LA DISCAPACIDAD QUE NO IMPORTA Ascensores que no se usan, buses - TopicsExpress



          

LA DISCAPACIDAD QUE NO IMPORTA Ascensores que no se usan, buses que no se detienen en las paradas, son algunas de las trabas que enfrentan los ciegos y los que andan en sillas de ruedas. Amalia Morales Con muchos de los 300 ciegos que andan en buses en Managua, los conductores entablan un juego perverso. Con tal de no subirlos, a veces, se detienen varios metros adelante o varios atrás de las paradas. Saben que para ellos es difícil correr. Y si los suben, les dan igual trato que a alguien que mira. Es común que no los oigan cuando preguntan por la parada porque la bachata que suena en la radio se desparrama a todo volumen por el bus. Casi siempre abunda el ruido en los buses. A muchos los dejan en paradas equivocadas, a veces en medio de la nada, o en una calle desconocida cuando el bus se desvía de la ruta. El no vidente queda desorientado y preguntando ¿dónde estoy? Dentro del bus, casi nadie respeta nunca los asientos preferenciales. Siempre hay alguien sentado en cualquiera de los cuatro asientos amarillos, menos el anciano, la embarazada o la persona con discapacidad que lo necesita. Las anteriores son algunas de las situaciones que han narrado ciegos a David López, presidente de la organización de no videntes Marisela Toledo y a Rosa Salgado, procuradora especial para los derechos humanos de personas con discapacidad. Estas experiencias tampoco le son ajenas. En algún momento, ellos mismos, al usar el transporte público las han vivido. Los ciegos, los que van en silla de ruedas, con bastones o andariveles por alguna limitación física, conocen muy bien las limitaciones, la “discapacidad” del transporte colectivo capitalino. En el caso de la capital, donde corren alrededor de 850 buses, se creyó que parte del problema, al menos el que concierne a las personas con discapacidad físico motora, se iba a corregir con el ingreso de los 35 buses con ascensores, sin embargo los accesos no han funcionado. 300 ciegos suben a los buses en Managua todos los días. Sin embargo, se estima que existen 5,000 en la capital. David López, de la organización de ciegos Marisela Toledo, dice que por las dificultades muchos no viajan en buses. Semanas atrás, LA PRENSA consultó a choferes de rutas como la 120, 114 y 118 y 111, y algunos de ellos confiaron que usar los ascensores equivalía a perder más de 10 minutos del recorrido. Algunos dijeron que no lo usaban. Otros, que se apoyaban con los otros pasajeros para aligerar la subida de la persona con discapacidad fisicamotora. En el caso de los ciegos, los choferes dijeron que muchos de ellos se suben sin pagar. De acuerdo con la Ley 763 de los derechos de las personas con discapacidad, estas deben pagar al menos el 50 por ciento del costo del pasaje. A la Procuraduría de Derechos Humanos empezaron a llover las denuncias. “No se estaban abriendo los ascensores”, dice la procuradora. Tampoco “había paradas adecuadas”. En el caso de los ciegos, las denuncias iban más allá. Había trato grosero hacia muchos de ellos. La procuradora dice que se comunicó con Francisco Alvarado, director del Instituto Regulador del Transporte Municipal de Managua (Irtramma), y él a su vez con las cooperativas, y comenzaron a correr a algunos conductores. También se creó una comisión de accesibilidad en la Alcaldía de Managua, con la que se previó readecuar primero 19 paradas, y más tarde 126, para mejorar el acceso para las personas en silla de ruedas. Sin embargo, la comisión se estancó con el cambio de la administración municipal y hasta hoy no ha podido reactivarse, explicó la procuradora especial. La problemática se extiende a otros departamentos de la región. La procuradora dice que han recibido denuncias de Rivas, Masatepe y occidente de otras personas con discapacidad a quienes se les ha negado el derecho de viajar en bus. Salgado dijo que en Rivas el MTI (Ministerio de Transporte e Infraestructura) y la Alcaldía entregaron carné a mujeres ciegas, sin embargo, algunas de ellas han sido bajadas de los buses. Otra denuncia fue la de una mujer que iba hacia occidente y el busero la bajó porque le pareció incómodo subir la silla de ruedas. Le dijo que iba a rayarle el bus. Sin embargo, hubo presión de los vendedores del mercado Israel y al final la subieron. AL TERCERO Y NADA Para ir al Hospital “La Mascota” desde la Procuraduría General de la República (PGR), Ana María Gutiérrez que “camina” en sillas de ruedas se acercó a la parada por donde pasa la ruta 102. Recuerda que pasó la primera, con ascensor, pero el busero le dijo: “No funciona”. Avanzó a otra parada. Pasó otro bus, también con ascensor, y el busero le gritó: “No te puedo llevar”. Siguió andando a una tercera parada, pasó otro bus, y de nuevo una excusa parecida. Tampoco la llevó. Al final, tuvo que desajustar su presupuesto y tomar un taxi. Un problema para las personas que se mueven en sillas de ruedas, dice ella, es que los taxis siempre aumentan enormemente el costo de la carrera por la silla. A veces, algunos se niegan a subirlos porque llevan sillas o bastones. “Voy para otro lado”. Es el grito que ha oído de muchos taxistas la procuradora Rosa Salgado. Pero los transportistas no son los únicos insensibles. Muchos pasajeros tampoco ceden lugar a las personas con discapacidad. Y como autocrítica, la procuradora dice que a muchos de ellos les cuesta pedir ayuda. Y mencionó que aunque no son mayoría hay personas solidarias que les suben las sillas de ruedas, que les dan una mano o que simplemente pronuncian el lugar de la parada.
Posted on: Sun, 18 Aug 2013 01:42:01 +0000

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