LA MURALLA QUE DIOS MANDÓ CONSTRUIR Cierta vez, en un desierto - TopicsExpress



          

LA MURALLA QUE DIOS MANDÓ CONSTRUIR Cierta vez, en un desierto escabroso, un hombre corría despavorido de una banda de ladrones y asesinos armados hasta los dientes. Corría con cierta ventaja, pero se daba cuenta claramente que sería alcanzado en pocos minutos. No veía que hallaría un lugar donde esconderse, y de pronto recordó una enseñanza que de niño había escuchado de la Biblia: Torre fuerte es el nombre de Jehová; A él correrá el justo, y será levantado (Proverbios 18:10). En un instante de milisegundos toda su vida pasó ante sí, y se dio cuenta de cuán disoluta y vana era su vida. Nunca quiso un compromiso sincero con Dios. Rechazó toda oportunidad de conocer realmente al Señor y Salvador Jesucristo. Había jugado con el fuego prohibido de la vida, y ahora estaba a punto de quemarse y morir para siempre. Ya no tenía esperanzas. Corría por inercia, pero bien sabía que su final se aproximaba tal cual el rayo de una tempestad furiosa que venía sobre él. En medio de su agitada turbación y con toda la adrenalina que aún daba fuerza a su escape, elevó una mirada al Cielo, y solo atinó a pensar: ¡Dios, ayúdame!. De pronto, distinguió una cueva y se internó en ella. Entró por un agujero pequeño y se dio cuenta que solo había dos metros, y nada más. En eso, una pequeña araña empezó a tejer su tela rápidamente. En círculos y maratónicamente cubrió el agujero de la cueva con su fina tela. Asombrado y aterrorizado, el cuitado y perseguido percibía los pasos y voceríos de los malhechores que se acercaban. Sentía que su fin estaba cerca. Encontraron la cueva. Era hombre muerto. En eso escucha lo siguiente: -¡Aquí, en la cueva!-, -No puede ser... Aquí no está. ¡No pudo haber entrado aquí! Hay una tela de araña intacta. No perdamos el tiempo. Siguió su corrida. Vamos!!!-. Y no entraron a la cueva. El huidor quedó atónito y algo calmado, a pesar de que el corazón estaba a punto de salírsele por la boca. Se durmió un rato, se hizo de noche, y amaneció. Logró salir con vida, y escapó. Salió del país y viajó a un lugar muy lejano. Consiguió una Biblia y la estudió como nunca antes. Infinitamente agradecido, dedicó su vida a Dios, y un día predicó a un grupo de jóvenes y contándoles su historia les dijo: Sin Dios, una muralla grande y gruesa es una frágil tela de araña. Pero CON DIOS, una tela de araña es una muralla protectora e inaccesible.
Posted on: Wed, 13 Nov 2013 13:30:57 +0000

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