LECCIÓN La seguridad de salvación del creyente I. - TopicsExpress



          

LECCIÓN La seguridad de salvación del creyente I. INTRODUCCIÓN Desde la lección 6, hemos estudiado el tema de la justificación del impío, desde su noción y sus elementos integrantes hasta la presentación adecuada de la invitación del Evangelio que pueda conducir a esa salvación inicial, y pasando por el concepto de la gracia sin la cual sería imposible, de todo punto, la conversión. Podríamos decir que, con la presente lección tenemos, por un lado, la dichosa consecuencia de la conversión y, por otro lado, como el pórtico que nos conduce a la extensa 2ª porción de esta parte III sobre la santificación, quedando la lección 11 como un pequeño islote de refrigerio «vacacional», que lo mismo podía haber sido incluido después de la lección 1. Pensé que resultaría más pedagógico colocar la lección 11 en la forma en que lo he efectuado. 1. ¿En qué consiste la seguridad de la salvación eterna del ␣creyente? El profesor Ryrie la define (BT, pág. 328) del modo siguiente: «La seguridad eterna es la obra de Dios que garantiza que el don de la salvación, una vez recibido, es para siempre y no puede perderse». Al llegar a este punto, creo que es necesaria de todo punto una distinción entre «seguridad» y «certeza». La seguridad es algo «objetivo», que está en las manos de Dios (Jn. 10:28-29) y no se puede perder jamás; la certeza es algo «subjetivo», que está en la mente del creyente (ver 1 Jn. 3:19-21) y puede nublarse 10 CURSO PRÁCTICO DE TEOLOGÍA BÍBLICA 512 y oscurecerse, ya sea por carnalidad o por conciencia demasiado delicada; en este caso, se puede perder el gozo de la salvación (ver Sal. 51:12), pero no se puede perder la salvación (Ef. 2:8). Estrechamente relacionado con la seguridad de salvación está el concepto de perseverancia final de los elegidos, la cual depende de la preservación divina mediante la continua operación del Espíritu Santo en el creyente. Grudem (o.c., pág. 788) define así la perseverancia final: «La perseverancia de los santos significa que todos cuantos han nacido de nuevo realmente, serán guardados por el poder de Dios y perseverarán como cristianos hasta el fin de su vida, y que sólo los que perseveran hasta el fin han nacido de nuevo realmente». Esto puede expresarse también con palabras de Gardiner Spring: «El que es salvo ahora, siempre lo será; el que no es salvo ahora, nunca lo ha sido». Esto ha de servir para hacer temblar al falso profesante y aun al creyente carnal, y ha de servir también para inundar de gozo el corazón del creyente fiel. Con razón dice Thomas Brooks, al comienzo de su libro El Cielo en la Tierra: «Todo creyente genuino tiene asegurado el Cielo en el Cielo; este libro tiene por objeto enseñarle que puede también, de algún modo, tener el Cielo en la Tierra». 2. ¿Qué dicen las Escrituras a este respecto? Cito sólo los lugares que, en mi opinión, expresan claramente la verdad que estamos considerando: A) Juan 10:27-30. Aquí vemos que las verdaderas ovejas de Cristo están seguras en las manos de Cristo, que son las mismas del Padre, pues una misma es la naturaleza de ambos, como lo aclara el versículo 30. B) Romanos 8:38-39. Pablo expresa aquí su persuasión de que «ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro». Nuestra salvación no depende de nuestro amor a Dios, sino del amor de Dios hacia nosotros, manifestado en Jesucristo. C) Romanos 11:29. «Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios». Para «irrevocables» el griego tiene ametaméleta (neutro pl.), que significa literalmente «cosas de las que no hay que sentir pesar», es decir, de las que Dios no puede arrepentirse. 