Los himnos nacionales mueven nuestros sentimientos hacia el patriotismo. Para ello no tienen que ser ejecutados por una gran banda musical o entonados por una gran multitud, aunque un buen acompañamiento musical realmente ayuda.Las palabras de un himno nacional ensalzan el país y nos recuerdan de su grandeza. No es normal que un himno nacional cuente los fracasos de un país, pues eso podría ser contraproducente, sin embargo, el Salmo 78 hace justamente eso. Aún peor, los fracasos de Israel figuran en el marco de los actos maravillosos de Dios para liberarlos una y otra vez. Después de la travesía por el Mar Rojo y el milagro del agua de la roca, Israel pecó al quejarse de la comida. Cuando Dios les dio el maná, pidieron carne. Cuando les dio carne de codorniz, se hartaron hasta que enfermaron. Pero Dios fue misericordioso y los perdonó muchas veces.Este salmo es realmente un himno nacional del rechazo del Norte de Israel y la selección de Judá. El compositor, sin embargo, no anticipó el eventual rechazo de Judá. Nunca debemos estar orgullosos de ser los elegidos de Dios, pues ser una nación escogida y ser parte de la iglesia remanente depende de nuestra fidelidad. Dios no nos abandona. Somos nosotros los que lo abandonamos.Gordon Christo Secretario de la Iglesia Adventista del Séptimo Díaen la División del Sur de Asia
Posted on: Thu, 24 Oct 2013 21:36:04 +0000
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