LA COMPLICIDAD DE LA RED El silencio de la madrugada, cómplice perfecto, servía de nicho para largas conversaciones. Cada noche, prolongada en cada madrugada, era el escenario donde sus almas se entrelazaban con palabras vibrantes, cálidas y sonoras que describían sensaciones, emociones, sentimientos y pasiones, hoy renovados y plenos de sensibilidad emotiva, los mismos que ayer se encontraban adormecidos y aletargados en el fondo de sus almas, resignados a sucumbir en el silencio y el mutismo que generaba el miedo, el pesimismo, el temor y la inseguridad ante la posibilidad de volver a amar, de permitir que el amor llamara de nuevo a su puerta. Cada noche, en cada encuentro, el tiempo corría raudo, como queriendo pasar sin perturbar las palabras ni alterar los suspiros que comunicaban viejas emociones rejuvenecidas frente a una nueva ilusión. Los segundos se hacían más cortos para empequeñecer los minutos y estos buscaban acortar las horas, como secuestrando al tiempo para detenerlo en su carrera loca y eterna. Pero la complicidad de la noche, los largos silencios del secreto bien guardado y la loca ansiedad del encuentro clandestino en la virtualidad, sucumbieron ante la transformación anímica que se reflejaba en el rostro, haciendo público el regocijo, la frescura y la alegría de su alma, ante lo cual no faltaron los chistes maliciosos, la sátira inoportuna, la burla y el sarcasmo sobre los amores en el ocaso de la vida. Pero cualquier edad es buena para hacer posible el reencuentro con el amor, todo momento de la vida es propicio para vivir una nueva oportunidad sentimental, erótica o emotiva. Se piensa que el amor es propio de los jóvenes si se asocia con el poder de las hormonas, se cree que el amor no existe más arriba de los 40 si se piensa que el amor tiene su tiempo y su fecha en el calendario, se dice que el amor no encuadra con los muchos años porque se confunde con la simple genitalidad. Bajo estas premisas erradas, a los mayores se les niega y se les roba el derecho a amar y a ser amados, se les cohíbe del calor de las emociones que desordenan los sentidos, se les critica y ridiculiza cuando las demostraciones y la euforia del amor llegan a sus almas. Pero para aquellos a los que les deja sin cuidado el qué dirán, que son capaces de vivir las emociones propias del estar enamorado, el amor es joven porque les renueva y vivifica su alma y toda su existencia. Siguieron los protocolos propios de las redes sociales y con ellos llegaron las llamadas telefónicas en largas conversaciones que fortalecían las promesas de amor eterno y el deseo de encontrarse cara a cara, para reafirmar aquellos juramentos repetidos a diario. Y el encuentro llegó en una tarde tibia, entre la aglomeración, el tumulto y el murmullo de la gente en el aeropuerto, sus almas se ligaron en un beso largo y apasionado y suspendidos en el tiempo y en el espacio, se sintieron como trasportados a otra dimensión, dando comienzo a un nuevo idilio, que entretejía tal vez el último y verdadero amor de su vida. Terminado este primer retozo romántico y erótico en la sala del terminal aéreo, retomaron el sentido de la vida y recordaron la maleta, que había quedado abandonada en la puerta de salida, pero que un taxista hábil y oportuno recogió para asegurarse la carrera. Trasportados a su nuevo hogar, aun son felices aunque no coman perdices y quienes los conocen les saludan con afecto y con respeto pues pese al tiempo, la edad y la distancia, la crítica y la censura, tuvieron el valor de reconocer sus sentimientos para volver amar como en antaño, gracias a su encuentro en las redes sociales.
Posted on: Mon, 22 Jul 2013 03:33:18 +0000