513 PARTE III – DIOS SANTIFICADOR D) Filipenses 1:6. En este lugar, Pablo expresa de nuevo su persuasión de que Dios «que comenzó en vosotros una obra buena la llevará a cabo hasta el día de Cristo Jesús» (lit.). El mismo Dios que comenzó su obra en la conversión del creyente, velará sobre ella hasta el fin. E) 2 Tesalonicenses 3:3. «Mas fiel es el Señor, quien os establecerá y custodiará del maligno» (lit.). El primer verbo expresa firmeza segura; el segundo, preservación vigilante. F) 2 Timoteo 1:12. «… porque sé a quién he creído, y estoy persuadido (de nuevo, el mismo verbo de Ro. 8:38 y Fil. 1:6) de que es poderoso para custodiar (el mismo verbo de 2 Ts. 3:3) mi depósito (el mismo vocablo que el del v. 14 y de 1 Ti. 6:20) para el día aquel» (lit.). «El día aquel» es el mismo de Fil.1:6. En cuanto al vocablo «depósito» (gr. parathéke), su claro significado en 1 Timoteo 6:20 y 2 Timoteo 1:14, da a entender que también en 2 Timoteo 1:12 habría de significar «lo que se me ha encomendado ». Sin embargo, suele entenderse como lo que Pablo «había encomendado a Dios» = guardarle con seguridad hasta el final. Las dos opciones pueden admitirse; incluso se corresponden. Dice Alan G. Nute, en el A Bible Commentary for Today (editado por G.C.D. Howley, F.F. Bruce y H.L. Ellison) sobre este punto: «… Cualquiera de las dos (soluciones) sería legítima; tomadas juntamente representan los dos lados de una transacción. La verdad y su propagación, junto con el necesario don otorgado por Dios comprenden lo que Dios ha encomendado a Pablo; para tenerlos a salvo, él los encomienda a Dios. La exhortación de Pablo (v. 8) ha quedado reforzada, primero por su concepto del Evangelio, y ahora por su propio ejemplo». Como puede verse, A.G. Nute interpreta el «depósito» como «la verdad y su propagación», esto es, «la predicación denodada del Evangelio» y éste es, sin duda, el sentido primordial del pasaje; pero el versículo 14 deja bien en claro que eso solamente puede llevarse a cabo «mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros» (lit.); conlleva, por tanto, la preservación constante, hasta el final de su carrera, de Pablo. Ver también 2 Timoteo 4:7-8. G) Hay otras porciones en las que se dice que quienes crean, tendrán vida eterna; por ejemplo, Juan 3:16, 36; 5:24; 6:4-7, 38-40; 1 Juan 5:11-13. En Juan 3:16-17, 36; 10:28, la «vida eterna» aparece en contraste con la conCURSO PRÁCTICO DE TEOLOGÍA BÍBLICA 514 denación y el juicio que espera a los que rehúsan creer. Vida eterna es la vida interior (gr. zoé) de nivel sobrenatural, producida por el Espíritu Santo y que comienza en el momento de la conversión y perdura por toda la eternidad; por tanto, no se puede perder. H) Hay finalmente, otros lugares en que se nos asegura que ya «no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús» (Ro. 8:1) y Dios no puede «condenar» de nuevo (ver Ro. 11:29); o que «hemos sido sellados con el Espíritu Santo», que es la garantía de nuestra herencia (Ef. 1:13- 14); o que «somos guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación (es decir, la etapa final de la salvación) que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero» (1 P. 1:5). En este último lugar, hay dos detalles dignos de ser notados: (a) El verbo para «somos guardados» es el gr. phrouréin, cuyo significado literal es el de «preservado de escapar», «protegido por todos los lados de ser atacado» y «custodiado con toda seguridad». (b) El tiempo de dicho verbo es participio de presente de la voz pasiva, con lo que Pedro da a entender una «perfecta continuidad» de la acción preservadora del poder de Dios; en esta acción de Dios está el énfasis del verbo; pero esta operación divina lleva asociada la cooperación del propio creyente («mediante la fe»). 