LODEBAR: "LA TIERRA DEL NUNCA JAMÁS" (2 SAMUEL 4:4,9) Los - TopicsExpress



          

LODEBAR: "LA TIERRA DEL NUNCA JAMÁS" (2 SAMUEL 4:4,9) Los filisteos reunieron sus fuerzas y acamparon en Sunem, al norte de los israelitas, en el extremo sur del valle de Jezreel. El ejército de Israel con Saúl a la cabeza acampó en Gilboa. Las tropas adversarias se acercaban la una a la otra. Los filisteos concentraron todas sus fuerzas en Afec, Israel acampó junto a la fuente de Jezreel. El ambiente era aterrador, el enfrentamiento, inminente. La batalla fue sangrienta; el desenlace, fatal. Israel había sido derrotado. Despavoridos, vencidos, humillados; huyeron los israelitas, cayendo muertos gran número de ellos y muchos otros gravemente heridos en el Monte de Gilboa. Los filisteos siguieron de cerca de Saúl (rey de Israel) y a sus hijos, dando muerte a tres de ellos: Jonatán (príncipe heredero), Abinadab y Malquisúa. Saúl, viéndose mal herido, prefirió clavarse su propia espada antes que caer en manos del ejército enemigo. Al ver la retirada y la muerte de su rey y de sus príncipes, los israelitas que vivían en el valle y al otro lado del Jordán, abandonaron sus ciudades y huyeron; siendo éstas tomadas por los filisteos. Es así que, llegando de Jezreel la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán y de la derrota de las tropas hebreas; la mujer que Jonatán, príncipe y heredero al trono, dejó como nodriza a su pequeño hijo, que a la sazón tenía sólo cinco años cuando estos tristes acontecimientos sucedieron; tomó al niño y corrió como nunca antes lo había hecho, con tan mala fortuna que, mientras huía apresuradamente, se le cayó el niño, Mefi-boset. Llegaron ambos –la mujer y el niño- a Lodebar, al este del Jordán, en territorio de Manasés. Creció Mefi-boset en Lodebar, oculto; debiendo ser el sucesor al trono, por ser nieto del rey e hijo del príncipe heredero. Sin embargo, vivía oculto y, para colmo de males, liciado de ambos pies. Allí refugiado en Lodebar, que significa tierra árida, hostil, seca y no apta para pastorear, ciudad a donde lo llevaron al huir, su vida cambio drásticamente. Su nombre paso de ser Merit-baal que significa el que se opone, contradice o adversa a baal (baal era considerado un dios falso), a llamarse Mefi-boset que quiere decir el que esparce vergüenza. Olvidado en una ciudad extranjera sus días transcurrían en medio de todo su dolor, de todas sus pérdidas y con toda su vergüenza. Lodebar era para él “La Tierra del Nunca Jamás” a sus sueños, ilusiones, anhelos; era la tierra de su desdicha y de sus frustraciones, viendo como los demás podían disfrutar de caminar, correr, saltar; de poder ir de una ciudad a otra sin miedo de ser capturado y ejecutado en cualquier momento. Era, como una de las acepciones de su nombre “sembrador de vergüenza”. Mefi-boset vivió sin fe, sin esperanza, sin Dios. LODEBAR, significa tierra árida, hostil y seca, donde no crece el pasto, ni produce fruto la tierra. Un lugar inhóspito donde se refugiaban los endeudados, los despojados, los perseguidos, los abusados, los golpeados por la vida; que cayeron en desgracia porque alguien en algún descuido los dejó caer. Amigo(a) y hermano(a): LO-DEBAR también significa no-palabras, no-comunicación, porque el dolor nos lleva al silencio, el sufrimiento al temor, a la inseguridad, y a la desconfianza de nosotros y de los demás. Así nos refugiamos en Lo-debar, quedando sin palabras, sin comunicación. MEFIBOSET representa a muchos de nosotros, que heredamos falencias, injusticias y enfermedades por errores, vicios, o irresponsabilidades de quienes n os antecedieron. Pero ahora reinaba en Israel otro rey, David, varón conforme al corazón de Dios (Hechos 13:22) que debido a un pacto de amor hecho con Jonatán (1 Samuel 20:14-17) buscaba a los descendientes de éste para obrar con ellos misericordiosamente. En su ciudad de origen sin que