: Francisco y Raimundo entran juntos en la Orden Franciscana y le sigue después el más pequeño, José. Tomarán por nombre Valeriano, Maximiliano y Alfonso. El primero no perseveró, y tras enrolarse como solado, intenta de nuevo ingresar en la orden, pero no es readmitido. José, luego Alfonso, es el gran compañero y amigo de fray Maximiliano, su alma gemela, a quien encargará en los tiempos de sus frecuentes enfermedades dirigir la Milicia de la Inmaculada. Sin embargo, muere pronto, en 1930, mientras su hermano se encuentra en Japón. Francisco muere en Auschwitz tras su detención en 1943, dos años después que Maximiliano. Sobre sus padres, cuando éstos ven marchar a sus hijos, toman la decisión de consagrarse a Dios en la vida religiosa. Ella entra primero en Lwów, en un convento de religiosas de San Félix de Cantalicio, terciarias franciscanas. Él ingresa en el convento de los franciscanos de Cracovia como terciario oblato, pero pronto salió del claustro; con la guerra de 1914 se incorpora a un grupo de voluntarios que luchaban por la independencia de la patria. Fue hecho prisionero y condenado a la horca: habiendo nacido en la parte rusa de Polonia, se le considera traidor. Su fin concreto no es conocido hasta tiempo después. En cuanto a la vida religiosa de Maximiliano, se inicia en el seminario de Lwów, pero cuando se acerca el momento de su toma de hábito, duda. Cree que su vocación martirial está en ser soldado, y no fraile. Intenta arrastrar a su hermano mayor en la decisión de no pedir el hábito justo la víspera. Al ir a comunicarlo al Padre Provincial, la Inmaculada, la Santa Madre Celestial, actúa mediante su madre terrenal, y ésta visita a sus hijos para decirles que José, su benjamín, también va a ingresar como franciscano. En ese momento desaparece toda duda. Raimundo viste el sayal franciscano en septiembre de 1910, y cambia su nombre de pila por el de Maximiliano. En 1912 se dirigirá a Roma para completar sus estudios durante 7 años. Es ordenado en 1918; un año antes surge La Milicia de la Inmaculada, grupo de jóvenes franciscanos consagrados a Santa María, que no echará a andar hasta 1919. En enero de 1922 se edita el primer número de “Rycerz Niepokalanei”, “El Caballero de la Inmaculada”, entre el escepticismo de compañeros y superiores. De una tirada inicial de 5.000 ejemplares, se pasa al poco a 60.000, impresos en el convento de Grodno, que se queda pequeño. Por un milagro de la Inmaculada se cede al padre Maximiliano y sus hermanos un terreno no lejano de Varsovia, donde crea “Niepokalanow”, que podría traducirse por “Ciudad de la Inmaculada”, constituido en convento, donde Maximiliano es nombrado superior. Allí, los ejemplares mensuales de “El Caballero” van desde los 750.000 hasta el millón; se imprimen siete publicaciones periódicas más, fascículos, opúsculos y libros religiosos. Hoy, Niepokalanow es considerado como el segundo santuario religioso de Polonia, tras el de Jasna Góra, junto a Czestochowa. Mientras la editorial continúa su actividad, viaja de misionero a Japón en 1930, donde funda la Niepokalanow japonesa, “Mugenzai no Sono”. Vuelve del Japón en 1936, y es nombrado nuevamente superior y reelegido en 1939. Como tal es detenido por las S.S. y liberado en diciembre de ese mismo año. Entre el 39 y el 41, Niepokalanow se convirtió en un lugar de refugio de prófugo polacos y judíos. El 17 de enero de 1941 es detenido junto a otros cinco compañeros y llevado a la temible cárcel de Pawiak. En mayo se le traslada a Auschwitz (Oswiecim para los polacos), en las fechas en que un joven polaco tomaba la decisión de hacerse sacerdote: Karol Wojtyla. En Auschwitz muere también Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein. Kolbe es ahora el prisionero 16.670. En ese lugar le hacen trabajar inhumanamente y es apaleado de manera continuada a pesar de su estado de salud, siempre precario y enfermizo. Sin embargo, actúa con dulzura y amabilidad, es recordado por la gran paz que transmitía y su profunda fe, siempre orando, siempre puesta su mirada en la Inmaculada. En cierta ocasión, un prisionero logra escapar. La norma imperante en el campo para esos casos es que, si no se logra capturarlo en 24 horas, diez presos pagarán con su vida. El fugitivo no es capturado y la norma se cumple: diez presos son elegidos aleatoriamente; entre ellos, uno que solloza por su mujer y sus hijos, a los que dejaría huérfanos. Sin embargo, Kolbe