3. Las Escrituras también advierten contra las falsas señales de conversión A) Tenemos, primero, el caso de Judas Iscariote, claramente «inconverso» (ver Jn. 6:64, 70), pero cuya conducta exterior fue, hasta la última cena con el Señor, tan similar a la de los otros once apóstoles (Mt. 10:1-8; Mr. 6:7-13; Lc. 6:12-16; 9:1-6) –predicando el Evangelio, echando demonios, sanando enfermos–, que, cuando Jesús dijo que uno de ellos le iba a entregar, nadie volvió los ojos hacia Judas, sino que todos, incluso Judas, «comenzaron a entristecerse y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?» (Mr. 14:19 comp. con Mt. 26:20-25 y Jn. 13:21-30). ¡Qué rematadamente bien llevó su hipocresía hasta el final! B) Mateo (Mt. 7:21-23) nos refiere unas tremendas palabras de nuestro mansísimo Salvador contra quienes invocarán en el último día al Señor recordándole las maravillas que hicieron «en su nombre» en esta vida. Y nótese en la respuesta de Jesús la frase «Nunca os conocí». No dice: «Os conocí 515 PARTE III – DIOS SANTIFICADOR por algún tiempo, pero después obrasteis la maldad». El adverbio de negación «nunca» abarca todos los tiempos. C) En la parábola del sembrador, según la hallamos en Marcos 4:5-6, 16-17, Jesús se refiere a «los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración…» Cuando viene el tiempo de la prueba, muestran su verdadero color, porque no tenían raíz en sí mismos. No hubo «vida eterna» porque faltó la «raíz» de una fe genuina. D) También Pablo habla de «los obreros fraudulentos que se disfrazan como apóstoles de Cristo» y «como ministros de justicia» (2 Co. 11:13 y 15), así como de «los falsos hermanos introducidos a escondidas» (Gá. 2:4). E) Igualmente Juan (1 Jn. 2:18-19; 4:1-6) amonesta contra falsos maestros y profetas, introducidos solapadamente en las congregaciones cristianas de fines del primer siglo de nuestra era (ya lo había profetizado Pablo en Hch. 20:29-30). Nótese en 1 Jn. 2:19 lo de «salieron de nosotros, pero no eran de nosotros», es decir, no eran creyentes. Y da como razón su falta de perseverancia final: «porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros». F) Para terminar esta lista, quiero mencionar lo que el Señor dice en Mateo 12:43-45: «Mas cuando el espíritu inmundo sale del hombre (del ser humano) pasa a través de lugares sin agua, buscando reposo y no (lo) halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y en llegando (la) halla desocupada, barrida y adornada. Entonces se va y toma consigo otros (gr. hétera = diferentes) siete espíritus más malvados que él mismo y, entrando, se establecen allí, y la situación final de aquel hombre viene a ser peor que la primera. Así le pasará también a esta generación malvada» (vers. lit.). Acerca de este pasaje, dice Bullinger (DICCIONARIO DE FIGURAS DE DICCIÓN USADAS EN LA BIBLIA, pág. 634 de la ed. castellana): «Ha de interpretarse con relación a la nación judía contemporánea del Salvador, como explica la última parte del versículo 45. Por aplicación, enseña también que el espíritu inmundo, en este caso, sale por su propia voluntad, sin ser arrojado (comp. con vv. 28-29). Cuando es arrojado, jamás vuelve; pero cuando se va por su propia voluntad, vuelve y halla solamente un ‘carácter reformado’, en lugar de la habitación del Espíritu Santo en una persona que ha nacido de nuevo». Los subrayados son suyos, y nos enseñan una verdad bíblica, de labios del propio Jesús, acerca de CURSO PRÁCTICO DE TEOLOGÍA BÍBLICA 516 la notable diferencia entre la condición espiritual de aquellas personas en las que el Espíritu Santo ha ejercido el ministerio de expulsar a los demonios, y la de aquellas otras personas en las que el conocimiento de la verdad sólo les ha servido para pensar altamente de sí por algún tiempo y rechazar después al Salvador cuando éste les ha invitado a un sincero arrepentimiento. Esta fue la experiencia de Juan el Bautista y del propio Señor con los escribas y fariseos de su generación, y ésta es siempre la experiencia con los hipócritas moralistas de todos los tiempos. 