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Informacion sobre como disfrutar del Shabbat tomado de la pagina>>>>ml.hss.cmu.edu/sol/sol3/modulos/modulo2/S3M205/S3M20501.html Un Shabat que está limitado al descanso físico y a los placeres gastronómicos, no contribuirá en nada a intensificar nuestra espiritualidad y a mejorar nuestro comportamiento. Por otro lado, si el Shabat es observado como el día del alma, utilizando sus preciosos momentos para rezar y estudiar Torá, el comportamiento particular de cada uno, en la semana entrante, será más espiritual. La intensidad en la devoción de las oraciones del Shabat impactará sobre las oraciones de la semana y el estudio de la Torá en Shabat influirá en lo que hagamos y cómo lo hagamos durante los días siguientes Si quisieramos explicar a alguien no observante del Shabat qué es lo que se siente ese día, difícilmente podamos transmitir nuestras vivencias, ya que sólo aquél que lo experimentó puede entender la diferencia de este día tan especial. Tiempo atrás comentaba la esposa de un matrimonio joven, cómo había sido la transformación de su vida secular a la observante. Ella explicaba que eran socios de un reconocido club de la colectividad (en Argentina) de la zona del Tigre, al cual concurrían desde el sábado bien temprano en la mañana hasta el domingo por la tarde(yo también iba a ese club...y conocía a estas personas de allá.). Allí los niños tenían distintas actividades que compartían con inseparables amigos. De a poco fueron interiorizándose en el camino de la observancia y vivían con mucho beneplácito cada cambio que experimentaban. Todos, menos uno: el dejar de ir al club los sábados. Resultaba calamitoso concurrir a un club tan caro una sola vez por semana, ya que no se justificaba la cuota mensual y peor aún, los chicos estaban siendo descartados de las diferentes disciplinas deportivas, ya que no concurrían a entrenar los días sábados, condición ésta fundamental para seguir compitiendo en cada actividad. La decisión no era fácil, más aún, les resultaba doloroso. El largo fin de semana se había transformado en un simple domingo, que no alcanzaba para hacer todo lo que antes se hacía en dos días. Ni que decir del dolor de ver a otro ocupando el lugar de "mi hijo" en el equipo de fútbol... Sin embargo, empezaron a vivenciar en el propio ámbito del hogar algo que el más prestigioso y caro club social no se lo podía brindar. Se dieron cuenta que la pretendida unión familiar que hasta esos momentos les brindaba el entorno social del club, no era tal. Ni las comidas al "estilo kasher" que vendían en el restaurante del club sabían tan ricas como las que ahora se hacían en casa en honor del Shabat. De pronto se encontraron que hubo que cambiar el colorido jogging y las zapatillas "Nike" por un sobrio traje para papá, un elegante conjunto para mamá y además hubo que ir a comprar "zapatos" para los chicos, ya que sólo usaron esos elementos de vestir tan anticuados para algún ocasional Bar Mizvá de un pariente o amigo; ya que a quién se le ocurriría calzar a su hijo con algo que no fueran unas modernas zapatillas. Vísperas del Shabat resultaba hasta cómico ver al más pequeño enfundado en sus zapatitos negros brillosos, camisa blanca y un chaleco que no terminaba nunca de abrochar. Todos así listos emprendían su caminata al Templo. De regreso compartían su irremplazable mesa de Shabat con cantos, relatos y la sabrosa comida de mamá. Ya no se escuchaba el infernal ruido de las fichas de buraco mezclándose en el buffet del club, mientras mami le daba al nene unos pesos para que se acerque a la barra y se pidiera un pancho. " Tomá pichón, arréglate con esto, si necesitas más vení a pedirme, pero no me molestes ahora que estamos jugando el desempate. Cuando termines, busca a tu hermanito que debe estar por ahí jugando con Pablito y Rodrigo, llévalo al vestuario y cámbialo. Cuando terminen me vienen a buscar con papá". Y mientras mamá mezclaba ruidosamente las fichas del buraco, al nene se le ocurre una pregunta insolente: "Pero mami, ¿dónde está papi?". "No sé nene, vos querés que yo esté en todo, tengo sólo dos manos, no ves que estoy ocupada. Encargate de tu hermano y después me venís a buscar con papá... Tenés cinco años y ya sos bastante grande para arreglarte sólo...". La mamá contaba con emoción, que hoy no entiende como podían haber vivido semejante distorsión en sus vidas. Lo que alguna vez les pareció un imposible de llevar a cabo, hoy les resultaba imposible vivir sin eso. El haber comenzado a cumplir Shabat les reveló una dimensión oculta en los lazos familiares, hubo que hacer lo que en un principio parecía un sacrificio enorme, pero el reencuentro familiar lo compensó con creces. Gracias al Shabat su vida hoy es otra vida. "Así como descansaron así también se trasladaron". La forma en que cada uno observe el Shabat decidirá como será el comportamiento y la elevación espiritual de la semana y esto a su vez, se proyectará a todo el ámbito de la vida familiar.
Posted on: Fri, 07 Jun 2013 11:04:07 +0000

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