JULIA MENGOLINI POLITICA // OPINIÓN Axel, ministro - TopicsExpress



          

JULIA MENGOLINI POLITICA // OPINIÓN Axel, ministro militante 18:51 | Por Julia Mengolini // Jueves 28 de noviembre de 2013 | 18:51 El protagonismo de los ministros de economía que empezó en los años 80 y que tuvo su momento culmine con Cavallo en los años 90 fue en desmedro de la política. Cuanto más importantes eran los ministros de economía, más retrocedía la política. El aire del globo que inflaba a los economistas salía de las figuras políticas. Fue un efecto del neoliberalismo al que abrazaron como religión: los economistas-ministros nos explicaban la racionalidad de los ajustes, del achicamiento del Estado, de los beneficios de vender empresas públicas, de tomar deuda, de proponer el déficit cero. Jamás se hacían cargo de los costos sociales. Los ministros de economía hablaban de números, nunca de personas. El Estado se reducía a un manejo de cuentas, de debes y haberes, a una simple contabilidad que colocaba la racionalidad de su lado contra todos los demonios demagogos, populistas, estatistas, peronistas, etc. Para muchos esto se terminó cuando llegó el kirchnerismo. Y para muchos esa fue una mala noticia. ¿Por qué? Porque la extinción de los “grandes ministros” fue a favor de la recuperación de la política. La política conduce a la economía, es decir, los ideales conducen las acciones. Si las preguntas no son por “las cuentas”, sino por el tipo de sociedad que queremos y en función de un proyecto de país, entonces los economistas no son los filósofos contemporáneos. Son hombres y mujeres a los que se les debe exigir algo más que la lapicera roja del ajuste. ¡Queremos economistas que quieran cambiar el mundo, transformar el país, que no acepten como naturales las reglas excluyentes del mercado! ¿Cuál era el perfil de los ministros estrellas? Era un perfil especialmente técnico. Llegaban a la política a prestar su ayuda. Posaban como hombres exitosos que venían del sector privado y que como gesto patriótico traían sus saberes, los “devolvían”, ya que varios eran egresados de las universidades argentinas. López Murphy, el ya citado Cavallo, pero también alguno más joven “canchero” como Martín Redrado. Parecían (parecen) los agentes de un mundo moderno al que los argentinos nos negamos a entrar. Y eran, en verdad, agentes de otros intereses, en muchos casos inconfesables, y lo que creen viejo o cerrado es la resistencia a aceptar que este país sea para pocos. Eran modernos en los instrumentos, pero conservadores en el fondo de sus ideas. Repito: algo cambió con el kirchnerismo. Y no es que el mérito o la calidad profesional no importen ahora, sino que justamente ahora esas cualidades no sirven para tapar a la política. Y aquí quiero llegar: Axel Kiciloff es un egresado de la UBA, excelente académico y profesional, pero además es un militante, un intelectual de izquierda capaz de combinar a Marx con Keynes, y de afrontar con valentía su visión del mundo y del país contra los intereses corporativos. No negocia sus convicciones. Si eso es ser cerrado, si eso es ser un “duro”, si es ser un “zurdito”, en buena hora tenerlos. Volvemos a tener un gran ministro de economía pero con una simple novedad: es político antes que economista, sueña con un país mejor.
Posted on: Fri, 29 Nov 2013 17:09:30 +0000

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