4. Pruebas deductivas de la preservación de los elegidos Resumo aquí lo que dije en Doctrinas de la Gracia, páginas 153-154: La doctrina de la preservación final de los elegidos, de la que depende, en primer término, la perseverancia final de los mismos y, con ello, la seguridad de salvación del creyente, se deduce: A) De la doctrina bíblica de la predestinación. Conforme lo vemos en Ro. 8:29-30, la predestinación implica que los elegidos serán salvos en virtud del llamamiento irrevocable de Dios que los conducirá a la conversión y, finalmente a la glorificación. B) De la intercesión eficaz de Cristo. Cristo está intercediendo siempre con el Padre a favor de los Suyos (véase He. 7:25; 1 Jn. 2:1-2). Esta intercesión es siempre eficaz (ver Jn. 11:42). C) De la unión de los creyentes con Cristo. El Espíritu Santo hace al creyente «miembro de Cristo»␣(ver 1 Co. 12:13). En Cristo y con Cristo formamos una sola planta (Jn. 15:1 y ss.), un solo Cuerpo (Ro. 6:4 y ss.; 12:4 y ss.; 1 Co. 12:13 y ss.; Ef. 2:1-6; 4:15-16; Col. 3:1-3). 5. Lugares conflictivos o problemáticos A) Hay textos que parecen ir a favor de la absoluta nulidad de la Ley, como Gálatas 5:4, «De Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por (la) ley; de la gracia habéis caído» (lit.). Este versículo, dentro de su contexto, enseña que quien intenta usar la Ley como base para su justificación está renunciando a la única base, la gracia, (ver Ef. 2:8) que provee el medio de la justificación. Ni enseña que la Ley sea nula ni que el creyente, justificado, pueda separarse de Cristo (ver Ro. 8:35-39). 517 PARTE III – DIOS SANTIFICADOR B) Otros textos parecen enseñar que el creyente puede perder la salvación. Por ejemplo: (a) Juan 15:6. Este versículo –como todo el capítulo hasta el versículo 16– se refiere a la «comunión con Cristo», no a la «unión». Una vez más, hago notar que el versículo 2 debe verterse del modo siguiente: «Todo pámpano (que está) en mí no llevando fruto…». Lo del «estar» es anterior a lo de «llevar fruto». Así que todo lo que sigue se refiere al «fruto», no a la justificación. Dice Ryrie (BT, pág. 333): «El creyente que no permanece, aunque todavía en Cristo y, así, salvo, pierde sus oportunidades y recompensas, tanto en la vida como en el tribunal de Cristo». (b) 1 Corintios 9:24-27. También este pasaje, como está explícito, se refiere a recompensas, no trata de la justificación ni de la pérdida de la salvación, como insinúa la frase de la Vulgata Latina al final del versículo 27: «ipse reprobus efficiar», que solía traducirse «yo mismo me vuelva réprobo», es decir, condenado. Algunas de nuestras versiones, por desgracia, se acercan al sentido de la Vulgata. La RV 1960 «yo mismo venga a ser eliminado». La VM «yo mismo sea rechazado por indigno». La Biblia de las Américas vierte de modo conveniente «yo mismo sea descalificado». Pero no hay como el Nuevo Testamento Trilingüe (¡católico!) para verter hermosamente los versículos 26-27: «Yo, pues, así corro, no como a la ventura; así lucho en el pugilato, no como quien da en el aire; sino que abofeteo mi cuerpo y lo reduzco a la esclavitud, no sea que, después de pregonar el premio para otros, quede yo descalificado». (c) Hebreos 6:1-8 es uno de los lugares más problemáticos de toda la Biblia, pues parece insinuar que un creyente puede perder su salvación. Y en este sentido lo entienden muchos arminianos, especialmente los metodistas wesleyanos. Pero la mayoría de los expositores lo entienden de falsos profesantes que se apartaron del conocimiento de la verdad sin haber nacido de nuevo. Sin embargo, el Dr. Ryrie ha demostrado de modo convincente (ver en BT, pág. 333, C. (3)) que se trata de creyentes inmaduros, como lo prueba el contexto anterior (5:11-14) y los vocablos clave del mismo texto en los vv. 4 y 5: «iluminados», como en 10:32; «gustaron» como en 2:9, y «partícipes », como en 12:8. Estoy de acuerdo con él y corrijo aquí algo de lo que escribí en Doctrinas de la Gracia, página 155, punto 2, C’). Algo parecido debo decir de Hebreos 10:26-31 a pesar del fuerte lenguaje. CURSO PRÁCTICO DE TEOLOGÍA BÍBLICA 518 Personalmente, la comparación de Hebreos 10:26 y 29 con Números 15:24-31 me ayuda mucho a entender el pasaje, especialmente teniendo en cuenta que la Epístola está dirigida primariamente a Hebreos. 