da un paso al frente y se ofrece por ese infeliz, para sorpresa y consternación de todos. El comandante del campo, inopinadamente, acepta, cuando, conocido su carácter especialmente arisco y brutal, es de extrañar que no condene a los once. En Auscwitz, y probablemente en cualquier otro campo de prisioneros existía la solidaridad, sí, pero interesada, raramente más allá de la simple supervivencia. ¿Cómo debió impresionar el gesto del padre Kolbhe entre los vigilantes y los presos? En un lugar donde no sólo no se actuaba con amor, sino con animalidad, con bestialidad, el ofrecimiento de San Maximiliano debió ser sorprendente; luz en medio de la oscuridad, amor inmenso en medio del odio, el recelo, el egoísmo y la suspicacia. Así se expresa un prisionero del mismo campo: “El sacrificio del padre Kolbe provocó una gran impresión en las mentes de los prisioneros, porque en el campo no se registraban de hecho manifestaciones de amor al prójimo. Un prisionero se negaba a dar al otro un trozo de pan, y aquí se había dado el caso de uno que había ofrecido su vida por otro prisionero, para él desconocido”. Los diez hombres son trasladados al barracón 13 (actualmente 11), el barracón del hambre, condenados a morir de inanición, a “agostarse como tulipanes” en palabras de uno de los vigilantes. Allí, durante el encierro, el padre Maximiliano dirige las plegarias y los cánticos, a los que se asocian los de los prisiones de barracones contiguos. Les parecía a éstos estar en una iglesia… Los condenados caían uno tras otro. Dos semanas después sólo quedan cuatro, el padre Kolbe entre ellos. El 14 de agosto, víspera de la Asunción de María, se les inyecta ácido fénico. El padre Kolbe, con la plegaria en los labios, ofrece su brazo al verdugo. El cuerpo de Maximiliano estaba sentado, con la espalda apoyada en el muro, los ojos abiertos y la cabeza ligermante inclinada a la izquierda; su rostro, sereno y bello, estaba radiante. “El loco de la Inmaculada” como solía llamarse, subió al cielo a tiempo para celebrar allí la Asunción de la Santísima Virgen. Fue beatificado por el Papa Pablo VI el 17 de octubre de 1971; en cuanto a la canonización, hasta el último instante surgieron dificultades; los expertos no dudaban en la santidad de Maximiliano María Kolbe, pero no lo consideraban “mártir”, sino “confesor de la fe”. El domingo 10 de octubre de 1982, día de su canonización, aún no estaba todo claro. Así lo relata André Frossard: “El altar aparecía ante la basílica en lo alto de la escalinata, preparado en su lugar habitual y rodeado de flores blancas y moradas. Un largo tapiz pendía desde el balcón entre las columnas de la fachada dorada. En la parte inferior, el escudo de Juan Pablo II, con la cruz asimétrica cuyo brazo izquierdo protege la esbelta inicial de María. En el centro, un retrato de Maximilien Kolbe, con su hábito de religioso franciscano sobre un fondo de color azul tormenta salpicado de nubes semejantes a pájaros blancos; detrás, unos resplandores de incendio y una iglesia lejana embutida en un arco iris. Los adornos de flores artificiales blancas y rojas en los ángulos superiores acrecentaban el interrogante. ¿Confesor? ¿Mártir? (…) Cuando el Papa apareció en el atrio revestido de rojo, la multitud comprendió; tras unos momentos de silencio, se produjo el inmenso clamor de la aprobación popular. (…) “Para mayor Gloria de la Santísima Trinidad”, dijo, con esa voz que parece agitar el mar, “para la exaltación de la fe católica y el enriquecimiento de la vida cristiana; por la autoridad de Jesucristo, de los apóstoles Pedro y Pablo, y por la nuestra… tras haber reflexionado profundamente y oído a gran número de nuestros hermanos en el episcopado, declaramos y decretamos que el beato Maximilien Kolbe es santo, que será inscrito en el catálogo y piadosamente venerado entre los mártires por la Iglesia”. “NADIE TIENE UN AMOR MÁS GRANDE QUE EL QUE DA LA VIDA POR SUS AMIGOS” (Jn, 15, 13) Juan Pablo II lo declaró "patrono de nuestro difícil siglo XX". La información sobre la vida de este santo ha sido extraída de las obras "San Maximiliano Kolbe. Mártir de la Caridad", de Félix Ochayta Piñeiro (ed. BAC) y "No Olvidéis el Amor" de André Frossard (ed Palabra). Este grupo ha sido creado el 14 de agosto de 2009, día de San Maximiliano María Kolbe; bajo su patronazgo está.
Posted on: Wed, 14 Aug 2013 10:40:39 +0000

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