LOS CHICOS SUPERDOTADOS, UN DILEMA PARA LOS DOCENTES Y LOS PADRES - TopicsExpress



          

LOS CHICOS SUPERDOTADOS, UN DILEMA PARA LOS DOCENTES Y LOS PADRES Tienen un coeficiente intelectual muy superior al promedio. Y les cuesta la adaptación Ellos se sienten raros y los demás, los miran raro. Dicen los científicos que a los superdotados, la mente brillante les cae por la genética de la madre y sólo representan el 2 por ciento de la población. Pueden pasar por la vida sin pena ni gloria o pueden, por ejemplo, desarrollar la teoría de la relatividad. Todo dependerá de las circunstancias que los rodeen, de los padres que les toquen y de que logren encajar en el mundo de los medianamente dotados: la mayoría. Esto es lo que más les cuesta. LUCAS “MENTE BRILLANTE” -Señora, fíjese qué puede hacer, porque su hijo es especial- le dijo el chofer del micro escolar a Mónica, mamá de Lucas Müller, que entonces tenía 5 años, mientras lo bajaba de la combi en su casa de Presidente Perón. En los 40 minutos que duró el viaje, los chicos más grandes le habían preguntado a Lucas la raíz cuadrada de decenas de números. El pequeño había respondido a cada uno de los inquisidores en segundos. Con la calculadora, los grandes comprobaban. Por más que intentaran complicársela con cifras abultadas, el chico, como iluminado, decía el resultado correcto con el pintor de sala verde puesto. “En la primaria también, los más grandes me volvían loco para que les sacara cálculos de matemáticas”, recuerda Lucas que hoy, a los 17, acaba de terminar el CBC para ingresar a Medicina en la UBA. La madre muestra con orgullo siete certificados de sus cursos online, avalados por las universidades de Stanford, Pennsilvania y la plataforma Udacity. Ahora, cada vez que va a lo de un amigo, le molesta que aparezca un tío o un hermano curiosos a dispararle cálculos, como si él fuera una atracción de circo. “A veces no tengo ganas”, confiesa tímido. Lucas ya anda con la pubertad a cuestas, y prefiere que su cociente intelectual pase desapercibido. Delgado, pelo crespo, ojos grandes de chico bueno, lleva hace unos días “El Proceso” de Kafka en la mochila, para no aburrirse en el colectivo. Ser genio trae ventajas. “Es como poner la vida en fácil”, define este adolescente que jamás estudió ni tuvo en cuenta la fecha de los exámenes de matemáticas. Para él, eran un hobby. Pero también ser genio trae, uf, desventajas. A los 6, la señorita Felicia, titular de primer grado de la escuela Quinquela Martín de Presidente Perón, increpó a su mamá: - ¿Por qué le hace esto a su hijo? ¿Por qué le enseña cosas que no son para su edad? ¿No se da cuenta que en el aula se aburre? Para él, todo es pan comido. - Felicia usted no entiende: Lucas aprende solo- se defendió la madre. En ese momento, como un haz de luz en medio de la confusión general, entró en escena la psicopedagoga de la escuela, Liliana Muñoz, quien puso en negro sobre blanco lo que pasaba: el chico era (y es) demasiado inteligente. Le hicieron varios test en la organización CreaIdea y Mensa, un organismo fundado en Oxford hace 67 años para detectar superdotados. Logró un puntaje de 153, unos puntos por debajo de Albert Einstein. Recuerde el nombre, por si acaso lo ve en los periódicos en un futuro cercano: LUCAS MÜLLER.
Posted on: Sat, 10 Aug 2013 09:55:16 +0000

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