La isla Amchitka está situada a medio camino del gran arco de - TopicsExpress



          

La isla Amchitka está situada a medio camino del gran arco de las Islas Aleutianas de Alaska, a menos de 1.500 kilómetros a través del Mar de Bering de la costa de Rusia. Amchitka un paisaje esponjoso de tundra marítima, es una de las más septentrionales de las Aleutianas. El clima relativamente templado de la isla la ha convertido en uno de los santuarios avícolas más valiosos del Ártico, un punto de tránsito crítico para más de 100 especies migratorias, así como el hogar de morsas, nutrias de mar y leones marinos. Frente a la costa de Amchitka hay una próspera pesquería de salmones, carboneros, merluzas y halibuts. Todos estos valores fueron reconocidos hace tiempo. En 1913, Amchitka fue designada como un refugio nacional de flora y fauna por el presidente William Howard Taft. Pero esas maravillas ecológicas fueron dejadas de lado a principios de los años sesenta, cuando el Pentágono y la Comisión de Energía Atómica (AEC), salieron a buscar un nuevo sitio donde hacer estallar bombas H. Hace cuatro décadas, Amchitka fue el lugar de tres grandes tests nucleares subterráneos, incluyendo la más poderosa explosión nuclear jamás detonada por EE.UU. Las réplicas de esas explosiones todavía se sienten. A pesar de afirmaciones de la AEC y del Pentágono de que los sitios de los tests contendrían con seguridad la radiación liberada por las explosiones durante miles de años, investigación independiente de Greenpeace y documentos recientemente publicados por el Departamento de Energía (DOE) muestran que los tests de Amchitka comenzaron a filtrar casi de inmediato. Elementos altamente radiactivos y gases como tritio, americio-241 y plutonio, salieron de los pozos de ensayo colapsados, se mezclaron con el agua subterránea y encontraron su camino hacia estanques, riachuelos y el Mar de Bering. Al mismo tiempo, miles de jornaleros de Amchitka y aleutas que vivían en islas cercanas fueron puestos en peligro. Docenas han muerto de cánceres vinculados a la radiación. La reacción del gobierno federal ante esos resultados inquietantes ha sido casi tan penosa como las circunstancias que rodeaban los propios ensayos: un modelo consistente de indiferencia, negación y encubrimiento se mantiene hasta la actualidad. Hubo varios factores tras la selección de Amchitka como lugar de pruebas. Es seguro que uno de ellos fue la proximidad de la Unión Soviética. Se quería que esas explosiones enviaran un mensaje. Por cierto, los ensayos fueron diseñados para calibrar el rendimiento del misil antibalístico Spartan, construido para eliminar el arsenal nuclear soviético. Públicamente, sin embargo, la justificación presentada por la AEC y el Departamento de Defensa fue simplemente que Amchitka era un terreno de pruebas remoto, y por lo tanto seguro. “El sitio fue seleccionado, y subrayo este punto, por la probabilidad virtualmente nula de algún daño”, afirmó James Schlesinger, entonces presidente de la AEC. Lo que pasaron por alto Schlesinger y sus secuaces fue la notable cultura de los aleutas. Amchitka podrá haber sido remota de EE.UU. continental, pero durante casi 10.000 años había sido el hogar de los aleutas. Por cierto, los antropólogos creen que las islas alrededor de Amchitka podrían constituir el área más antigua continuamente habitada en Norteamérica. Los aleutas abandonaron Amchitka en los años ochenta del Siglo XIX después que comerciantes en pieles eliminaron la población de nutrias de mar, pero siguieron habitando islas cercanas y dependían de las aguas cercanas a Amchitka para subsistir. Los aleutas plantearon enérgicas objeciones a los ensayos, señalando el riesgo de filtraciones de radiación, terremotos y tsunamis que podrían arrollas las aldeas costeras. Esas preocupaciones nunca fueron consideradas por el gobierno federal. De hecho, los aleutas nunca fueron consultados en ningún sentido respecto a los posibles peligros. En 1965, se hizo estallar una bomba de 80 kilotones en el ensayo Long Shot. El test, que costó 10 millones de dólares y fue el primero supervisado por el Pentágono y no por la AEC, fue realmente una prueba para ensayos de mayor envergadura. Pero por pequeño que haya sido, hubo problemas de inmediato. A pesar de afirmaciones del Pentágono de que el lugar del ensayo no filtraría, tritio radiactivo y krypton-85 comenzaron a penetrar los lagos de agua dulce casi instantáneamente. Pero la evidencia de radiactividad, recolectada por científicos del Departamento de Defensa solo tres meses después del ensayo, fue mantenida secreta durante cinco años. El sitio de la bomba sigue desparramando toxinas en el entorno. En 1993, investigadores de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EE.UU. detectaron altos niveles de tritio en muestras