6. Objeciones contra la doctrina de la seguridad de salvación Estas objeciones son principalmente tres y vienen todas del lado católico romano, que entiende de modo muy diferente el concepto de fe, de gracia y de justificación. A) Esta enseñanza puede inducir al pecado, con la seguridad de ser salvo para siempre. Respuesta: Quien tenga la mentalidad equivocada de que puede continuar practicando el pecado, no ha nacido de nuevo (ver, p.ej., 1 Jn. 3:7-10). La justificación tiene por objeto la santificación: «escogidos… para ser santos y sin mancha» (Ef. 1:4). B) El Nuevo Testamento urge a perseverar en el bien como medio de alcanzar la salvación y amonesta contra el peligro de retroceso y apostasía (véase Mt. 24:12; Col. 1:23; He. 2:1; 3:14; 6:11; 1 Jn. 2:6). Hay incluso textos que van más allá (ver 1 Co. 9:27; 1 Ti. 1:19-20; 2 Ti. 2:17-18; 4:10; He. 6:4- 6; 10:26-27, 39; 2 P. 2:1-2). Respuesta: De estos últimos, ya examiné 1 Corintios 9:27; Hebreos 6:4-6; 10:26-27. En cuanto a los demás, es preciso que las referidas advertencias serias de la Escritura sean entendidas en el sentido de su ministerio instrumental para estimular la cooperación activa de los elegidos en cuanto a una salvación que está asegurada por Dios; véase un texto claro en 2 Pedro 1:5-11 (Fil. 2:12-13 no es tan claro, ya que podría indicar el esfuerzo en ayudarnos los unos a los otros en la santificación, aunque el uso del griego «heautón» en lugar de allélon me inclina a pensar en la salvación personal, pero siempre en su 2ª etapa = la santificación, por requerirse el «trabajar»). C) El más santo de los hombres en la tierra, al conservar su libre albedrío, puede caer en pecado grave, perdiendo así la gracia y, si esto le llega a ocurrir en la hora de la muerte y no se confiesa a tiempo o, al menos, tiene contrición perfecta –no muy fácil a la hora de la muerte– con propósito de confesarse, si puede hacerlo, no le valdrán cuantos méritos y penitencias haya hecho en esta vida (han podido ser 60 o 70 años en una Cartuja); se irá al Infierno sin remedio (queda el único remedio de la Unción de los enfermos). Respuesta: Un creyente verdadero no puede 519 PARTE III – DIOS SANTIFICADOR perder su salvación final, por cualquier acto de pecado que haya cometido, pues su «justicia» y la «salvación final» consiguiente no se hallan en manos de su variable libre albedrío, sino en las manos omnipotentes de Dios, de las que nada ni nadie lo podrá arrancar (ver Jn. 10:28-30). 7. Evolución histórica de la enseñanza eclesial sobre este punto A) Los primeros llamados «Padres de la Iglesia» (los «Santos Padres») no trataron directamente del tema, pues nadie atacaba las enseñanzas de la Biblia sobre la seguridad de la salvación. Pero, poco a poco, con el ejemplo de ermitaños y monjes, la ascesis personal desembocó en la noción de una salvación dependiente de la virtud del individuo. La idea llegó a su punto más alto con el pelagianismo. B) Agustín de Hipona, que ya se había opuesto a los movimientos que negaban la validez del bautismo o de la ordenación si el oficiante no tenía el Espíritu Santo habitando en él, se opuso y, con mayor fuerza aún, al pelagianismo, convirtiéndose así en el gran campeón de la soberanía de la gracia divina y la iniciativa de la gracia en la obra de la salvación, aunque su sacramentalismo y la distinción entre «carácter» y «gracia» le llevó a admitir la posibilidad de perder la gracia y, con ella, la salvación. Es cierto que admitió la predestinación y la preservación final de los elegidos, pero ¿quién podía estar seguro de pertenecer al número de los elegidos? Esto muestra que, cuando Calvino y Lutero decían: «Agustín es enteramente