LAS ARENAS DEL ALMA ( DANTE GEBEL ) (4) SORPRESAS - TopicsExpress



          

LAS ARENAS DEL ALMA ( DANTE GEBEL ) (4) SORPRESAS ESPERADAS Abraham, sin saberlo, también está esperando su sorpresa. Después de todo, no han pasado muchos años desde que recibió una promesa. Y ahora sin sospechar-lo aun, su Padre está de regreso, y almuerza con él debajo de un frondoso árbol. Me gusta la idea de que Abraham no haya provoca-do el encuentro. Me fascina el saber que fue exacta-mente al revés. Toda mi vida he crecido con la idea de que es uno quien debe buscar a Dios, pero nunca me habían dicho que también es Dios quien busca al hombre. Paseándose en el huerto del Edén. Sorprendiendo a un Moisés dubitativo tras una zarza. Apareciendo en el medio del camino a Saulo de Tarso. O en un improvisado almuerzo campestre. —Hmmm, delicioso —dice el extraño mientras saborea una costilla de carne asada. —De igual modo, admiro la mano que tiene Sara para cocinar esos panecillos que disfrutamos como primer plato —comenta el comensal más alto—. A propósito, adónde se metió Sara? Siempre quise saber qué cara puso Abraham cuan-do oyó la pregunta. En primer lugar, él todavía no la había presentado; en segundo lugar, cómo supo que su esposa se llamaba Sara? Puedo imaginarme el rostro del patriarca anfitrión. Tuvo que haber sido similar al de mis niños, en el momento exacto en que me ven desempacar las maletas. Saben que algo viene conmigo. Si papá pregunta ,,cómo se portaron los niños?» es porque oculta algo debajo de la manga. — Supongo que... en la tienda. Eso es, en la tienda —responde. El hombre termina de masticar, limpia las comisu-ras de sus labios con una servilleta y sencillamente, desempaca el regalo. La sorpresa esperada. — Sara tendrá un hijo —dice. Un momento. Este no es un tema para tratar en un almuerzo con desconocidos. Después de todo, se trata de la intimidad de una familia. Me pregunto si fue en ese momento que Abraham se dio cuenta de que Dios había salido a su encuentro. Me pregunto si fue exactamente allí cuando se percató de que el Creador del universo, aquel que acomodó el cosmos en su lugar, estaba frente a él, saboreando su carnero asado. Abraham contempla su regalo como un niño que, al estar tan sorprendido, olvida ser cortés y agradecido. Algo no está funcionando bien aquí, estos extraños no están de paso por la tienda de los viejos ancianos sin hijos. Dios estaba sencillamente dándole una sorpresa. Hace poco, estaba tratando de contestar unas cartas aa través del correo electrónico. Tengo un tipo de búnker en lo alto de la casa, donde puedo alejarme a escribir, meditar o preparar un mensaje. Dios sabe que no estaba pensando en nada neta-mente espiritual. Tampoco se trataba de algo carnal, pero me refiero a que no estaba escribiendo algo que tuviera que ver con el ministerio o que me obligara a meditar en algo divino. Sencillamente estaba ultimando detalles a través del e-mail con Pablo, mi asistente, relacio-nados con una frecuencia de vuelo de un próximo viaje. Y fue entonces cuando sentí que alguien había invadido la oficina. No hablo de algo místico, pero sos-pechaba que tal vez uno de mis hijos se había escondido bajo el escritorio o detrás de un sillón. Seguí escribiendo, pensando que quien estuviese allí, tarde o temprano iba a tener que dar la cara, pero reconozco que había logrado intranquilizarme. Habían transcurrido unos pocos minutos cuando algo me abrazó literalmente. No fue alguien, fue «algo». Comencé a llorar como hacía años no lo hacía, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo de pies a cabeza. Alguien estaba abrazándome por la espalda, sin que lo estuviese esperando. Dios estaba dándome una sorpresa. Estás pensando lo mismo que yo? ¿Lo imaginé? La religión organizada no nos preparó para esto. Aquel abrazo duró solo unos instantes, pero alcanzó para dejarme postrado en el suelo, llorando de emoción y con sentimientos encontrados. A mí, como a ti, me dijeron que Dios solo aparece cuando alguien lo busca insistentemente. Que alguien debe hincar las rodillas, y si comienza a sentir dolor, debe permanecer aún más tiempo, pues seguramente eso conmoverá al Padre. Me enseñaron que uno es el buscador, siempre. Y Dios es el eterno buscado. Olvidaron mencionar que Él puede sorprenderte invitándose a un almuerzo contigo.
Posted on: Sat, 03 Aug 2013 22:12:38 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015