de agua subterránea recogidas cerca del lugar del ensayo. La contaminación de Long Shot no disuadió a los encargados de los tests de bombas del Pentágono. En 1969, la AEC perforó un hoyo de una profundidad de 1.219 metros en la roca de Amchitka y realizó el test nuclear Milrow. La explosión de un megatón fue 10 veces más poderosas que Long Shot. La AEC habló de un “test de calibración” hecho para ver si Amchitka podría resistir un ensayo mucho mayor. La evidencia debiera haberla convencido de su peligrosa insensatez. La explosión provocó una cadena de pequeños temblores y varios masivos derrumbes; lanzó agua de estanques, ríos y lagos a más de 15 metros de altura; y, según informes del gobierno, “convirtió el mar circundante en espuma”. Un año después, la AEC y el Pentágono anunciaron sus planes para el test nuclear Cannikin. Con cinco megatones, Cannikin iba a ser la mayor explosión nuclear subterránea jamás realizada por EE.UU. La explosión sería 385 veces más poderosa que la bomba lanzada sobre Hiroshima. Cannikin se convirtió en un punto de acción común de grupos nativos, activistas contra la guerra y contra las bombas nucleares, y el naciente movimiento ecologista. Por cierto, la oposición a Cannikin por los verdes canadienses y estadounidenses, que trataron de perturbar el test acercándose en botes cerca de la isla, significó el nacimiento de Greenpeace. Se presentó una demanda ante un tribunal federal, con la acusación de que el test violaba el Tratado de Limitación de los Tests y la recientemente promulgada Ley de Política Medioambiental Nacional. En una decisión de 4 contra 3, la Corte Suprema se negó a detener el ensayo. Lo que la Corte no sabía, sin embargo, era que seis agencias federales, incluyendo los departamentos de Estado e Interior, y la incipiente EPA, habían presentado serias objeciones al test Cannikin, que iban desde preocupaciones medioambientales y sanitarias a problemas legales y diplomáticos. Nixon emitió una orden ejecutiva para impedir que se publicaran los comentarios. Estos documentos, conocidos como los Papeles Cannikin, llegaron a simbolizar el continuo modelo de secreto y encubrimiento que fue típico para el programa de ensayos nucleares de la nación. A pesar de ello, la AEC y el Pentágono hicieron detonar la bomba Cannikin cinco horas después que el dictamen fue dado a conocer el 6 de noviembre de 1971. En un esfuerzo por calmar la creciente oposición pública, el jefe de la AEC, Schlesinger, descartó a los manifestantes ecológicos y a los aleutas como fatalistas, y llevó consigo a su familia para contemplar el test. “Es divertido para los chicos y mi esposa está feliz de salir de casa por un rato”, dijo sarcásticamente. Mientras los Schlesinger lo presenciaban, la bomba Cannikin, un artefacto de 91 metros de largo implantado en un agujero de una profundidad de 1,6 km bajo el lago Cannikin, estalló con la fuerza de un terremoto registrando 7.0 en la Escala de Richter. El choque de la explosión causó un cráter de subsidencia de 1,6 km de ancho, y 18 metros de profundidad en el terreno sobre el lugar del test y provocó masivas caídas de rocas. El daño ecológico inmediato de la explosión fue inmenso. Cerca de 1.000 nutrias de mar, una especie cazada otrora hasta la casi extinción, fueron muertas con sus cráneos aplastados por las ondas de choque de la explosión. Otros mamíferos marinos murieron cuando sus ojos fueron expulsados de sus cavidades o sus pulmones rotos. También perecieron miles de pájaros, con sus columnas vertebrales partidas en dos y sus piernas atravesando sus cuerpos. (Ni el Pentágono ni el Servicio de Peces y Flora y Fauna han estudiado alguna vez las consecuencias ecológicas a largo plazo de las explosiones de Amchitka.) Lo más preocupante fue que un gran volumen de agua del White Alice Creek desapareció después de la explosión. La desaparición del riachuelo fue más que una señal del horrible poder de Cannikin. También fue una indicación de que el proyecto había fracasado terriblemente; la explosión rompió la corteza de la tierra, hundiendo el riachuelo en un nuevo acuífero, un acuífero radiactivo. En los meses después de la explosión, se tomaron muestras de sangre y orina de los aleutas residentes en la aldea de Adak, una isla cercana. Se comprobó que las muestras tenían niveles anormalmente elevados de tritio y cesio-137, ambos conocidos como cancerígenos. A pesar de esos resultados alarmantes, los federales nunca volvieron a Adak para realizar estudios médicos de seguimiento. Los aleutas, que continúan su vida marítima, son particularmente vulnerables a los peces y mamíferos marinos contaminados con radiación, y la radiación que podría propagarse por el Mar de Bering, las plantas y el hielo flotante. Pero los aleutas no fueron los únicos en ser expuestos a la ira radiactiva