LA MUTACIÓN DE LOS REVOLUCIONARIOS Publicado el - TopicsExpress



          

LA MUTACIÓN DE LOS REVOLUCIONARIOS Publicado el 25/Junio/2013 Por: Felipe Burbano de Lara Resulta que ahora es el presidente de la República quien da lecciones sobre periodismo responsable: él sabe lo que es y cómo debe practicárselo. Rafael Correa necesitaba que el diligente Fernando Alvarado le pusiera una tribuna donde exponer sus novísimas teorías sobre periodismo responsable. Y le puso una con un nombre pomposo: Cumbre del periodismo responsable. Los recursos públicos se usan generosamente para construir escenarios no pluralistas ni abiertos, sino foros cerrados, donde el oficialismo se escucha a sí mismo y reafirma sus convicciones; tribunas para crear círculos viciosos alrededor de sus ideas e intereses. Y ellos, en cadenas interminables de voces, proclaman a los cuatro vientos la democratización de la palabra gracias a la nueva Ley de Comunicación. Vivimos la mutación de los revolucionarios en burócratas políticos. Dejaron atrás su espíritu crítico contra el poder para generar un instrumento de protección. En esa mutación, queda desvirtuada la idea de poder político: no hay nada qué preguntarse, nada sobre lo cual hacer juicios de valor, ni tener opiniones; si encarna la voluntad popular, el poder político es bueno y democrático. No hay intereses, no hay cárceles, no hay represión, no hay abuso, no hay corrupción, no hay recursos públicos en juego, no hay ciudadanía fuera de los momentos electorales. La pomposa cumbre confirma que quienes están hoy en el Gobierno no tienen conciencia del lugar que ocupan; están convencidos de ser los buenos, los populares, los democráticos, mientras los otros ejercen el poder de modo fáctico. Hay una manera populista de entender la política y el poder: si tiene legitimidad en las urnas, si nace de la voluntad popular, si es mayoritario, si el líder es aclamado, no hay nada que reprochar ni reclamar. Este es el fondo del argumento de Correa en contra de los medios como actores políticos sin ninguna legitimidad democrática. Nada hay en su horizonte sobre trayectorias periodísticas, esferas públicas, credibilidad, confianza, opiniones, voces. Otros tienen poder, ellos la voluntad democrática. Tampoco hay un respeto a las audiencias y lectores; todos son unos tontos manipulados por los dueños de los medios de comunicación. Un neomarxismo reduccionista, que desconoce la trayectoria histórica de las libertades políticas en la generación de una sociedad democrática, se ha instalado en Carondelet. El orador principal de la cumbre habló como si no existiese un largo debate sobre periodismo, como si los filósofos políticos no hubieran profundizado en el tema de las libertades, como si no hubiese un larguísimo debate desde el siglo XVIII –para no retrotraernos a la antigüedad- sobre propiedad y poder. Nada de eso existe ni merece ser tomado en cuenta para nuestros refundadores: las ideas verdaderas nacen con ellos. La retórica de los poderes fácticos, usada de modo poco académico y muy político, se convierte en una coartada para alejar la mirada de los ciudadanos sobre el poder político, de preguntarse cómo usa los gigantescos recursos a su disposición. Desde sus intereses y necesidades, ambiciones y hasta abusos, nos quieren educar y hacer responsables.
Posted on: Wed, 26 Jun 2013 01:29:01 +0000

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