LA FIESTA DEL 30-S FUE UN ANEXO DEL CAMBIO DE GUARDIA DIARIO HOY: - TopicsExpress



          

LA FIESTA DEL 30-S FUE UN ANEXO DEL CAMBIO DE GUARDIA DIARIO HOY: Publicado el 01/Octubre/2013 No más de mil personas asistieron a la convocatoria en la plaza grande La Megan se hizo extrañar en la fiesta del 30-S. Lo que en años anteriores fue una celebración masiva en la avenida de los Shyris, con artistas y discursos, quedó reducido ayer a simple anexo de la ceremonia semanal de cambio de guardia. Gente traída desde La Maná y Quinindé, con las camisetas de los candidatos de PAÍS para las seccionales de febrero en sus cantones, un grupito de tsáchilas con sus trajes de rayas coloridas y su peinado de achiote más los clásicos incondicionales de los colectivos correístas formaban la mayor parte de la audiencia. No hubo conjuntos musicales, no hubo discursos, no hubo despliegue de funcionarios sobre la tarima. Solo un acto simbólico de 20 minutos que para los llegados en buses tuvo gusto a poco. Y listo. Rafael Correa apareció en escena con puntualidad castrense, a las once, y saludó sin mayor entusiasmo, circunspecto como exigía la ocasión, a las no más de mil personas que lo aclamaban sobre el costado de la Plaza Grande que da a la calle García Moreno. Al mismo tiempo, las primeras evoluciones de los enjaezados corceles y los lanceros de a pie se desarrollaban en torno a su monumento central. A su lado, el vicepresidente Jorge Glas, algún ministro (José Serrano, Betty Tola...) y los invitados especiales: familiares de los caídos el 30 de septiembre de 2010, militares y civiles que fueron heridos ese día y ciudadanos que participaron en la marcha hacia el hospital de la Policía. Otros invitados ocupaban el centenar de sillas dispuestas sobre la calzada de la García Moreno, donde brillaban en sus rutilantes uniformes la Manuela Sáenz y el Eloy Alfaro de rigor. Bajo el baldaquino que corona el atrio de la catedral, un coro de niños interpretó la canción COMO SERÁ LA PATRIA, que podría volver rico a su autor, Galo Mora, si cobrara derechos por cada vez que se interpreta en este tipo de ocasiones. Son “Los niños cantores del pueblo”, enjundiosos pero lejanos, muy lejanos a los de Viena. Un buen rato se quedó escuchándolos Correa, con la sonrisa de oreja a oreja y ocasionalmente acariciaba la cabeza de uno de los intérpretes. Pocos segundos después concluyó todo. Correa y Glas se despidieron del coro con un beso volado y regresaron por donde habían venido. Aparecieron una vez en el balcón y se perdieron de vista para siempre. Los de Quinindé y La Maná permanecieron aún buen rato frente a la tarima, esperando más espectáculo que no se produjo. Los pocos que, de entre ellos, vestían terno y corbata, trataban de entrar a Carondelet por la puerta de la calle Chile: “tenemos audiencia”, reclamaban a los policías que les vedaban el paso. “Audiencia”: como en tiempos de la Colonia.
Posted on: Wed, 02 Oct 2013 00:52:07 +0000

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