de Cannikin. Más de 1.500 trabajadores que ayudaron a construir las instalaciones para los ensayos, que operaron los tests de las bombas y limpiaron posteriormente, también corrieron riesgo. La AEC nunca realizó estudios médicos de alguno de estos jornaleros. Cuando el Consejo de Jornaleros del Distrito de Alaska de AFL-CIO, comenzó a considerar el tema a principios de los años noventa, el DOE afirmó que ninguno de los trabajadores había sido expuesto a radiación. Más tarde se vio obligado a admitir que se habían perdido los registros de exposición y las placas de dosímetro. En 1996, dos investigadores de Greenpeace, Pam Miller, y Norm Buske, volvieron a Amchitka. Buske, un físico, recolectó muestras de aguas y de plantas de diversos lugares en la isla. A pesar de afirmaciones del DOE de que la radiación sería contenida, las muestras tomadas por Buske revelaron la presencia de plutonio y de americio-241 en plantas de agua dulce al borde del Mar de Bering. En otras palabras, Cannikin sigue filtrando. Ambos elementos radiactivos son extremadamente tóxicos y tienen vidas medias de cientos de años. En parte gracias al informe emitido por Miller y Buske, se prestó un nuevo sentido de urgencia a las afirmaciones de jornaleros que dijeron que se habían enfermado después de trabajar en la instalación nuclear de Amchitka. En 1998, el sindicato pidió un estudio por Rosalie Bertell, ex consultora de la Comisión Reguladora Nuclear (que reemplazó a la AEC). Bertell estableció que cientos de trabajadores de Amchitka fueron expuestos a radiación ionizante a cinco veces el nivel reconocido como peligroso en esos días. Sin embargo, la investigación es complicada por el hecho de que muchos de los archivos de la explosión de Amchitka siguen estando clasificados y otros simplemente fueron descartados. “La pérdida de registros de exposición de los trabajadores, o el hecho de que no se conserven esos registros, es algo inexcusable”, dice Bertell. Uno de los impulsores detrás del esfuerzo de lograr justicia para los trabajadores de Amchitka y los aleutas es Beverley Aleck. Su esposo Nick ayudó a perforar el foso de 1,6 km para el test Cannikin; cuatro años después murió de leucemia mielógena, un tipo de cáncer asociado con la exposición a la radiación. Aleck, una aleuta, ha mantenido una batalla de años de duración con el DOE por la apertura de los registros y el comienzo de un programa de control de salud para los trabajadores de Amchitka. Estudios de salud de los trabajadores de Amchitka han languidecido sin financiamiento durante más de cuatro décadas. ¿Obtendrán algún día justicia las víctimas de las explosiones de Amchitka? No contéis con eso. Para comenzar los trabajadores aleutas y de Amchitka son específicamente excluidos del recibo de ayuda médica, prestaciones por muerte o compensación financiera por la Ley de Compensación por la Exposición a la Radiación. Existe una acción para corregir ese agujero legal, pero incluso eso no significaría que los trabajadores y los aleutas sean tratados con justicia. El DOE ha tratado repetidamente de rechazar otros casos sea echando por la borda el vínculo entre exposición a la radiación y cáncer o, cuando eso no da resultado, invocando una doctrina de “soberanía” que afirma que la agencia es inmune a procesos civiles. El doctor Paul Seligman, ex vicesecretario adjunto de la Oficina de Salud del DOE, lo descarta como el precio de la Guerra Fría. “Se trata de operaciones peligrosas”, dice Seligman. “Los peligros son bien comprendidos, pero las prioridades en la época eran la producción de armas y la defensa de la nación”. En días en los que la prensa dominante y políticos republicanos se lamentan por baja seguridad en instalaciones de armas nucleares y espionaje chino, una traición más peligrosa de la confianza es que se oculten al público estadounidenses los datos de los ensayos. China podrá utilizar los secretos de Los Alamos para actualizar su ínfimo arsenal nuclear, pero las explosiones de Amchitka ya han puesto en peligro un próspero ecosistema marino y causado docenas de cánceres letales. El continuo encubrimiento y manipulación de la información por el DOE no solo niega justicia a las víctimas de Amchitka, sino indica que los que viven cerca de otras instalaciones del DOE pueden correr un gran riesgo. “La administración del complejo de armas nucleares de EE.UU. por el DOE es de la vieja escuela en la cual se ocultan las malas noticias”, dice Pamela Miller, actual directora ejecutiva de la Acción Comunitaria sobre Tóxicos de Alaska. “Esto está en conflicto con una sana administración de riesgos y hace que todo el sistema sea inherentemente arriesgado. La amenaza abrumadora es una catástrofe imprevista.”
Posted on: Mon, 30 Sep 2013 05:10:12 +0000

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