La acción de hacer discípulos de Jesús no consiste en impartir conocimiento intelectual de la palabra, sino en lograr una vida transformada. Consta de dos partes que corresponde hacer a los ministros: Bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñarles que guarden todas las cosas que Él ha mandado. La primera parte digamos que se cumple, pero la segunda muy escasamente, pues en las iglesias se enseñan muchas cosas; mas sin embargo una persona puede pasar años y años asistiendo a la congregación, sin que aprenda a vivir como Jesús manda, porque no se le enseña. De esta manera, las naciones se constituyen en discípulos de los ministros; pero no de Jesús. Cuando las ovejas hayan sido transformadas en discípulos que por permanecer en SU palabra, han conocido la verdad –no de una manera intelectual, sino vivencial- (Juan 8.31-32), entonces Jesucristo hará la otra parte: Hacerlos verdaderamente libres (Juan 8.36, Romanos 6.6, 11, 12, 17, 18, 22; 7.24, 8.2-1), para que ya no pequen (1ª. de Juan 3.6).
Posted on: Wed, 26 Jun 2013 12:43:44 +0000
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