él lo pudiese imaginar, su supuesto enemigo, quien ni siquiera le había visto alguna vez a su cara, estaba interesado en ayudarle. En su afán de encontrarle, envía a llamar a uno de los siervos de su difunto enemigo para preguntarle si había algún descendiente de este aun con vida. Aquel siervo le contesta que si, que hay uno pero que esta lisiado –como queriendo despreciarle-. El buen hombre, le envía llamar. No podría imaginar las ideas que rondaban la mente de Mefi-bozet aquel estresante día. Analicemos que aunque por fuera, lisiado y olvidado; Mefi-boset era el hijo de un Rey, el era un príncipe al igual que tu y yo, somos hijos de un Rey. Dice la Palabra “Mía es la plata y mío es el oro”. Te pregunto: Cuantas veces te han sentido miserable, lisiado, olvidado, impotente y pobre?. Mefi-boset fue llevado a una tierra de asolación y miseria. De alguna manera en mayor o menor grado nosotros también somos llevados muchas veces a esos inhóspitos lugares al igual que a este hombre, para hacernos sentir poco, indignos y despreciados. Mefi-boset fue tomado por la culpa, la vergüenza, el dolor, los recuerdos negativos… fue condenado por su propia alma a vivir atado a un pasado que no era suyo. No te suena familiar esto?. En Filipenses 3.14 Pablo dijo “olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios”. El rey es informado por un antiguo criado de Saúl llamado Siba, que un hijo de Jonatán (Mefi-boset) vivía. David, manda traer a Mefi-boset de Lodebar encontrádose cara a cara con el rey. Los resultados de este encuentro son sumamente impactantes: - Quitó el temor de Mefi-boset, junto al rey estaba seguro. - Le devolvieron las posesiones de Saúl. - Comer en la mesa del rey. - Era tratado como hijo del rey (adopción). El mundo de Mefi-boset de ser lleno de congojas y desilusiones, vino a ser un mundo de esperanza, tomando su nombre un nuevo significado “el que destruye la vergüenza”. tal vez ahora mismo Ud. Se encuentre dentro de la geografía espiritual de nuestro mundo interior en Lodebar. Sumido en tristezas, con sus sueños rotos, pensando, debería ser tal o cual cosa, o tener tales cosas; oculto como Mefi-boset, lisiado de los pies espirituales que son la mente y el corazón, con el alma herida, con ganas de paz (con una paz que no es paz), con planes y metas que ahora más que nunca parecen inalcanzables. Gracias a Dios, existe un Rey del linaje de David (Hechos 2:29-30; 13:22-23) que de acuerdo a un Pacto de Amor, un Nuevo Pacto, sellado con su sangre (Hebreos 9:14-15), busca a quiénes hacer misericordias, a compartir su mesa con todo aquel que desee salir de Lodebar y abra voluntariamente la puerta ante su llamado (Apocalipsis 3:20) Su nombre es Jesús de Nazareth. Él es el único que puede sacarlo de “La Tierra del Nunca Jamás”, quitarle el temor, darle seguridad, devolverle lo que el diablo le robó (Juan 10:10). Desea sentarlo a compartir su mesa en un ambiente de comunión. Jesús hará que así como Mefi-boset su nombre adquiera un nuevo significado. No sea causa de vergüenza, destrúyala y conviértase en un Hijo de Dios. Atrévase a tener un encuentro personal con Él. La historia de Mefi-boset, podría ser tu historia… No olvides que Dios quiere que termines tus días con propósito, en paz, con alegría y lleno de bendiciones al lado de la gente que amas. El quiere sacarte de Lodebar, para llevarte a Jerusalén. Tu posición está en Cristo el REY, en el palacio del Rey, sentado en lugares celestiales, bendecido con toda bendición, como príncipe y heredero de todos sus dones, bienes y beneficios, disfrutando de su perdón, de su consuelo y salvación. El Rey restituirá en tu vida TODO lo que el diablo y la vida te robó, desde el día en que te dejaron caer, y su bendición alcanzará tu casa y toda tu descendencia.
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 04:27:37 +0000

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