LLAMAMIENTO DE LA UNIÓN PATRIÓTICA DEL QUINDÍO El retorno de - TopicsExpress



          

LLAMAMIENTO DE LA UNIÓN PATRIÓTICA DEL QUINDÍO El retorno de la Unión Patriótica a la actividad política -luego de un prolongado período de relativa quietud, derivada del genocidio perpetrado por el Estado colombiano en su contra-, constituye en el actual momento político, un acontecimiento de incalculables alcances, en la búsqueda de la paz democrática con justicia social para nuestro pueblo. La Unión Patriótica, nace como propuesta de paz, como un movimiento amplio de convergencia democrática, que lucha por las reformas económicas, políticas y sociales, que garanticen al pueblo colombiano una paz democrática. Al retornar a la marcha por la conquista de nuestros sueños, retornamos también a nuestros orígenes partidarios; orígenes cuya vigencia, tal y como ocurrió hace ya tres décadas, permanece intacta. Las causas estructurales, génesis del alzamiento en armas de un amplio sector del pueblo colombiano, no han sido conjuradas por quienes detentan el poder en Colombia desde los tiempos de la República. Por el contrario, cualquier ciudadano, por desprevenido que sea, puede constatar que dichas causas estructurales, se han profundizado con el pasar de los años, y de las políticas gubernamentales de corte anti-popular. La cercenadura paulatina a las libertades democráticas de los colombianos; la penalización de su protesta social; la vulgar forma en que (con la presencia de bases militares norteamericanas en territorio colombiano), ha sido pisoteada nuestra soberanía nacional; el acrecentamiento de las desigualdades sociales, de la pobreza, del hambre y la miseria extrema; la implacable contaminación del medio ambiente como consecuencia de la entrega de nuestras riquezas naturales al gran capital trasnacional; la estigmatización de la oposición política, el enjuiciamiento de sus activistas bajo el manido ardid del terrorismo; y la descomposición del Estado y de absolutamente todas sus instituciones como producto de su sabido hermanazgo con el narcoparamilitarismo, son las pruebas manifiestas que, contrario a las tesis del gobierno, y de algunos académicos e intelectuales, justifican el que hacer de los movimientos revolucionarios que permanecen en pie de lucha, por conquistar el anhelo de paz con justicia social, y por ende el respeto a la dignidad de todo un pueblo. En los últimos tiempos, hemos podido apreciar cómo en Colombia, se vienen sucediendo una serie de transformaciones que van más allá de lo económico, y que apuntan a preservar lo que bajo el criterio y la lógica de las elites gobernantes, configura un interés superior. Este interés, no es más que el control político del Estado y el territorio, sus recursos, esferas de decisión, instancias administrativas en el orden local, regional y nacional; así como el sometimiento moral de significativos grupos poblacionales, en lo que podría llamarse, la dinámica de corrupción estratégica. Indudablemente, en este proceso de transformaciones del control político del Estado, las elites tradicionales y los partidos políticos, le sirvieron al narcoparamilitarismo para expandir y consolidar su control sobre la institucionalidad estatal. Desde allí comenzaron a distribuir puestos burocráticos, a adjudicar contratos, y a canalizar los recursos públicos para el beneficio personal. Consecuente con la penosa realidad política, económica y social de nuestro país, la Unión Patriótica retoma su andar, en la lucha por la terminación del conflicto armado y la construcción de una paz con justicia social, estable y duradera; la cual, solo podrá levantarse sobre bases constitucionales que garanticen la profundización de la democracia, y la posibilidad real de ejecutar las reformas estructurales reclamadas por la sociedad colombiana en su conjunto. Por ello, nuestra presencia y participación política en los procesos electorales que se avecinan, deberá centrarse en la generación de respaldo popular hacia el concepto de paz democrática y con justicia social. La paz en la que creemos, la que nos urge, se opone diametralmente a la paz que aspiran consolidar quienes pretenden perpetuar el sistema de desarrollo capitalista en Colombia. He aquí la importancia de nuestro apoyo decidido a los diálogos de paz de La Habana; he aquí la necesidad de convocar y organizar a todo el pueblo colombiano en defensa de los acuerdos que de los mencionados diálogos dimanen. La Paz que aheleamos, no será la gratuita concesión de la burguesía criolla o del imperio norteamericano; la paz que anhelamos, será el producto de la organización colectiva de la gran mayoría de los sectores que integran la sociedad colombiana. Como bien lo apuntó el Che Guevara: “Sueña y serás libre en espíritu, lucha y serás libre en vida”. Otro aspecto que deberá estar intrínsecamente ligado a nuestra lucha por la paz con justicia social, es el que hace referencia a los mecanismos de refrendación de los acuerdos derivados de los diálogos de paz de La Habana. Estamos convencidos, que la convocatoria a una Nueva Asamblea Nacional Constituyente, es la única garantía política y jurídica existente, para iniciar el complejo proceso de construcción de la paz estable y duradera. Ningún otro mecanismo, llámese referendo, consulta popular o plebiscito, ofrece las garantías mínimas necesarias para tal propósito. Queda claro que los colombianos necesitamos un nuevo Contrato Social, una nueva Carta Magna, y que ésta solo podrá ser decretada, sancionada y promulgada por el pueblo colombiano, en ejercicio de su poder soberano, a través de sus delegatarios a una Nueva Asamblea Nacional Constituyente. Por las anteriores consideraciones, la Unión Patriótica del Quindío, convoca a todos los quindianos, a conformar un Frente Amplio por la Paz Democrática con Justicia Social para Colombia. Un Frente Amplio, en el que las nuevas generaciones de mujeres y hombres de nuestra región, puedan fortalecer un proyecto unitario-programático, que logre sacar al Departamento del Quindío del marasmo histórico, de la mediocridad y la corrupción política, del clientelismo, y de la hipotética narcoparamilitarización de la administración pública, en que se encuentra. Si de dinamizar la economía se trata, los quidianos debemos tener claro que la vocación económica de este Departamento, es netamente agrícola. Las llamadas zonas de reserva campesina, constituyen una herramienta fundamental para el desarrollo progresivo de la economía agrícola, y para la preservación de nuestros recursos naturales. “Es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar, en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”. José Martí. Armenia, 25 de noviembre de 2013. Junta Patriótica de la UP Quindío.
Posted on: Thu, 05 Dec 2013 01:48:48 +0000

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