LA CRÓNICA: Léanla, espero que les guste! COMENTEN, COMENTEN!!! No más de tres horas después de un despertar: Una dama de tez trigueña, como la llamarían mis padres, su rostro enmarcaba el cansancio y sus ojos sombríos denotaban la falta de descanso en la noche anterior, vestida con un suéter manga larga, rayado, azul, que poseía a tres cuartos, hacia conjunto con el jean de un aproximado talla 36. El descubierto de sus brazos reflejaban las arrugas y por consecuente la edad donde se permitía la competencia constante entre el ser y el parecer. Situada en una esquina de una gigante librería, en la mezzanina, donde la luz era incipiente, rodeada de mesas de espera un poco corroídas por el tiempo al igual que las sillas que le acompañaban, que parecía caoba, aunque probablemente solo sean MDF pintadas con un muy buen barniz, conjunto a esto una pared brillante iluminada por pequeños reflectores donde se exhibe alrededor de cuatro a cinco modelos de cubiertas para tabletas y celulares de última generación. Al finalizar el largo pasillo, sutilmente iluminado, se encuentra una nevera dispensadora de gaseosas que en un comienzo al introducir el billete hacía el entrega inmediata del pedido y dinero, ahora es manejado por una joven con una estatura promedio, de gafas, delgada, larga cabellera castaño oscuro, uniformada con botas puntiagudas negras, pantalón negro de gabardina y una chemise azul marino con el logo de la librería. El día radicaba en socializar en un pequeño stand llamado tuticket, no permanecía más allá de unas tres horas y aun así a eso, emitía un juicio con mucha amabilidad de ser un trabajo para ganar el sustento diario. Frente a una computadora, una laptop, negra, no más de 8 pulgadas, prestaba un servicio impecable a cualquiera que acudiera para alguna información, pese a su edad disponía de una velocidad innata donde encargaba vía online entradas para conciertos, obras de teatro o cualquier evento de moda que llevaba a cabo la empresa de renombre en Venezuela. En un breve tiempo determinado de cinco minutos, pasados algunos minutos, tal vez siete u ocho, dio plazo para atender y satisfacer servicialmente la necesidad de diez personas, cada una de aspectos, profesiones, posturas, costumbres y mañas diferentes, pero todos y cada uno de ellos con un mismo propósito. Para darle fin a su muy breve jornada laboral con sus arrugadas manos cerraba los puntos de venta bancarios e interrumpía el chequeo para contar el dinero donde las sumas altas eran prominentes. No obstante, se desconoce el paradero del dinero, aunque lo más sensato es depositarlo en la cuenta bancaria y así se emite ya que todos los días se observa llegar y preservar “la gran oportunidad laboral” no más de tres horas después de un despertar.
Posted on: Thu, 10 Oct 2013 06:11:23 +0000
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