nuestro», sólo era una media verdad. C) En la Edad Media, los conceptos de fe, gracia, salvación, etc., se confundieron todavía más (la fe como asenso intelectual, la gracia de la justificación como cualidad infusa, etc.). La enseñanza del Purgatorio fue adquiriendo cada día mayor importancia; junto con eso, la necesidad de pagar con misas, penitencias, etc., por la pena de los pecados cometidos (incluso cuando la culpa, aún de los pecados «veniales», hubiese sido totalmente perdonada), dio finalmente paso a la doctrina de las «indulgencias », que llegó a sus últimos extremos en la exposición que de tal doctrina hizo el fraile dominico Tetzel con su famosa frase «Tan pronto como la moneda suene en el fondo del cofre, el alma de su deudo saldrá del Purgatorio». Fue precisamente esto lo que precipitó el estallido de la Reforma de parte de Martín Lutero. CURSO PRÁCTICO DE TEOLOGÍA BÍBLICA 520 D) La Reforma restableció la doctrina bíblica de la perseverancia final de los creyentes, aunque hubo algunas diferencias entre los propios reformadores. Lutero puso el énfasis de la salvación en la fe, haciendo depender de la «continua actividad de la fe» la perseverancia final, mientras que Calvino puso correctamente el énfasis en la gracia que sostiene la actividad de la fe, conforme a Efesios 2:8, por ejemplo. E) En este punto concreto de la seguridad de la salvación, Arminio se mantuvo perplejo porque algunos de los textos difíciles que expliqué en los puntos 5 y 6 de la presente lección le daban la impresión de que la salvación podía perderse. Como ya dije en el punto 5, B), (c), los arminianos de base metodista, a la vista de textos como Hebreos 6:1-8, admitieron que un creyente puede perder su salvación; van, pues, más lejos que el propio Arminio. F) Aunque los distintos seguidores de Calvino difieren en el modo de ordenar lógicamente los decretos divinos sobre la obtención de la salvación y su aplicación a los seres humanos, todos están de acuerdo en afirmar la seguridad de la salvación del creyente genuino. 521 PARTE III – DIOS SANTIFICADOR CUESTIONARIO Preguntas para la lección 10 1ª pregunta ¿Tiene usted la seguridad de que realmente ha nacido de arriba? ¿Qué evidencia ve usted en su propia vida para tener tal seguridad? 2ª pregunta ¿Cree usted que es el deseo de Dios que los creyentes se pasen toda la vida preocupados de si realmente han nacido de nuevo, o piensa usted que Dios quiere más bien que tengan firme seguridad de que son Sus hijos? Hallará un versículo muy expresivo al respecto en el capítulo 5 de 1 Juan. 3ª pregunta ¿Nota usted una línea constante de crecimiento espiritual en su vida cristiana? 4ª pregunta ¿Confía usted en sus propias fuerzas para continuar creyendo en Jesucristo, o en el poder de Dios que mantendrá activa y viva la fe de usted? 5ª pregunta Si usted tiene alguna duda sobre si realmente ha nacido de nuevo, ¿qué es lo que en su vida puede darle motivo para tales dudas? ¿Qué pasajes de las Escrituras podrían alentarle a resolver esas dudas? ¿Le dicen algo lugares como Mateo 11:28-30; Juan 6:37; 2 Pedro 1:5-11? 6ª pregunta ¿Cree usted que el Señor Jesús conoce ahora las dudas de usted y las comprende? ¿Qué le parece a usted que es lo que Dios quiere que haga usted ahora mismo para obtener una mayor certeza de su salvación? 7ª pregunta ¿Conoce usted personas, quizás en su misma congregación, cuyo «fruto» es siempre destructivo, divisivo, o perjudicial para el ministerio de la iglesia y de la fe de otras personas? ¿Tienen tales individuos mucha influencia? ¿Ocupan quizá puestos de liderazgo en la iglesia? 8ª pregunta ¿Piensa usted que una evaluación del fruto en la vida personal del creyente y lo que esto puede influir en otros, debería tenerse en cuenta a la hora de buscar personas con cualidades para el liderazgo
Posted on: Mon, 12 Aug 2013 17:34:22 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015